Las Celulas De La Mente
Enviado por Yopasjiji • 18 de Agosto de 2013 • 364 Palabras (2 Páginas) • 496 Visitas
LA EXPLOSIÓN
MUCHO tiempo después de la explosión, cuando recuperó el conocimiento y trató de organizar sus pensamientos, fue cayendo lentamente en la cuenta de su situación. Todo estaba negro, no podía percibir ninguna imagen, ni siquiera ver la luz: estaba ciego. Se esforzó en percibir ruidos, algún sonido que le permitiera por lo menos una aproximación para saber en qué sitio estaba, qué lo rodeaba, quiénes lo atendían o se movían en el cuarto en que se encontraba (pues suponía que estaba en un cuarto). Sin embargo, sólo percibía el silencio. De vez en cuando le parecía escuchar rumores vagos, aislados o murmullos extraordinariamente distantes, pero no podía decir si realmente esos sonidos eran reales, producidos en el exterior, o eran el producto de su esfuerzo concentrado y su deseo imperioso de oír algo. Tuvo que aceptar, después de un tiempo, que estaba sordo.
En ciertos momentos le parecía percibir una extraña, lejana sensación que asociaba a recuerdos muy específicos ocurridos hacía mucho tiempo: una manzana que comía con gran placer bajo un árbol, una cabellera sobre la que apoyaba su barba, sus ojos, su rostro entero, un hospital que alguna vez había tenido que visitar, unas flores en una recámara que significaba mucho para él, un bosque de pinos, una fogata junto a un riachuelo... Concluyó que esas asociaciones se debían a la percepción de olores, que apenas era capaz de captar. Olores mal definidos, ligerísimos, que muy de vez en cuando le parecía —no podría asegurar que fueran verdaderos— percibir casi como en sueños. Estos apenas identificados olores lo hacían imaginarse los platillos que más le gustaban: sabores llenos también de recuerdos, casi escozores en la lengua, el paladar y los labios producidos por el chile, por la pimienta, por la carne de cerdo marinada en limón, naranja, ajo y orégano, por un pollo bañado en mole negro de Oaxaca. Y reconoció entonces que no estaba comiendo, que desde el terrible accidente no había vuelto a sentir en su lengua ningún sabor, ninguna de esas sensaciones que produce el cosquilleo de ciertos manjares o vinos cuando se ponen en contacto con la lengua y se manipulan dentro de la boca para ser deglutidos.
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