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La Vida Inútil De Pito Pérez Vista Desde La Lectura De José Félix Zavala


Enviado por   •  11 de Diciembre de 2013  •  3.072 Palabras (13 Páginas)  •  483 Visitas

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J. Rubén Romero y Pito Pérez, La Vida Inútil.

!Cómo me da lástima el Diablo!

José Rubén Romero nació en Cotija, Michoacán en 1890. En Ario de Rosales, Luis Murguía Guillén, al darse cuenta de las tendencias literarias de José Rubén Romero, lo invitó a fundar un periódico, el que se llamó Iris y en el que se publicaron los primeros poemas de Romero, sin embargo, éstos no fueron reconocidos por el autor, después de que Murguía hizo las “correcciones convenientes.

- ¿Y de quién se escondía usted, señor Pérez?

- De usted, señor Prefecto, a quien no tenía el gusto de conocer, porque no me place la amistad con las autoridades, ni del ramo civil, ni del eclesiástico. Todos ofrecen castigarme en esta y en la otra vida y ninguna me brinda un pedazo de pan.

Su rica y fresca prosa quedó plasmada en su obra literaria: Desbandada, El pueblo inocente; Mi caballo, mi perro y mi rifle, La vida inútil de Pito Pérez, la más conocida y Rosenda

La vida inútil de Pito Pérez ya ha sido llevada al cine en dos ocasiones, siendo los protagonistas Manuel Medel e Ignacio López Tarso, respectivamente. Rosenda, fue protagonizada en el cine por Rita Macedo.

Los poemas de José Rubén siguieron apareciendo, lo que fue motivo de admiración y presunción de sus amigos, así como también, ser distinguido con el nombramiento de socio de un grupo literario de Morelia.

Para José Rubén Romero la distinción de que había sido objeto le llenó de gran satisfacción y lo menos que podía hacer era ir a Morelia, para conocer al presidente y demás socios del círculo literario.

El escritor en ciernes, tropezó con algunos obstáculos para ir a Morelia; el permiso de su papá y el dinero para el viaje.

No le fue fácil obtener el permiso y dinero paternos, pero finalmente emprendió el tan ansiado viaje: largas jornadas a caballo, para después abordar el tren rumbo a Morelia.

En el equipaje, Rubén Romero llevaba un traje color uva porque, según él, debía presentarse con toda propiedad a la recepción que le tendrían preparada; además, llevaba varios discursos muy pulidos para leer en el momento cumbre del evento.

Cuando José Rubén llegó al lugar de la cita, en el Ateneo, ¡OH sorpresa!, la sede del círculo literario era un tendejón y su presidente un joven desaliñado, común y corriente.

Encaramado sobre el cajón de maíz, Rubén Romero dijo varios de sus poemas, los que fueron acogidos con aplausos de entusiasmo por los poetas michoacanos, Alfredo Iturbide, Fidel Silva y Donato Arenas López.

Agua de las verdes matas

Tú me tumbas,

Tú me matas

Y me haces andar a gatas

Siendo prefecto su padre, José Rubén lo acompañaba en sus giras de trabajo y, particularmente en una de ellas, se entusiasmó mucho porque conocería el mar, sin embargo su imaginación superó a la realidad y retornó totalmente desilusionado.

La cesantía del padre, por meter en prisión a ladrones influyentes, condujo a la familia Romero a Sahuayo, lugar donde el joven poeta publicaría su libro Fantasía, libro del que no existe ejemplar alguno.

Al sobrevenir la revolución, sigue los pasos de su padre, persona prudente, incorruptible y honrada a carta cabal, y se une al maderismo.

El joven Romero sueña con ser un héroe, un caudillo, un general invencible pero la realidad es otra: pocos enfrentamientos por la simple razón de que el movimiento revolucionario es tan auténtico y legítimo que las tropas enemigas, con frecuencia se convierten en revolucionarias.

A Romero se le encomendó una misión en la que sí tenía que enfrentar riesgos: investigar si en Pátzcuaro el subprefecto de distrito, Salvador Escalante, contaba con partidarios o enemigos.

Para cumplir con dicha encomienda, José Rubén, se disfraza, espía, usa nombres falsos, esquiva a los posibles delatores, etc., y descubre que la gente es partidaria de Escalante.

Con el triunfo del movimiento maderista, José Rubén Romero fue nombrado receptor de rentas de Santa Clara del Cobre, sin embargo, con la usurpación de Huerta, los maderistas, entre ellos Romero, sufrieron una severa persecución en todos los rincones de la república.

Dicha persecución obligó al receptor de rentas a huir hacia la ciudad de México, donde, si bien fue cierto que pasaba inadvertido, también hubo de sufrir la soledad, el hambre y la miseria que lo decidió regresar a Michoacán.

“…el prestigiado poeta” y entonces responde: “Sí, soy yo, a sus órdenes.”, sintiendo que es reconocido y apreciado.

El acompañante casual, le ayuda con el equipaje hasta la puerta de su casa demostrando gran satisfacción por haberle podido ser útil.

Ese mismo acompañante, regresó aproximadamente dos horas después, pero con una escolta de soldados para llevarlo al paredón de fusilamiento.

Con el indulto en la mano, llegó el padre de José Rubén, cuando éste estaba a punto de ser fusilado.

De su participación en la revolución José Rubén Romero escribió: “Yo soy feliz. Tres cosas me ha dejado la Revolución. Tres cosas grandes, nobles, buenas: el zaino que relincha en la cuadra; el rifle, que vela mi sueño junto a la cabecera de mi cama, y un sobretodo nuevo, café, que sustituye a mi vieja tilma roja.”.

José Rubén Romero ocupó varios puestos oficiales, entre ellos: Srio. particular del gobernador de Michoacán, Pascual Ortiz Rubio; Inspector General de Comunicaciones, Encargado del Depto. de Publicidad de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Rector interino de la Universidad de Michoacán, Cónsul General de Barcelona, Director del Registro Civil del D. F. Etc.

“Una vez, al calor de las copas, que era el clima más propicio para Pito Pérez, se organizó una timba, y Pito, por no dejar de beber de gorra, quedóse en ella como un simple mirón de la partida. Pero algún chivato dio el soplo a la policía, que se presentó de improviso y cargó con todos y con todo, como suele suceder, inclusive con Pito Pérez, a quien importábale un remoquete igual al suyo el ir a la cárcel.

Pito Pérez ha sido llevado a la pantalla grande. En el cine mexicano ha sido interpretado por Manuel Medel (La vida inútil de Pito Pérez y Pito Pérez se va de bracero), Ignacio López Tarso (La vida inútil de Pito Pérez) y por el polifacético Germán Valdez, Tin-Tan (Las aventuras de Pito Pérez).

Pito Pérez, el personaje en un último lance de su filosofía, al despedirse de este mundo, lega en su testamento:

…Para los ricos, sedientos de oro, la mierda que fue mi vida.

Para los pobres, por cobardes, mi desprecio, porque no se alzan y lo toman todo en un arranque de suprema justicia

¡Miserables esclavos de una iglesia que les predica

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