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Mr. Utterson, un Abogado conocido en Londres


Enviado por   •  15 de Febrero de 2012  •  4.877 Palabras (20 Páginas)  •  1.173 Visitas

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CAPITULO 1.- Historia de la puerta:

Mr. Utterson, un Abogado conocido en Londres, y Mr. Richard Enfield, un pariente suyo, estaban dando una vuelta por la ciudad. Al pasar por una casa, Mr. Enfield comentó que la puerta de esa casa le producía escalofríos, porque, un día, cuando caminaba sólo por la ciudad, vio como un hombre golpeaba a una niña que ni siquiera conocía. Este individuo fue detenido por familiares de la niña y por Mr. Enfield, el cual le exigió al hombre que pagara cien libras por los daños cometidos. Este hombre tan malvado tenía un rostro que provocaba repugnancia, ya que recordaba al mismísimo diablo. Era bajo, joven y fuerte y su nombre era Edward Hyde. El padre de la niña y Mr. Enfield acompañaron al hombre a su casa para que cogiera el dinero. La casa donde Hyde entró aquélla noche era aquélla donde se encontraban ahora Mr. Utterson y Mr. Enfield.

Mr. Hyde salió por aquélla puerta con diez libras y un cheque firmado por un señor cuyo nombre no dijo Mr. Enfield.

Mr. Utterson seguía la historia con asombro y Mr. Enfield continuaba contándola, diciendo que Mr. Hyde abrió con llave aquélla puerta y que todo aquello parecía un chantaje, ya que aquélla no parecía su casa, sino la del hombre que firmó el cheque.

Cuando Mr. Enfield iba a decir el nombre del hombre que firmó el cheque, Mr. Utterson dijo que no hacía falta decirlo, porque él ya sabía quien era, se trataba de la firma y de la casa de Henry Jekyll, un cliente y amigo de Mr. Utterson.

CAPITULO 2.- En busca de Mr. Hyde:

Una noche, Mr. Utterson llegó a su casa y sacó de la caja fuerte el testamento del Dr. Jekyll, que decía que en caso de que él muriera o desapareciera, toda su fortuna pasaría a manos de Edward Hyde.

Tras leer esto, Mr. Utterson se preocupó por el Dr. Jekyll, ya que si Hyde era tan malvado como comento Mr. Enfield, el Dr. Jekyll podía estar sufriendo un chantaje.

Mr. Utterson se dirigió a casa del Dr. Lanyon, el cual era también amigo del Dr. Jekyll, para hablarle de lo que ocurría. El Dr. Lanyon dijo que no conocía a ningún Hyde, ya que hacía mucho tiempo que no se veía con el Dr. Jekyll.

Mr. Utterson decidió que quería conocer a Mr. Hyde y una noche se escondió en el patio de aquélla puerta que tanto odiaba Mr. Enfield y cuando apareció Mr. Hyde le preguntó si el Dr. Jekyll se encontraba en la casa, a lo que Hyde respondió con una negativa, dándole la dirección de su casa, situada en la calle del Soho. Después de esto Mr. Hyde sacó la llave y entró en la casa por esa puerta, que era la puerta trasera de la casa del Dr. Jekyll.

No contento con el resultado de su entrevista con Mr. Hyde, Mr. Utterson dio la vuelta a la casa dirigiéndose a la entrada principal de la misma. Llamó a la puerta. Le abrió Poole, el mayordomo, al que se anunció y preguntó si su señor podía recibirle. Poole le hizo pasar. Antes de que el mayordomo fuese a comprobar si su señor estaba en la casa, aprovechó Mr. Utterson para preguntarle si conocían a Mr. Hyde, ya que lo había visto pasar por la puerta trasera, la puerta de la sala de disección. Poole respondió que tenía llave de la casa y todos los empleados tenían órdenes de obedecerle. También dijo que sólo entraba por la otra puerta y nunca se le veía por la parte más lejana de la sala de disección de la casa. Poco tiempo después regresó Poole comunicándole que su señor no estaba en casa.

Mr. Utterson salió preocupado de aquélla visita, pensando si Hyde estaría también preocupado por el testamento.

CAPÍTULO 3.- El Dr. Jekyll estaba tranquilo:

Pocos días después, el Dr. Jekyll invitó a cenar a unos cuantos compañeros, entre los cuales estaba Mr. Utterson.

Acabada la cena, Mr. Utterson comentó al Dr. Jekyll que quería comentar con él sobre el Testamento. Le indicó que no lo aprobaba, respondiéndole el Dr. Jekyll que no quería hablar del tema, que no podía explicar el por qué e intentó convencer al Abogado de que él podía deshacerse de Mr. Hyde cuando quisiera, habiéndole prometer que en caso de que él muriese o desapareciese ayudara a Mr. Hyde en todo lo posible. Mr. Utterson lo prometió.

CAPÍTULO 4.- El caso del asesinato de Carew:

Después de un año se cometió el asesinato de un hombre que estaba en una buena posición.

Una doncella, desde la ventana de su habitación que daba a la calle, vio como dos hombres estaban hablando. Uno de ellos era un anciano que preguntaba por una calle y el otro un hombre bajo y joven, con un bastón, que parecía bastante nervioso. De repente, el segundo sufrió un ataque de histeria y comenzó a pegar al anciano.

La doncella reconoció al hombre que golpeaba, porque en ocasiones había visitado a su señor. Era Mr. Hyde.

Al ver todo lo que pasaba, se desmayó.

A la mañana siguiente se encontró junto al muerto la mitad del bastón de Hyde y un sobre lacrado dirigido a Mr. Utterson, del cual era cliente el hombre asesinado, el cual fue identificado como Sr. Danvers Carew.

Al conocer Mr. Utterson que el causante de todo era Hyde, condujo al oficial de policía Newcomer a la casa de aquél, en el Soho.

Al llegar, abrió la puerta una sirvienta, que afirmaba que su señor no estaba en casa, indicando que su horario era muy irregular, que salía muy a menudo y pasaba poco tiempo en la casa, la cual se encontraba muy amueblada, creyendo reconocer Mr. Utterson algunos objetos y muebles como pertenecientes al Dr. Jekyll.

CAPITULO 5.- El incidente de la carta:

Días después, Mr. Utterson visita al Dr. Jekyll y comentan la muerte de Sir Carew.

Mr. Utterson pregunta a Jekyll si ha sido capaz de esconder al asesino de Hyde en su casa y Jekyll contesta que no va a volver a ver a Hyde nunca más, ya que se juega su reputación

Jekyll enseña a su abogado una carta que había recibido aquella misma mañana mediante un mensajero, y le hace prometer que su contenido no se lo dirá a nadie y que será un secreto entre ellos dos.

La carta era de Mr. Hyde e iba dirigida al Dr. Jekyll y en élla le decía que no tenía que preocuparse por su seguridad, ya que tenía suficientes medios para salir.

Después de la lectura de aquélla carta, que se guardó, Mr. Utterson sintió un gran alivio.

Más tarde, el abogado hizo una última pregunta al doctor, si era Hyde quien le había hecho redactar aquél testamento, a lo que el Dr. Jekyll respondió que sí. Mr. Utterson sintió rabia, pero a la vez se alegró, pues parecía que por fin se habían librado de él.

Para asegurarse de que todo aquello era verdad, antes de salir de la casa, Mr. Utterson preguntó a Poole, el mayordomo, si aquélla mañana había llegado alguna carta dirigida a su amo, a lo que Poole respondió que no, que en

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