La tesis degrada... efectivamente, lo hace. (reseña columna de Daniel Coronell).

La tesis degrada… efectivamente, lo hace.

Daniel Coronell, un renombrado periodista colombiano decide en octubre de 2013 escribir una columna para la revista Semana sobre la tesis de pregrado del  entonces procurador Alejandro Ordóñez, tesis de la cual, antes de que el abogado Mauricio Albarracín encontrara y publicara, no se tenía conocimiento alguno. En ese artículo Coronell esboza someramente el tema central de la tesis, y expone además su opinión al respecto, cita un evento al que asiste Ordóñez y por ultimo hace inferir a los lectores una pregunta, ¿era Alejandro Ordóñez realmente idóneo para ocupar el cargo público encargado de velar  por los derechos de los civiles, la conservación de la moral, la ética y la vigilancia en el cumplimiento de las obligaciones de los funcionarios del Estado?

Dentro de un Estado social de derecho en el que se vela por el correcto funcionamiento de las instituciones en pro del bien común, es un imperativo de los ciudadanos conocer – si se pudieran todos- los datos, antecedentes y perfiles de los funcionarios públicos que se supone han de velar por el bienestar de ellos, pero a  desgracia de muchos, a veces incluso ni la institución de educación superior de la que son egresados, se conoce. Por suerte, y gracias a una gran labor investigativa y periodística, paulatinamente se va esclareciendo la verdad sobre la vida de muchos de los altos funcionarios del Estado colombiano. Esta vez el turno fue para el ex procurador Alejandro Ordóñez Maldonado, que según Daniel Coronell en el artículo, es  uno de los hombres más poderosos de Colombia en la actualidad.

Ordóñez quien es abogado egresado de la Universidad Santo Tomás de Bucaramanga, en 1979 escribió su tesis de grado que lleva por título  “Presupuestos Fundamentales del Estado Católico”,  en ella abarca temas divididos en seis capítulos sobre la prevalencia de la fe (Católica Apostólica y Romana) en el ordenamiento político e institucional de una nación. Donde el evangelio actúa como constitución y Dios como el árbol del que nacen las tres ramas del poder público, este árbol, así mismo que el que en el Edén se encontraba, tiene un fruto prohibido que desde esta teología política y medieval que Ordóñez plantea, se entiende como el fruto de la libertad, la democracia y la pluralidad en una sociedad, un fruto que al parecer dentro de la cosmovisión que entendemos por Ordóñez debería estar prohibido.

 Al ex procurador desde el inicio de su vida política se le ha conocido como un  acérrimo hombre de fe, por sus  valores ultraconservadores y sus ideologías de extrema derecha, pero, aun así,  no hay que descartar el hecho de que Ordóñez es un buen jurista y a pesar de diversas confrontaciones y escándalos, desempeñó una labor como procurador que otro antes de él no hubiera realizado, y eso se evidencia en las cifras en las investigaciones, sanciones y destituciones que el ex procurador llevó a cabo durante sus dos periodos a cargo de ese ministerio público que llegan, según una publicación de la revista Semana en 2016, a 1250 investigaciones en contra de 1015 funcionarios, con destituciones formalizadas a 981 alcaldes; 709 concejales; 59 gobernadores;  18 diputados; 12 senadores y 10 representantes, esto desde 2009 hasta finalizada su gestión pública, aparentemente sancionó sin distinción entre personas, o partidos políticos, aunque con un notable  manifiesto favoritismo hacia la derecha nacional “la conveniencia en Colombia es capaz de borrar casi todo” (Coronell, D, Recordar es morir, 2016, pp. 262) por ello, Ordóñez pudo ostentar el poder en la procuraduría por dos periodos, ganando aliados en varias bancadas, sometiendo enemigos comunes o engrandeciendo amistades afines, al final, dentro de este orden político colombiano, que cada vez se asemeja más a una comedia absurda, las ideologías se cambian por curules, y las dignidades por contratos. Esto que ahora vivimos no es más que la repetición de una  inquisición barata.

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