Mascaras mexicanas Octavio Paz
Enviado por PACR98 • 4 de Marzo de 2019 • Ensayo • 783 Palabras (4 Páginas) • 343 Visitas
Máscaras Mexicanas
En el segundo ensayo de “El Laberinto de la Soledad” de Octavio Paz, habla precisamente de las máscaras que como mexicanos utilizamos para defendernos de la vida, del “qué dirán” en la sociedad. Sin embargo, toca principalmente un tema muy sonado en nuestros tiempos, el ideal de la “hombría” de un mexicano, el machismo, y su contra parte el “sexo débil” algo que, actualmente se quiere erradicar de las mentes de las futuras generaciones; Paz habla de cómo la hombría consistía en no “rajarse” nunca, sobre como los que se "abren" son cobardes, porque, abrirse es una debilidad o una traición. El mexicano puede humillarse, "agacharse", pero no "rajarse", esto es, permitir que el mundo penetre en su intimidad. Según la popularidad mexicana y como cita Octavio Paz, “El "rajado" es de poco fiar, un traidor o un hombre de dudosa fidelidad, que cuenta los secretos y es incapaz de afrontar los peligros como se debe. Las mujeres son seres inferiores porque, al entregarse, se abren. Su inferioridad es constitucional y radica en su sexo, en su "rajada", herida que jamás cicatriza.” Con esto nos da a entender que un hombre debe ser capaz de guardar todo en su interior, como dice el autor, ser hermético ante cualquier situación y a las mujeres se les cataloga como el “sexo débil” por su anatomía y por ser más sentimentales, más abiertas y en cierto punto menos “enmascaradas” que un hombre.
Considero que hay mucha razón sobre nuestra sociedad actual mexicana dentro del texto; al igual que en el primer capítulo, como mexicanos tendemos a querer aparentar algo que no somos, ocultar nuestra nacionalidad primeramente, y segundo, nuestros sentimientos; sin embargo, a pesar de que últimamente se ha tratado de erradicar el pensamiento machista sobre que un hombre tiene prohibido “rajarse” y sobre que la mujer es el “sexo débil” o como menciona en el texto, el refrán: “la mujer en casa y con la pata rota” (haciendo alusión a que si la mujer se “portaba mal” estaba bien reprimirla con un golpe), aun así, aunque haya habido grandes cambios a lo largo de la historia y las mujeres cada vez tienen más derechos igual que los de un hombre, inconscientemente tenemos tendencia a seguir esos patrones.
Actualmente tenemos un gran problema de feminicidios, sobre todo en la CDMX, en donde en las redes sociales las mujeres publican sus advertencias contando la mala experiencia que tuvieron en “x” lugar y cómo estuvieron a punto de ser secuestradas y solamente vivieron porque decidieron defenderse y no someterse a la fuerza y las amenazas del hombre en cuestión, y que a pesar que pedían ayuda, nadie se atrevió a defenderlas; sin embargo, lo grave está en los miles de comentarios que la señalan diciendo que “No era hora para que una señorita decente estuviera en la calle”, o comentarios como “Seguramente iba vestida provocativamente”, o comentarios todavía más indignantes como “Con esa cara le estaban haciendo un favor”. Al contrario con los hombres cada vez notamos menos actitudes machistas aunque volviendo al caso de los feminicidios surge el caso “Cálmate mi amor” en dónde los secuestradores fingen ser la pareja de la víctima para que se les “respete” porque es “cosa de parejas”, como si fuese normal el que un hombre por ser su pareja le pueda faltar al respeto, jalonearla, empujarla y gritarle frente a todos, como dije, aún seguimos esos patrones de machismo.
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