Literaturas Eslavas: primer parcial domiciliario

Ángela Lebenglik – D.N.I. 40399634 – Práctico Fulvio Franchi – Mayo de 2017

Literaturas Eslavas: primer parcial domiciliario.

• Lea un autor del programa y escriba una breve reseña de las características que considere en él originales.

La novela Padres e Hijos de Ivan Turguéniev, publicada a mediados del siglo XIX,  presenta una contraposición evidente entre dos posturas ideológicas y políticas opuestas: con Pavel Petrovich como principal exponente, aparece la figura característica conservadora, proveniente de una familia patriarcal que sigue el órden jerárquico de la sociedad, muy avocada a las tradiciones. Por otro lado, está el personaje de Bazarov, un joven partidario de la corriente filosófica nihilista,  cuyos principios sostienen la imposibilidad del conocimiento, y niegan la existencia y el valor de todas las cosas.

Bazarov rechaza todos los valores hasta ese entonces establecidos por la sociedad y considera necesaria una revolución social para la modificación del orden actual, sistema comprobado por él ineficaz. Se podría decir que Turguéniev se adelantó a sus contemporáneos, anticipó la evolución política de su país y la radicalización que se manifestaría en los jóvenes, quienes se sintieron (algunos negativamente) identificados con este personaje.

Este antagonismo ideológico se materializa en el momento en que ambos personajes deciden batirse a duelo. La idea de eliminar al opositor surge inicialmente de la intolerancia de Pável Petrovich pero luego termina por provocar a su rival y elevarlo al mismo nivel. Es interesante como esta idea inicial acaba por terminar en una falsa simpatía entre ambos personajes, quienes no logran llegar a una resolución y reconocen haber elegido el camino equivocado para solucionar sus desacuerdos.

La relación que mantiene el personaje principal, Bazarov, con su amigo Arkadii es un tanto compleja de analizar y posee diferentes matices. En un principio, se nos presenta como una simple amistad, de la que luego daremos cuenta que Arkadii admira profundamente a su amigo. No solo es notorio a través del tratamiento hacia el mismo, sino también en los diálogos. Bazarov tiene mucha influencia sobre Arkadii, quien a pesar de estar de acuerdo o querer participar en muchas de sus ideas, es un personaje que termina por mantener la vida que sus padres desearon.

El personaje de Bazarov es descripto por el autor como una persona anárquica,  fría, indiferente a todo lo que ocurre a su alrededor. En ningún momento dice nada positivo, genera teorías en su mente y termina fundamentándolas con discusiones, por lo que puede verse reflejado allí como todo lo que él critica. Lo único que parece importarle en la novela es cuando se enamora por primera vez de Anna Sergueyevna. En una parte del texto ella señala que estar con él para ella significaba lo mismo que “balancearse sobre un abismo”, sin embargo, a pesar de sentir esta fuerte atracción e interés hacia el, decide seguir con su camino independientemente.

 Es manifiesto  que siempre que Arkadii hace referencia a Bazarov, habla de él con una fascinación y un éxtasis que no pasa desapercibido. Sin embargo, en determinados momentos, cuando siente que su amigo se sobrepasa o que excede algún tipo de límite en sus conversaciones, especialmente con su padre o su tío, intenta cuestionarlo o reprenderlo, pero Basarov siempre termina imponiendo su postura definida acerca del tema en cuestión.  Esto se puede observar en la siguiente cita: “Siguió Basarov riendo a carcajadas; pero Arkadii, por más respeto que a su maestro le tuviese, aquella vez no sonrió ” (Padres e Hijos, Turguéniev, pág.33).

Esta relación entre los protagonistas puede ligarse con el vínculo que el autor sostenía con una de las figuras más apasionadas e influyentes de su generación, el crítico radical Vissarión Belinsky. Belinsky puede ser considerado como un buscador de la justicia y de la verdad, sostenía que todo escritor de renombre debía interesarse por los temas que correspondían a su contemporaneidad, tanto en asuntos sociales como políticos, y si sucedía lo contrario, es decir, que su único objetivo fuese la mera descripción de objetos bellos o poéticos, este consideraba a aquel un acto egoísta y de desinterés hacia su patria.

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