La novela 1984: El Gran Hermano te vigila, Sonría, lo estamos grabando

El Gran Hermano te vigila, Sonría, lo estamos grabando.

Hoy en 2011 la vida de las personas no gira tan diferente a lo que George Orwell escribió en su novela 1984, en donde el autor visualizó un mundo 30 años más adelante desde la fecha original de su publicación. La presencia del “Gran Hermano“ lo marca como agente de todo amor y respeto, además de ser cerebro y líder de un gobierno totalitario que controla todo a través de un aparato que denominan telepantalla , donde los eslogan que más se repiten son las Guerra es la paz, la libertad es la esclavitud y la ignorancia es la fuerza. Esta está presente en todo rincón y son los ojos del Gran Hermano hasta en el baño y, es el medio por el cual los agentes del partido vigilan a los habitantes y dan las instrucciones para el diario vivir.

En la actualidad vivimos en la sociedad de la tecnología y las redes sociales así como en 1984 de Orwell, pero nos preguntamos: ¿existe el Gran Hermano? La repuesta a esta pregunta es simple y los que somos usuarios de un celular, computador o simplemente un cajero automático somos vigilados por los ojos de alguien que no sabemos quien realmente es. No lo sabemos al igual que Winston, protagonista de la novela, pero sí tenemos claro que hay alguien detrás.

La tecnología ayuda básicamente a los más poderosos a saber qué compramos, cuánto llamamos, a quién llamamos, cuánto gastamos y cómo lo pagamos. Eso no es nada si es que no nos damos cuenta que cada vez que ingresamos a Internet dejamos una huella de nuestros pasos por el registro de nuestra dirección I.P. las pantallas de hoy, la que sea, en cada una de ellas existe El Gran Hermano.

La policia del pensamiento existe detrás del Gran hermano actual, cada pantalla que en la novela estaba presente en un rincón hoy nos damos cuenta que tenemos el doble de elementos porque los encontramos en los televisores en mini estéreo, reproductor de mp4 y celular por nombrar algunos, pero a diferencia del libro estas pantallas son portátiles lo que hace que las necesitemos siempre.

Cabe preguntarse ¿Por qué somos vigilados? ¿Por qué nos llegan promociones de créditos de bancos a los cuales nunca nos hemos acercado? ¿Por qué llegan a nuestro e-mail ofertas de tiendas comerciales en las que no tenemos créditos? La respuesta es obvia, ya que somos vigilados, a lo mejor no en todo momento, pero vamos dejando registro de nuestras acciones a diario, dejando una huella digital. Información que nosotros al firmar un contrato con una tienda comercial o simplemente en una red social al ingresar a una aplicación no entrega un mensaje que dice claramente si damos autorización para ingresar a nuestros datos

La policía del pensamiento esta siempre vigilándonos y para algunos esto trae demasiados beneficios ya que hoy las cámaras para la gente representan seguridad , seguridad que para el Gobierno de Chile está muy presente con el “proyecto Anillo” que desarrolla en conjunto con CEAMOS (centro de análisis y modelamiento de la seguridad) aunque en un principio es aplicado en la rama de la seguridad y vigilancia en Gendarmería de Chile , no se descarta para ser ocupado en las calles, edificios y sectores públicos de nuestro país. De esta forma se agregaría mas, más de la que ya hay. El tema de fondo es ¿terminaremos viviendo nuestro día a día como en un Reality Show? ¿Dónde queda la intimidad? La vida será como en 1984 con un Gran Hermano que todo lo ve, escucha con tal autoridad que no podemos ser libre en pensamiento ni opinión.

La intimidad hace rato que no lo es como tal y nosotros colaboramos con ello al momento de utilizar las redes sociales. En Factbook, por ejemplo, podemos vivir en el Reality Show de vigilar y saber que están haciendo mis amigos, los lugares que visitó a través de sus fotos o simplemente sus estados de ánimo, a la vez que también nos mostramos como somos nosotros.

La privacidad ya no forma parte de nuestra vida debido a que la conducta se centra más en el narcisismo de los sujetos de la post modernidad que según Gilles Lipovetsky estamos centrados en nosotros mismos y queremos que todos nos vean como un modelo a seguir, que sientan admiración o envidia. Frases que no se alejan para nada de lo que sucede con las redes sociales donde subimos fotografías de paseos familiares, algo que debería ser un momento de intimidad, se convierte en una ventana para mirar nuestras vidas. Esto también como ocurre con los videos de YouTube, en donde entre más visitas tengas más popular eres, pero en realidad sucede lo contrario, mientras más visitas menos intimidad del personaje. Todo esto gracias a las cámaras que dejan registro de todo y con ellas representamos el ojo del Gran Hermano.

Algo que el Gran Hermano tiene en la novela de Orwell es que nadie conoce su identidad y lo mismo ocurre cuando caminamos por la calle o entramos a un centro comercial, ninguno de nosotros sabemos si quien controla la cámara nos esta mirando. Algunos podrían decir que quién nada hace nada teme, pero ¿por qué no podemos realizar nuestras acciones en tranquilidad? ¿Por qué tenemos que vivir vigilados? ¿Por qué hay locales que tienen un cartel que dice “sonría , lo estamos grabando”? ¿Acaso no podemos ser nosotros frente a la cámara? Sonreír frente a la cámara es no ser nosotros mismos, somos influenciados a reír y actuar de ciertas formas como por ejemplo en supermercado donde si nos demoramos en encontrar un producto y el hecho de mirar para todos lados la cámara lo interpreta como una amenaza de posible robo por dudar demasiado en nuestros pasos. La cámara nos obliga a sentirnos seguros y no dudar, porque si lo hacemos podemos ser interceptados por un guardia y ser sospechosos, sospechosos de no ser como queremos y actuar como somos.

El gran hermano no sólo nos vigila si no que también nos seduce para hacer lo que él quiere, nos muestra alternativas a través de la pantalla y nos orienta para que nuestro día a día dependa de ella. En nuestro diario vivir nos damos cuenta que son más las pantallas donde el Gran Hermano está presente, esto porque gracias a la tecnología, la publicidad, cortos, documentales, series, películas etc. entra en nuestras rutinas y quiere manejarlas completamente por el poder que tiene.

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