Las Cautivas en la Literatura

“Las Cautivas en la Literatura”

Instituto Santísima Trinidad

Alumnas: Ferro, Ana y Peralta, Lorena

Materia: Literatura

Ciclo Lectivo: 2015

Introducción

 El cautiverio de la mujer aparece desde de la primera matriz cultural del pueblo argentino, cuando en el siglo XVI los indígenas sufrieron la invasión de los conquistadores españoles. Algunos de ellos resistieron transformando y aceptando la cultura española de modo que pudieron convivir de forma libre dentro de las circunstancias que vivan. Otros en cambio, ingresaron en la posibilidad del mestizaje. En principio la política poblacional española incluía al indígena, segundo, hubo una gran predisposición a la integración de parte de ciertas comunidades indígenas, y tercero, la ausencia de las mujeres en la conquista durante los primeros tiempos llevo a que muchas mujeres indias quedaran esclavas de quien venía sin mujer. En el proceso de la conquista y el mestizaje, el rol de la mujer indígena fue fundamental. La mujer actuó como preservadora de la cultura originaria, y engendró una nueva raza humana que daría vida al continente, que no fue ni exclusivamente indígena ni del conquistador. El indio en venganza por la violencia ejercida sobre él, mucho tiempo después, volvió y se llevó entonces a la mujer del español, que muchas veces era hija de su misma raza india. Y allí hubo una nueva mujer cautiva, esta vez, blanca. Algunas se integraron a la vida cotidiana indígena adoptando su idioma y costumbres. Otras rescatadas años después, mostraban huellas de un verdadero shock, producto de la violencia cultural a la que fueron sometidas. 

Nadie quiso oír la experiencia de las cautivas, porque al horror del cautiverio se agrega el temor de encontrarse con que vivir en otro tipo de sociedad y con otro tipo de costumbres, puede no ser tan horrible. Por eso esas mujeres fueron borradas definitivamente. Y es por eso que algunas cautivas que tuvieron la posibilidad de escapar, no quisieron retornar, porque ya no habría lugar en la sociedad para ellas que pasaron ese límite de integrarse a la cultura del enemigo.

Cuerpo del Trabajo

En una primera instancia, compararemos la posición que tiene cada cautiva dentro de la comunidad en la que son incluidas y como es su actitud frente a esta “nueva vida”: en Historia del Guerrero y la Cautiva de J.L. Borges, la cautiva inglesa, rubia con cara cobriza y ojos grises, al hablar denota en su ingles la influencia pampeana producto de la convivencia con la cultura aborigen de la que era cautiva; en su conversación con la abuela de Borges da a conocer la vida que comparte con su nueva comunidad, una vida rodeada de actos salvajes y atroces a los que ella no estaba acostumbrada al llegar a Buenos Aires, pero con los que luego se va familiarizando hasta aceptarlos completamente e incorporarlos a su persona. En La Cautiva de Esteban Echeverría, María es presentada como una joven hermosa que, una vez testigo de los actos salvajes de los aborígenes, los imita al matar a sangre fría a uno de sus captores para escapar con su marido Brian; posee una gran fortaleza impulsada por el amor. En El Martín Fierro (La Vuelta) de José Hernández, se presenta una cautiva cristiana que cumple la función de esclava de las indias, las cuales se la prestaban entre sí para que realice las distintas tareas del hogar e incluso algunas tareas que correspondían a los hombres, como el cortar leña; era una mujer torturada y sumisa, con un hijo al que las indias usaban como arma contra ella para que cumpliera sus órdenes. En La Cautiva de José de Espronceda, Zoraida es una mujer mora hija de un alcalde árabe que es tomada en cautiverio por Sancho Saldaña, un hombre cristiano, y llevada a tierras castellanas donde olvida a su propia patria por el amor que desarrolla por su captor, podríamos decir que una suerte de Síndrome de Estocolmo; cuando Sancho la abandona, Zoraida enloquece de celos por la nueva mujer de su amado y comienza a sentir que no tiene motivos para seguir con vida, solo el volver a su país natal.

Otra comparación que surge entre nuestras cuatro protagonistas es la presencia o ausencia de una actitud heroica. Se podría decir que María y Zoraida poseen una postura de heroísmo ya que ambas deciden enfrentarse a sus captores y liberarse del cautiverio ellas mismas; en el caso de María la impulsa la fuerza del amor, llevándola a arriesgar su propia vida para tratar de conservar la de Brian a pesar del delicado estado de él luego de la batalla con los aborígenes y dándole una fuerza que no es propia de una mujer; en el caso de Zoraida, se la considera heroína ya que luego de su desilusión amorosa con Sancho Saldaña adopta una actitud dominante, dejando de ser una sumisa enamorada para pasar a ser una cautiva cansada de ser oprimida, con ansias de libertad lejos de su ex amante. Por otro lado, consideramos que tanto la cautiva inglesa como la cautiva cristiana carecen de la postura de heroína ya que ambas se resignan a luchar por su libertad, y aceptan sumisamente la posición que se les impone; ambas esperan ser rescatadas por alguien más en vez de hacerse cargo de su propio destino y liberarse por su cuenta.

Por otro lado, podríamos plantear como tópico el modo en el que las protagonistas enfrentan su cautiverio, si aceptan la situación o están en contra de esta. En este caso, la reacción de cada cautiva es diferente: la cautiva inglesa acepta su posición de cautiva y de adapta rápidamente a la cultura indígena, imitando su modo de hablar y sus costumbres más salvajes, incluso se casa y tiene dos hijos con uno de ellos; la cautiva cristiana no le gusta la posición en la que se encuentra pero no encuentra otra alternativa más que aceptarla ya que su esposo fue asesinado y tiene un hijo por el cual velar; Zoraida, la cautiva mora, al comienzo no siente su posición como cautiva ya que está enamorada y se queda en las tierras castellanas por voluntad propia para estar cerca de su amado, en cambio, cuando este la deja de lado, logra ver que es una cautiva mas por lo que decide cambiar su situación y liberarse de sus opresores; finalmente, María es la única cautiva que en ningún momento acepta su condición como tal, que adopta una actitud valiente y se escapa del cautiverio, fortaleciéndose con el amor que siente por su marido.

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