Microrelato Lenguaje

Nunca pierdas las ganas de continuar.

El desierto: kilómetros y kilómetros de arena, bajo un calor sofocante y, al menos en lo que alcanzaba la vista, ni un señal de vida. Era inquietante pero ahí se encontraban en uno de los desiertos más extremos dos excursionistas novatos Luis y Juan. El primero era alto y delgado con pecas en la cara, experto en la naturaleza y él segundo era de tamaño normal, fuerte y sabía sobre animales, no superaban los 30 años de edad.

Hacía ya tres días que se habían perdido del recorrido en el Sahara, Sin saber como contactar con alguien decidieron sobrevivir a base de lo que habían aprendido y de los útiles que llevaban encima: una maleta con cuerdas, un mechero, una navaja, una linterna, un cazo etc. . El desierto ocupada 100km y a continuación se extendía una densa capa de selva de unos 50km. Ya habían recorrido 75km de los 100km. Pero ese mismo día quisieron adentrarse a la selva así que continuaron el ritmo, pasaron horas y horas sin llegar a su objetivo. Se estaba haciendo de noches apenas faltarían media hora así que Luis encendió un fuego y el compañero fue a buscar la cena. Trascurridos unos 20 minutos llego Juan con una serpiente y la puso en el fuego, y se la comieron, como en la noche cae las temperaturas y mas en esa, escavaron en la arena y metieron las piedras calientes sobrantes de la hoguera para calentarse. Paso la noche y al amanecer continuaron hacia la frondosidad. Durante todo esos días y noches no apareció ninguna señal de búsqueda pero no perdieron la fe. Al mediodía llegaron y penetraron el la selva en busca de un rio que les llevara a la civilización si es que no llegaba alguien a rescatarles. Discurrieron las horas y no encontraron ningún río o algo parecido de esta forma decidieron quedarse donde estaban hasta que llegasen a buscarle los equipos de rescate . Pero pasaron los dos peores meses de su vida sobreviviendo día a día, alimentándose de cosas asquerosas, durante todo ese tiempo habían perdido un promedio de 10kg. No obstante un día como otro cualquiera vieron pasar un helicóptero, intentaron hacer señales con su cuerpo pero la vegetación impedía que el copiloto lo viera así que los amigos rápidamente pusieron encima de su fuego hojas verdes para provocar humo y que el aparato lo viera cosa que no hizo. Estos compañeros ganaron un poco de fe porque sabían que por lo menos lo estaban buscando, la cosa era que ellos se dejasen ver a simple vista pero no encontraban la manera. Pasaron los días viendo como iban y venían los equipos de rescate sin victoria alguna.

Ya habían trascurrido una semana desde el primer helicóptero pero ese día tras ya haber perdido toda esperanza de ser rescatado y tras haber perdido la fe apareció un aparato volador, ellos inmediatamente cogieron el espray anti-mosquitos y lo echaron al fuego para animarlo y a continuación echaron las hojas

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