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Papelucho En Vacaciones


Enviado por   •  27 de Mayo de 2014  •  2.090 Palabras (9 Páginas)  •  445 Visitas

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PAPELUCHO EN VACACIONES

Marcela Paz

Yo sabía que a mi vuelta de vacaciones la señorita Fresia me iba a dar de tarea una composición de las vacaciones. Por eso la dejé hecha antes de irme y también me quedó harto chora, con aventuras sulfurosas y espaciales.

Para que no me perdiera, la escondí secretamente y apunté el escondite por si se me olvidaba; lo malo es que se me perdió el apunte para siempre... ¿ Dónde estará mi tarea?

Total, llegando al colegio:

-De tarea, niños, una composición sobre sus vacaciones- clamó la señorita Fresia.

Y en la noche, dale con pensar y pensar en mi composición perdida... o tratar de inventar aventuras guerrilleras que le dieran envidia a los demás cabros. Pero ¡nada!. Hasta que por fin decidí escribir la pura verdad, aunque duela.

Papá: ¡ Por fin saldremos de vacaciones!

Mamá: No te cortarás el pelo... Hace ratito que estás queriendo ser hippie...

Papá: ¿ Y a ti quién te critica tu moño de codorniz?

Mamá: Total, en el campamento no hace falta la moda.

Yo: ¿ Vamos a ir a campamento?- pregunto.

Mamá: Sueño con no tener reloj y vivir sin horas...

Yo: Eso quiere decir que vamos a ir de campamento- me contesto.

El Papá y la Mamá amanecen vestidos de scouts.

Se ven bastante mal por lo ancianos que son. Los dos se creen capitanes de equipo y no tienen idea de nada.

El suelo está lleno de canastos, lienzas, cañas etc.

Yo: ¿ No llevamos carpa?- pregunto.

Papá: ¡ Dormiremos al aire libre, por fin!

Mamá: ¿ Y si llueve?

Papá: Cómo se te ocurre que va a llover en verano.

Y partimos al sur en un bus inmenso, con parlantes y excusado propio, dulces chilenos y música al paladar.

Nos bajamos y caminamos bien cargados. En el primer potrero, bajo el primer árbol, acampamos.

Papá: ¡ Papelucho! A ver si limpias el terreno como un buen scout.

Mamá: ¡ Arma una pira de palos para hacer el fuego! ¡Trae piedras grandes!

Mamá:!Pon a un lado los bolsones de ropa!...

Papá: ¡Ayuda a tu madre a ordenar las ollas!

Así estuve todo el resto del día, solo recibiendo órdenes.

Y así se hizo de noche, menos mal que los sueños los inventó Dios para consolarnos del desastre de los que algunos llaman “ campamento.”

Mamá: ¿ No te dije que trajéramos carpa? ¡ Qué desastre, Señor! ¡Qué tragedia!. Estamos empapados y no tenemos refugio – chillaba histérica.

Papá: ¡A quién se le ocurre llover en este tiempo!. Pero luego amanecerá y saldrá un sol radiante que lo secará todo.

Yo: Hay que copiar a los monos y trepar a los árboles – dije con sabiduría.

Y trepamos. Cada uno en su rama, decía que no le llegaba el agua.

De repente yo divisé a lo lejos un auto bienvenido.

Yo: ¡ Papá, un auto!- mi grito rompió el ruido de la lluvia.

Papá: ¿ Dónde, hijo, dónde?

Yo: ¡ Ahí! ¡Allá!- gritaba yo apuntando con el único dedo que podía soltar de la rama.

Papá: ¡ No hay nada!. Estás soñando...Eso se llama espejismo, igual que en el desierto.

Mamá: ¡ También yo lo veo! – Es un auto, quizá un jeep...

Papá: ¡ Sí, tienen razón...! Pero no es auto ni está muy lejos... Es algún gato o animalito trepado aquí en el árbol.

Tendremos que espantarlo o matarlo. Puede ser un gato salvaje – gruñó.

Yo: Es mío, yo lo descubrí y nadie me lo quita.

Apenas tuve que estirar la mano para pillarlo. Estaba tan cerquita de mí. Pero no era gato porque, no tenia pelos y estaba un poco helado. Al tiro me di cuenta que era un culebro pero, no les tengo miedo, sino que me dan pena porque nadie las quiere.

Yo: Es mansito, papá.

Papá: Quieras o no voy a matarlo para estar tranquilo. No se discute trepado en un árbol... Pero de repente se quebró el gancho en que se sostenía y se vino al suelo. Por poco nos arrastra a todos con él, pero no se quejó.

Con el tremendo golpe que recibió la tierra al caer el Papá, paró la lluvia, pero, luego de un rato amaneció y me quedé con el culebro pero, tuve que esconderlo para que no lo viera mi papá.

Papá: Ahora empacaremos todo para buscar un sitio cerca de un río y hacer una ramada. Así tendremos agua y techo. Mamá: Volvamos al camino y busquemos un hotel.

A poco andar, una nube negra, y otra vez se descarga el diluvio.

Papá: ¡ A refugiarse cada uno donde pueda!

Con el diluvio no se veía nada y cada uno corrió a meterse quizá dónde. Yo descubrí una especie de casuchita y me refugié con mi culebro.

Cuando dejó de llover salimos del refugio. No se divisaba nadie, estábamos solos, mi culebro y yo.

Éramos los dos solos en el mundo y avanzábamos. A cada paso se iba oyendo más cerca un tamborileo.

De repente nos encontramos ante un campamento indio.

Los quedamos mirando, escondidos detrás de unas matas. Tenían el cuerpo pintado entre hippie y cebra. Les colgaban flechas y plumas, y no lejos ardía una fogata que olía a palo quemado.

Los indios nos vieron y dejaron de tamborilear. Los seis indios se acercaron a nosotros y nos quedaron mirando muy fijo.

-¡ Hola ¡- les dije para tranquilizarlos.

-¡ Hola ¡- contestaron en coro, apuntando sus flechas.

¿ Saben hablar Chileno?

-¡ Somos chilenos! Dijeron- otra vez en coro y, así fuimos haciéndonos amigos.

Resulta que no eran indios sino, cabros de mi edad haciendo campamento. Tenían su propia ruca y no les importaba la lluvia porque lo pasaban muy bien. Me convidaron leche, pan y fruta.

Salimos a pescar salmones en un río que era desconocido en todo el mundo. Asamos un salmón y estaba delicioso así que me lo devoré en un segundo.

Cuando llegó la noche, nos amontonamos en una de las carpas y no pase nada de frío.

Despertamos transpirando. El sol quemaba tremendo y era medio día porque la sombra nos quedaba debajo de los pies.

Desayunamos salchichas y después nos pusimos a planear un negocio muy bueno que se les había

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