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MUJERES DE OJOS GRANDES - ÁNGELES MASTRETTA


Enviado por   •  9 de Junio de 2013  •  3.192 Palabras (13 Páginas)  •  12.007 Visitas

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MUJERES DE OJOS GRANDES - ÁNGELES MASTRETTA

Es una colección de treinta cuentos cortos. Cada cuento relata algo sobre una ‘tía’, cuya situación de vida la obliga a tomar una decisión o actuar de alguna manera. El narrador relata en tercera persona y es omnisciente.

Las tías tienen edades diferentes y muchas veces son esposas, madres o solteras. Los acontecimientos cruciales son las actuaciones imprevisibles de esas mujeres que sorprenden a sus entornos y también al lector.

Las protagonistas se ven obligadas a actuar o decidirse por una postura que suele resultar imprevisible desde el punto de vista social o moral.

Son historias sin título pero me he permitido la libertad de inventar uno para cada una de ellas, para dar una leve pista sobre lo que tratan:

LOS NÍSPEROS (TÍA LEONOR)

Personajes:

• Tía Leonor: caderas redondas, espalda pecosa y hombros suavemente alzados.

• Alberto Palacios: notario rico.

• Sergio: ojos precoces y labios delgados.

• Abuela

La tía Leonor se casa con un rico notario Alberto Palacios, quien le concede darle dos hijas, la tía Leonor nunca le faltó nada de lo que toda mujer de 25 años desea: gasas, zapatos, sombreros, artes, tuvo todo cuanto quiso, incluso la devoción de su marido que empezó a darse cuenta que su vida sin esa mujer sería intolerable.

Nada podía ser mejor, en esa familia, la gente siempre hablaba bien de ellos, que eran una familia ejemplar, hasta que hubo un problema con la tía Leonor, quién al comprar nísperos, unas frutas pequeñas de cáscara como terciopelo, recordó a Sergio, su primo, del que estaba enamorada, pero que le habían dicho que los primos no podían casarse entre sí, porque Dios los castigaba.

Cuando se lo encuentra, le dice que esos niños que estaban con ella hubieran sido sus hijos, si no le hubiera importado lo que la abuela les había dicho. Regresaron a la casa de la abuela como en los viejos tiempos, y regresaron para tener relaciones.

MI PADRE Y EL VINO (TÍA ELENA)

Personajes:

• Tía Elena: Curiosa.

• Padre de la tía: gentil ranchero de 1,80 metros.

• Doña Otilia madre de la tía.

La tía Elena vivía en Arroyo Zarco, una alargada franja de tierra fértil al norte Puebla. Vivió poco tiempo ahí ya que vinieron los alzados para tomar posesión de su casa, sus planicies y sus aguas, y su padre no se opuso a entregar nada.

El padre de la tía Elena se llevó a su familia a Teziutlán.

A la gente le extrañaba que la familia Ramos Lanz, reaccionaran de esa manera a pesar de la situación en la que se encontraban, los miraban mal cuando caminaban por el pueblo, conservadores y alegres como si nada hubiera pasado.

Sólo vieron al padre de la tía Elena una sola vez, dibujaba algo que parecía un plano y que no lo dejaba contento, iba tirando hojas y hojas al cesto de los papeles, como si tratara de recordar el camino hacia un tesoro enterrado. La tía Elena lo observó, y descubrió en uno de los papeles de la cesta, cuando su padre había alojado la habitación al irse a cenar, descubrió que se trataba de los vinos de su padre, el cual tenía una extensa colección, de ésta. Eran unos planos para entrar a la antigua casa apoderada por los alzados para tomar esa colección que valía mucho para él.

En la madrugada, don Cirilo, padre de la tía Elena, decide ir a Arroyo Zarco, por sus vinos y la tía Elena se metió en la carreta a escondidas. Cuando llegaron al lugar fueron por los vinos y la tía Elena se bajó junto a su padre, este la vio y se sorprendió ya que no había querido que nadie fuera con él. Cuando cargaron toda la carreta con los vinos, la tía Elena fue a la casa a ver si estaba se habían ido los alzados, y cuando entró vio que ya no había nadie. Regresaron a Arroyo Zarco con toda su familia.

LA COTILLA Y EL PÁRROCO (TÍA CHARO).

Personajes:

• Tía Charo: nuca de porcelana, pelo castaño y subversivo, lengua despiadada y alegre.

• Padre: español, pequeño y manso.

La tía Charo era una mujer de cabello castaño y una lengua alegre, era una mujer que a la gente le gustaba hablar con ella, porque su voz era como lumbre, descubría los defectos de los demás y los decía.

La tía Charo no tenía problemas con su pasión por las palabras, hasta que una tarde de junio, en una misa, el padre hablaba acerca de los falsos testimonio y de la mentira, la tía salió con un remordimiento y pasó a confesarse con el nuevo padre español, un hombre pequeño.

Al confesarse le comentó al padre que hablaba de la genta, a lo que el padre le contestó que no era pecado que era afán por la vida. La tía Charo salió corriendo sin culpa y siguió viviendo así. Un día en un bazar una señora le pregunta a la tía Charo si conocía al nuevo padre español, y ella le contesta que sí, a lo que la señora le dice que pare ser un impostor, que no encontró carrera como poeta y decidió convertirse en padre. La tía Charo le dice que el es un hombre devoto y que ella había visto la carta que le había mandado el Vaticano, y que él era su confesor.

A la mañana siguiente, fue al confesionario del padre español y le preguntó la tía Charo si echar mentiras era pecado, el padre le dijo que dependía si eran blancas, la tía Charo le contestó que era para una honra, a lo que el padre le dijo que tenía doble mérito y que fuera en paz.

LA VIUDA SOLTERONA (TÍA CRISTINA

Personajes:

• Tía Cristina: No bonita, piernas flacas, voz atropellada.

• Señor Arqueros: Hombre cuidadoso y trabajador.

• Emilio Suárez: Rico y arisco.

• Mamá de la Tía Cristina.

La tía Cristina era una mujer de piernas flacas, no bonita y voz atropellada, pero todo eso la hacía una mujer interesante, para su suerte los hombres no buscaban mujeres interesantes. Era el cumpleaños 21 de la tía cuando ella se sintió una solterona, ya que a esa edad, sin un anillo de compromiso ya era una quedada, su cumpleaños terminó en lágrimas hasta que apareció el señor Arqueros.

Cristina al día siguiente pasó por una joyería dónde vio unos anillos de compromiso, y se los medía soñando que algún día alguien le diera uno.

Y así fue, un día le llegó un mensajero de la joyería se presentó en la casa con el aniño que la tía Cristina se había probado y tenía su nombre grabado, además de un sobre con su nombre.

Ambas cosas las mandaba el señor Arqueros, el cuál le pedía matrimonio, pero que como no estaría en México por varios años, dejaba a su amigo Emilio Suárez, quién había sido el amor de la juventud de la tía, a cargo de la boda. La tía Cristina era la mujer

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