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Pedagogía del oprimido


Enviado por   •  25 de Agosto de 2011  •  6.358 Palabras (26 Páginas)  •  1.114 Visitas

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Pedagogía del oprimido

“La verdad del opresor reside en la conciencia del oprimido”………Es una forma de interpretar la liberación del hombre de su opresor.

En este libro el autor hace una critica el sistema tradicional de la educación y propone una nueva pedagogía en la cual los educadores y los educandos trabajan conjuntamente para desarrollar una visión crítica del mundo en que viven.

El autor pone énfasis en una necesidad de abrirse un diálogo en la educación popular, defendiendo su lenguaje y cultura própias. El teórico defiende la tesis de que la forma como se enseña en aula es una didactica que defiende solamente los interesados de la elite y el lenguaje utilizado por los profesores a los educandos es una ideologia elitista que no lleva en consideración costumbres de las clases obreras.

Freire proporciona una nueva pedagogía en la cuál presenta su método que tiene como finalidad la “alfabetización” y postula a la educación como camino hacia la libertad.Su pedagogía funda un método cuya finalidad inmediata es la alfabetización y, en su dimensión más amplia, postula la educación como práctica de la libertad. Freire entiende el quehacer humano como acción y reflexión, teoría y praxis.

Una característica de su método una pedagogía basada en la práctica, ésta está sometida constantemente al cambio, a la evolución dinámica y reformulación.

Dice que al inicio las personas escriben y no copian, sino que expresan sus juicios y que al escribirlos van adquiriendo conciencia de su participación en la historia. Menciona que el educador de vocación humanista al inventar sus técnicas pedagógicas, redescubre a través de ellas el proceso histórico en qué y por qué se constituye la conciencia humana, ya que es el proceso en el que la vida se hace historia. Por ello hombre desarrolla más y más su conciencia crítica, en busca del afloramiento de la verdadera conciencia reflexiva de la cultura, la cual aparece en el preciso instante en que el hombre se historiza, en que se constituye como conciencia histórica.

Recomienda que es importante comenzar por escribir su vida, biografiarse, historiarse, como autor y testigo de su propia historia. Ya que el hombre es como un ser en el mundo y con el mundo. Lo propio del hombre, su posición fundamental, es la de un ser en situación; es decir, un ser introducido en el espacio y en un tiempo que su conciencia intencionada capta y trasciende.

En la página 17, se menciona que la conciencia es esa misteriosa y contradictoria capacidad que el hombre tiene de distanciarse de las cosas para hacerlas presentes, inmediatamente presentes. Que la presencia hace lo presente, objetivo, ya que la subjetividad de las conciencias es la progresiva concienciación en el hombre, del “parentesco ontológico” de los seres en el ser.

Menciona en el capítulo I que “nadie libera a nadie, ni nadie se libera solo. Sólo los hombres se liberan en comunión.” Es decir, que el mismo hombre sea quien busque su libertad y así mismo la ejerza.

Es importante señalar que sólo los oprimidos liberándose, pueden liberar a los opresores. Que éstos en tanto clase que oprime, no pueden liberar ni liberarse.

Paulo Freire, defiende una posición marxista y, con eso, valora a unapedagogía del diálogo en que su método de alfabetización tiende a entrar en armonía con el mundo de los campesinos y otros proletariados explorados por la elite que los domina hasta mismo en su forma de lenguaje. El educador también defiende a una didáctica libertadora, una pedagogía que politiza a los alumnos mientras la alfabetización ocurre.

Su pedagogía funda un método cuya finalidad inmediata es la alfabetización y, en su dimensión más amplia, postula la educación como práctica de la libertad. Las personas, al comenzar a escribir, no copian palabras sino que expresan juicios. Al darles forma escrita adquieren conciencia de su participación en la historia. La teoría de Freire permite a los sujetos replantearse críticamente las palabras de su mundo para, en el momento debido, conocer y expresar su propia palabra y, así, asumir lúcidamente su condición humana. Para lograrlo, en un régimen en el que los más explotados menos manifiestan, los oprimidos tienen que entablar una lucha contra los dominadores también en el nivel del lenguaje.

Este es el aprendizaje que precisamente muestra “pedagogía del oprimido”. Las Este aprendizaje es la vía que muestra PEDAGOGÍA DEL OPRIMIDO. Las afirmaciones de Freire se sustentan siempre en situaciones concretas, expresan las reacciones de proletarios urbanos, hombres y mujeres de clase media y campesinos. En la educación para la libertad, los educadores y educandos inician juntos, como oprimidos, la tarea histórica de liberarse a sí mismos y liberar a los opresores.

Escrito durante su exilio en Chile, el libro seminal de Paulo Freire, Pedagogía del oprimido (1970), presenta lo que no es meramente una nueva pedagogía, sino un plan para la liberación auténtica del hombre, sea opresor u oprimido. En este libro Paulo Freire critica el sistema tradicional de la educación (lo que él llama “la educación bancaria”) y presenta una nueva pedagogía donde los educadores y los educandos trabajan juntos para desarrollar una visión crítica del mundo en que viven.

En su introducción al libro, “Primeras palabras” (páginas 21-27), Freire advierte que su libro “probablemente provocará” reacciones “sectarias” en algunos lectores (23), pero se debe evitar este sectarismo porque “es un obstáculo para la emancipación de los hombres” y “provoca el surgimiento de su contrario, cual es la radicalización del revolucionario” (24).

El primer capítulo (páginas 29-69) contiene cinco partes (“Justificación de la pedagogía del oprimido”; “La contradicción opresores-oprimidos, su superación”; La situación concreta de opresión y los opresores”; “La situación concreta de opresión y los oprimidos”; y “Nadie libera a nadie, ni nadie se libera solo. Los hombres se liberan en comunión”). Freire empieza escribiendo sobre la búsqueda de las raíces de los problemas que la humanidad enfrentaba a fines de los sesenta y sugiere que el hombre es un “ser inconcluso”, y que la deshumanización existente en el mundo “es distorsión de la vocación de SER MÁS” (32). Esta distorsión conduce a los oprimidos a “luchar contra quien los minimizó” (33). Su lucha sólo tiene sentido cuando los oprimidos no se transforman en opresores de sus opresores, “sino en restauradores de la humanidad de

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