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Así fue…

Recuerdo con lujo y detalle aquella noche donde presentí, que mi vida, estaba a punto de cambiar completamente.

Hola... Me presento, soy Marcos, tengo 22 años, soltero y con una vida llena de cosas para nada interesantes. Vengo de una familia adinerada; mi papá un abogado un poco corrupto y mi mamá una escribana que desde hace varios años sigue sus pasos. Ah y estoy esperando un hermanito, que según cuentan mis padres, vino por un descuido en una romántica noche que pasaron para festejar las bodas de plata.

Pase una infancia un poco complicada con respecto a mi educación primaria. Debí cambiarme de colegio aproximadamente unas 15 veces por culpa  de la ambición por el dinero que sentía mi papá, siempre que alguna docente me llamaba la atención con notificaciones de mal comportamiento mi padre trataba de sacar algún provecho que iba desde la renuncia de la maestra hasta la clausura del establecimiento. Yo nunca fui un santo, pero siempre creí que las medidas que tomaba eran bastante rigurosas.

En mi adolescencia me dieron muchísima libertad, tanta que llegue a dejar la escuela varias veces por aburrimiento y en ningún momento me llamaron la atención. Siempre me dio igual terminar o no la escuela porque creía que siempre iba a ser mantenido por mis padres. Cuando cumplo 17 años, denuncian a mi madre y le inician una causa judicial por corrupción. Ahí fue cuando todo comenzó a hacerse muy complicado. Me obligaron a volver al colegio y terminarlo pero por culpa de los antecedentes de mi madre y los comentarios negativos que circulaban sobre mi padre, no logre ingresar a ninguno y a una escuela pública no pensaba ir. A mi madre le cerraron la escribanía y debieron pagar una deuda de medio millón de dólares, quedando la familia casi en la ruina. Mis libertades ya no eran las mismas pero de vez en cuando me permitían salir a bailar con mis amigos.

Todo comenzó la noche del 15 de mayo 2005. Fuimos a un recital de mi banda favorita, tocaban en un boliche muy conocido de mi ciudad y para verlo mejor compramos entradas para el sector de plateas. La plateas se encontraban en un entre-piso que no se veía seguro; fue lo que menos nos importó, lo único que queríamos era poder disfrutar el recital.

A las 2:30 de la madrugada comenzó el recital y luego de unos pocos temas y mucho pogo, el entre-piso se desplomó y quedamos todos dentro de una de polvo, aturdidos, sin entender lo que sucedida. Chicos inconscientes, algunos pocos muertos, otros desesperados por encontrar las salidas de emergencia o a sus amigos.

Unas horas después de haber logrado salir ileso del boliche, me enteré que mis dos mejores amigos habían quedado atrapados debajo de los escombros, y debido al peso de la cantidad de gente que se encontraba en el lugar perdieron la vida.

Sentí que arrancaban un pedazo de mi alma, siempre me identifiqué con mis amigos más que con mis propios progenitores. Fue en ese momento en el que decidí que debía hacer justicia por ellos. Hablé con mi padre y obligué a que le saque cada centavo y exija la mayor pena para los dueños del boliche. El proceso fue larguísimo, hubo muchos juicios de por medio hasta llegar a la sentencia de 80 años en cárcel sin posibilidad de salidas transitorias, y al pago de una indemnización millonaria por el fallecimiento de mis dos queridos hermanos del alma.

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