Politica Para Amador Capitulo 1 Resumen
Enviado por angelikit981 • 2 de Noviembre de 2013 • 451 Palabras (2 Páginas) • 22.804 Visitas
En este primer capítulo, el tema principal es que el ser humano es un ser sociable. Al nacer, lo primero que veremos serán rastros de la vida humana, como lo son los muros, ventanas, personas, aparatos electrónicos, llantos, risas, incluso la sonrisa de nuestra madre, la sociedad y más; esta última viene acompañada de leyes y normas, derechos y deberes para que vivamos en armonía para con nosotros y con los demás.
Al Savater compararnos con los animales, encontramos que tenemos muchas cosas en común, como lo son el instinto de supervivencia, la necesidad alimenticia, respiratoria, reproductora, en fin, muchas cosas, pero entre estas encontramos algo que nos diferencia y es nuestra capacidad de razonar; la razón es una de las características por las cuales el ser humano es capaz de diferenciar el bien y el mal al contrario de los animales, la razón es la característica que nos permite evitar excedernos y vivir felices; pero a esta feliz vida la llega su fecha de caducidad, su game over y es la muerte, aquella a la cual los seres humanos, la mayoría le tememos tanto y recurrimos a simbolismos , como lo son los religiosos y los sociales; los religiosos abarcan el espiritismo, la vida más allá de la muerte, etc.; y los sociales son los complementos que nos brinda nuestra sociedad, por ejemplo, si la muerte te da absoluta soledad, la sociedad compañía; si la muerte borra toda diferencia personal y todo lo iguala, la sociedad brinda sus jerarquías, la posibilidad de distinguirse y ser reconocido y admirado por los demás, si la muerte te da olvido, la sociedad te inmortaliza, y ¿Cómo lo hace? ¡Fácil! Dependiendo de tus actos, o del impacto que dejen en la sociedad serás inmortalizado por los constantes recuerdos, sobre tus actos, en la mente de cada persona a la que hayas afectado.
Las leyes e imposiciones, según Savater son siempre nada más (pero también nada menos) que convenciones. Por antiguas, respetables o temibles que parezcan, no forman parte inamovible de la realidad ni brotan de la voluntad de algún dios misterioso: han sido inventadas por hombres, responden a designios humanos comprensibles (aunque a veces tan antiguos que ya no seamos capaces de entenderlos) y pueden ser modificadas o abolidas por un nuevo acuerdo entre los humanos. Pero no hay que apresurarnos a comparar las convenciones con caprichos. Algunas convenciones (llevar corbata para poder entrar en cierto restaurante o no ponerse calcetines blancos para que le dejen a uno bailar en cierta discoteca) expresan solamente prejuicios bastante tontos, es verdad, pero otras (no matar al vecino o ser fiel a la palabra dada, por ejemplo) merecen un aprecio muchísimo mayor.
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