La politica exterior de México - Mario Ojeda
Enviado por Debora Salamanca • 21 de Marzo de 2017 • Reseña • 1.157 Palabras (5 Páginas) • 289 Visitas
Reseña
Ojeda Mario, “Alcances y límites de la política exterior de México”, México, El Colegio de México, Segunda Edición, 1984.
Señala Mario Ojeda, que la política exterior de México fue diseñada para la defensa de los intereses nacionales, por lo tanto, el último fin ha sido la afirmación de la soberanía nacional. Dentro del primer capítulo, “La estructura del poder en el mundo y en el continente”, nos señala el orden que se impuso al término de la segunda guerra mundial y el nuevo orden de bloques o polos que se estableció, confirmando el poder hegemónico de Estados Unidos en América Latina, por cuanto hace a nuestro país, se había entrado en un proceso de desarrollo económico, donde la inversión extranjera resultaba mínima, los bienes estratégicos estaban a cargo de la nación y existía un mercado interno fuerte, se notaba que los tiempos revolucionarios habían terminado.
Continua con un recuento de la política norteamericana durante la Guerra Fría, donde el objetivo era “contener” (la política era llamada de “contención”) al comunismo. En el mismo contexto, se creó un programa de ayuda económica para América Latina con el objetivo de acelerar el desarrollo económico y por supuesto, el interés subyacente de la creación de una estructura social que resistiera la propaganda revolucionaria comunista, y por ejemplo, otro objetivo aunque no explícito era la colaboración para continuar con el aislamiento económico impuesto a Cuba.
En este periodo, América Latina acentuó su dependencia política a los Estados Unidos, por lo tanto, el autor señala, que fue el más “fiel aliado” durante la Guerra Fría, demostrándolo con votos a favor de los Estados Unidos frente a organismos internacionales y de este modo, legitimando sus acciones. El caso de México, es muy particular debido a que no fue ajeno a la política hegemónica de Estados Unidos, pero a pesar de ello se hizo ver diferente, tal es el caso de esta relativa independencia, que fue el único país que mantuvo relaciones con Cuba socialista de manera ininterrumpida. Además de ello, se resalta la postura de la Cancillería mexicana respecto al principio de la “no intervención” en diferentes Conferencias Internacionales, las cuales eran convocadas para discutir “las amenazas a la paz continental y la determinación de las medidas necesarias”, y donde México se opuso fervientemente a la intervención, respetando la soberanía de los estados en todo momento. Esto se vio claramente en la “Crisis de los Misiles” en Cuba, aunque con su voto, apoyó el bloqueo naval a la isla, por otra parte, se opuso a que esto pudiese ser usado como pretexto para invadirla.
De entre algunos otros ejemplos, se aprecia que México aplico criterios propios a su política exterior, en concordancia con su máxima de soberanía y el principio de la no intervención.
Otro punto que exalta Mario Ojeda, es el relativo a la seguridad continental, y como el estado mexicano se caracterizó por una renuencia a la militarización del sistema interamericano, prueba de ello es que México encabezó al grupo de países que vetaron la creación de un consejo permanente de defensa. Durante la guerra de Estados Unidos con Vietnam, México mostró una postura que pasaba de, ya que reprobaba abiertamente el conflicto, tal es el caso, que en 1968, a través del Presidente de la Republica y del Secretario de Relaciones Exteriores, el gobierno mexicano recibió al Embajador de Vietnam acreditado en Cuba, quien “vino a informar de manera directa, acerca de la situación”.
En cuanto a la política exterior económica, el mayor ejemplo fue la expropiación petrolera de 1938, aunque dos años más tarde, el capital extranjero regresó pero bajo una regulación muy precisa, con un marco de restricciones bastante amplio. Los sectores estratégicos quedaron reservados a los inversionistas mexicanos, el objetivo era que “el desarrollo del país se realizase con la orientación mayor que pudiera satisfacer los intereses nacionales”.
Esta aparente independencia y autonomía frente a Estados Unidos y el resto de Latinoamérica, en un capítulo posterior, Mario Ojeda se lo atribuye a una parte de identidad nacional, siendo geográficamente tan cercanos, hay que conservar la identidad propia del país, de ahí deviene la necesidad de conservar autonomía. Asimismo, tomaba al nacionalismo como parte del propio gobierno y la necesidad que se tenía respecto a este, ya que estaba instituido en la educación, mostrándolo como un instrumento que diera contenido social y cultural al Estado político formal. El nacionalismo entonces, como un elemento ideológico que nutria la identidad nacional y estabilidad interna, por lo tanto, la política exterior debía fomentar y no contradecir la unidad nacional.
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