Ojos que no ven... ¿corazón que no siente?

Ojos que no ven… ¿corazón que no siente?

La ceguera, ¿qué es la ceguera?, es posiblemente uno de los males más temidos por la sociedad humana, el miedo de tener que encontrar la luz entre miles de tinieblas, pero qué sucede cuando misteriosamente comienzas a vislumbrar entre una niebla densa. José Saramago, él nos llevará a un viaje a través de lo más profundo que encierran los seres humanos, cabe destacar que él es uno de los autores más afamados, nacido en Portugal en el año de 1922,  que después de su amplia trayectoria, recibe el premio nobel de literatura en el año 1988.

La ciudad, sin duda uno de los ambientes más rítmicos que existen, personas dirigiéndose a un punto y otras, que por más que intentan, no encuentran el punto a dónde llegar, los autos y peatones a toda prisa, claro, sin prestar demasiada atención, pero al igual que una gota que cae y desestabiliza el resto del agua, empieza el terror más infame que pueda existir, una ceguera blanca, que, aparentemente, no tiene previa explicación.

Los casos aumentan, y a medida que aparecen más, la preocupación y el miedo van consumiendo las mentes, puesto que se trata de un mal de rápido contagio,  toda la ciudad comienza a perder la vista, aunque existe una mujer, que inexplicablemente nunca perdió la visión, pero que por obra de amor y caridad  hacia su esposo, pide que lo lleven con él. Comienza la cuarentena la medida de prevención más viable que el gobierno puede encontrar, con el fin de evitar más casos, aunque también, como gran parte de las cosas, son  motivos ocultos para aumentar el egoísmo de la autoprotección, por ésta razón el gobierno decide encerrar a todos los ciegos y posibles casos de contagio en un manicomio.

Un manicomio, un sitio desalentador y también una pesadilla común, aquí inicia no sólo la supervivencia, no sólo la búsqueda de medios para subsistir, también inicia la búsqueda de sí mismos y el reflejo de lo horribles y aterradores que pueden ser los pensamientos y acciones humanas. Empiezan las organizaciones sin cohesión y la desesperación crece a medida que los casos se expanden, los grupos dentro del sitio de la cuarentena van creciendo, cada uno con su propia manera de subsistir, se reflejan acciones cotidianas y abusos de poder, situaciones irremediables y vida insostenible.

Llega el momento de salir, claro, después de haber vivido en un infierno constante. Al salir, la ciudad, aquella tan rítmica, luce tan lúgubre que sería fácil dejarse caer, pero gracias a aquellos milagrosos ojos que aún pueden ver, puede ser un poco sostenible la vida, esto sólo hasta que la ceguera blanca encuentre su fin y deje de ser cadenas para para las personas de esta ciudad. Así, sin más preámbulos, se notan diversas situaciones, que bien, tendrían parecido con lo que vivimos actualmente, sin duda alguna, Saramago, este socialista, posiblemente desalentado, hace un acrítica social y demasiado fría de lo que somos los humanos. Finalmente las personas de la ciudad logran recuperar la visión, tal como se había ido, esta regresó.

A lo largo de la historia, como ya se había dicho, se presentan situaciones inhumanas, primeramente tendríamos que analizar el por qué de muchas de ellas, cabe destacar el lugar de la cuarentena, el manicomio, el sitio más adecuado que encontró el gobierno para alojar a estas personas pero al igual una forma de pretender buenas intenciones. Realmente es un sitio para ver hasta dónde pueden llegar, y por así decirlo, esperar a que mueran, puesto que como se creía que la ceguera era contagiosa, se puede aplicar el refrán: “muerto el perro se acabó la rabia”.

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