Los Hijos De La Malinche

El orden de las ideas tiene mucho sentido y es, más o menos, como sigue: se habla del mexicano y de lo hermético que puede ser, que es un personaje exótico y que forma parte del margen de la historia y de occidente, la mujer también es un ser enigmático y también se percibe su esencia como misteriosa y al margen, pero asimismo el hombre puede perder su posibilidad de identidad (el obrero también está al margen) aunque ocurra gracias a otras causas, la idea del totalitarismo (y la explotación de las masas, por ejemplo) y el abuso del poder llevan a la idea de los adversarios imaginarios, esto tipifica el conflicto de identidad del mexicano como una lucha contra los fantasmas del pasado, por lo tanto la clave de la identidad del mexicano está en la historia. Octavio Paz aprovecha la capacidad de los personajes históricos, de verbos y procesos asociados a ellos, para contener o reflejar arquetipos que permiten definiciones de una idiosincrasia, recurso retórico que, además, se puede aplicar perfectamente para definir la esencia de cualquier pueblo. Así por ejemplo se analiza el uso y el significado de la “chingada”, del arquetipo femenino y masculino y cómo se manifiestan y/o veneran en México, y, finalmente, se fija a “la Malinche” como depositaria de significados que pueden, por sí mismos, desentrañar el misterio de la identidad del mexicano.

Al final del texto, Octavio Paz articula muy claramente su propia tesis y la respuesta al problema planteado al principio del ensayo. Él escribe: “El mexicano no quiere ser ni indio ni español. Tampoco quiere descender de ellos. Los niega. Y no se afirma en tanto que mestizo sino como abstracción: es un hombre. Se vuelve hijo de la nada. Él empieza en sí mismo.” Y luego: “El mexicano

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