MIL PALABRITAS DE UN EXAGERADO AMOR.
Enviado por Carolina Molina Moreno • 7 de Septiembre de 2016 • Trabajo • 895 Palabras (4 Páginas) • 278 Visitas
BIOGRAFÍA
MIL PALABRITAS DE UN EXAGERADO AMOR
CAROLINA MOLINA MORENO[1]
Mi encuentro con la Lectura y Escritura fue completamente maravilloso. Sin saber leer tomaba los cuentos, libros, enciclopedias, la Biblia, de la pequeña biblioteca que mi mamá tenía y empezaba a leer sin saber que decía, todo lo inventaba a la edad de 2 años.
En la escuela me enseñaron la metodología que aún implementan, las vocales y el abecedario. Al aprenderme esto; en la entrada de la casa jugaba junto con mi hermano mayor y los amigos de la cuadra a la escuelita; armábamos el piso con cartón y sacábamos un tablero que mi mamá me había comprado. Yo era la maestra y los demás eran los estudiantes. Enseñaba las vocales, el abecedario y a conjugar las letras para armar palabras. Obviamente cuando no prestaban atención por estar jugando y no obedecían, los regañaba y los castigaba. Esa metodología[2] era que la m con la a dice ma y al repetirla dice mamá poniendo la tilde en la última á, y así sucesivamente separadas por guiones.
Cuando cursaba primero mi maestra Cecilia Mora que aún la recuerdo por cariñosa, linda, amable, la directora del grado nos hacía dictado de palabras todos los días en la mañana o al finalizar las clases; me destacaba por escribir bien es decir, tenía buena letra, no me salía del renglón, sabía ortografía, hacía las márgenes derechas y disfrutaba de las planas. Además nos enseñaron a repetir en voz alta frente a los demás estudiantes palabras y frases, a escribir en el tablero, a transcribir del tablero diferentes tipos de textos y transcribir del libro al cuaderno.
Desde ahí empezó mi amor por la lectura y escritura.
En los descansos o recreos en lugar de salir a jugar iba a la biblioteca a inundarme en medio de los libros, descubriendo tesoros en mundos mágicos, envolviéndome entre los cuentos, siendo parte de las aventuras, soltando esa pequeña sonrisa y carcajada con cada historia que leía. Me gustaba leer mucho El León y el Ratón, Los Tres Cerditos, Alicia en el País de las Maravillas, Blanca Nieves y los Siete Enanitos, Peter Pan, Cenicienta, El Rey Arturo, Pinocho, Cascanueces, La Bella Durmiente, Caperucita Roja, La Gallina de los Huevos de Oro, Pulgarcito, El Gato con Botas, La Liebre y la Tortuga y muchos más.
Después al llegar a casa lo primero que hacía era desarrollar las tareas; me sentaba a leerle historias y cuentos a mi mamá; también leía esos libros grandes y gruesos como las enciclopedias, aquellos diccionarios que me enseñaban a escribir bien con ortografía y darme a conocer el significado de cada palabra que buscaba. En un comienzo mi mamá bastó con enseñarme una sola vez el abecedario y ya me lo sabía. Tenía un gran anhelo por aprender a leer y escribir.
A medida que fue pasando el tiempo me enamoraba más de la lectura. En quinto de primaria la maestra Durley nos hacía concursar en oratoria y caligrafía. En clases nos daba un determinado tiempo para buscar en el diccionario el significado de cierta lista de palabras y el primero que terminara ganaba. Igualmente hacía eso pero esta vez teníamos que pensar en los nombres de animales, objetos países, ciudades, nombres de personas, apellidos y escribirlos; la persona que tuviera más palabras en el listado ganaba. Este mismo año que cursaba hasta tercero de bachillerato – grado octavo se llevaba un método de lectura la primera hora de clases en el colegio; cada viernes redactábamos un cuento propio y los mejores eran publicados en cartelera.
...