“La revolución española vista por una republicana”
Enviado por danielukooo • 27 de Enero de 2021 • Reseña • 1.550 Palabras (7 Páginas) • 112 Visitas
La obra a comentar “La revolución española vista por una republicana” fue escrita en París en 1936 por la escritora, traductora, jurista y defensora de los derechos de la mujer, Clara Campoamor. Para poder comentar la obra es preciso indagar antes en la vida de la autora y el contexto histórico.
Clara Campoamor nace en el año 1888 en Madrid. Con veintiún años aprueba una oposición a auxiliar de telégrafos a la que le seguiría otra. También combina su trabajo con otros como secretaria de “La Tribuna”. En el año 1922 decide estudiar para sacarse el bachillerato con el objetivo final de poder acceder a la universidad. Su aplicación al estudio y algunos amigos hacen que consiga realizar los estudios de seis años de bachiller en solo seis meses. En 1923 ingresaría en la facultad de Derecho de Oviedo, donde se licenció poco más tarde. En este trayecto comienza a estrechar lazos con los ideales feministas.
En 1925 será admitida en el Colegio de Abogados de Madrid, siendo la segunda mujer en colegiarse en la capital, después de Victoria Kent. Ya consolidada como una figura destacada del movimiento feminista, Primo de Rivera le ofrece un cargo que ella desestima, al igual que el premio de la Gran Cruz de Alfonso XIII, algo que le traerá consecuencias tanto sociales como políticas y que dejaba claro su posición en contra de los ideales de la dictadura.
En el año 1929 da su primer paso hacia la política en Acción Republicana, pero al año siguiente, no recibe el apoyo de su partido para presentarse ante el miedo de que no salga elegida. Hay que mencionar que las mujeres, por aquel entonces, podían ser electas, pero no electoras. Por ello, decide irse al Partido Radical de Lerroux e iniciarse así, en la masonería. En junio de 1931 es elegida diputada por Madrid. Ella será la encargada y pasará a la historia de nuestro país por haber sido la primera mujer en dar un discurso ante las Cortes.
Tras estos acontecimientos vendrá la primera desilusión política de Campoamor. Los diputados atacan el sufragio femenino, incluso los de su partido y Victoria Kent, compañera diputada, pide el aplazamiento del derecho al voto de la mujer acto que nuestra autora entiende está supeditado a lo que piensa su partido, no la propia Victoria. Así, sale a replicar ese discurso y por una diferencia de 161 a 121 votos y con la abstención del cuarenta por cien de los diputados, la mujer adquiere el derecho al voto, aún teniendo que enfrentarse a su propio partido donde la mayoría vota en contra de su propuesta. En las futuras elecciones Clara Campoamor no conseguiría representación en la Cámara.
En 1936, la victoria de la izquierda la pila en Londres y, tras el rece de julio de dicho año, fecha donde Calvo Sotelo es asesinado y marca repentinamente el alzamiento de los militares, huye hacia Alicante para tomar rumbo a Suiza y aunque es detenida en Génova consigue llegar a su destino. Aunque siempre tuvo la ilusión de regresar, la autora, estuvo treinta y tres años en el exilio ya que la posibilidad de ser arrestada por el Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo no hacía viable ni razonable la vuelta a España. Muere en Lausana en 1972 sin poder ver el fin de la dictadura.
El libro es una reflexión de lo que piensa la autora sobre los hechos que acontecen en Madrid entre julio y agosto del año 1936, es decir, el inicio de la guerra civil española. Se divide en veinte pequeños capítulos que están estructurados cronológicamente en relación a los hechos acontecidos en esos meses.
Comienza hablando del “frente obrero “formado por socialistas y sindicalistas y de los disturbios acaecidos en julio. Al agravarse el conflicto el gobierno impone un acuerdo, pero los sindicalistas, mucho más radicales, se oponen y acaban por asesinar a algunos socialistas obreros que acuden a trabajar. No se consigue mantener el orden público ni en la capital ni en el mundo agrario. Tres meses después de vencer el Frente Popular, los saqueos, atentados, incendios a iglesias era el panorama habitual.
La autora dedica un capítulo al asesinato de Calvo Sotelo. Afirma que no fue un crimen de estado sino un acto de odio y la demostración de que cada uno se tomaba la venganza a su manera y quedaba impune. Gil Robles, jefe de la derecha en aquel entonces, pronunciaría un discurso de sublevación ante la pasividad del gobierno al no condenar ni buscar responsables al asesinato del diputado. Cuatro días después de la muerte de Calvo Sotelo, el día diecisiete de julio se produce el levantamiento militar en Melilla, Ceuta y Tetuán a los que le siguen en numerosas ciudades peninsulares. Paralelamente, se reparten armas a las organizaciones del Frente Popular y los anarquistas se encargan de obtenerlas por sus propios medios. La situación empieza a agravarse a tomar tintes de guerra civil. Especial mención hace la autora a la lucha en Barcelona de la cual afirma: “Tuvo tintes de trágica grandeza”. Los civiles, mayoría obreros, con valor y osadía defendieron la ciudad de los sublevados. Igualmente, en Madrid, las milicias populares eran las que dirigían la resistencia.
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