PosMordernidad
Enviado por AstridChavez • 1 de Mayo de 2014 • 2.058 Palabras (9 Páginas) • 214 Visitas
El fenómeno posmoderno se nos presenta como un fenómeno cultural complejo que, en una
primera instancia, lo percibimos como una formulación interpretativa de los nuevos tiempos y
un intento por superar las concepciones teóricas de la modernidad en diversos campos. Sus
representantes comparten algunos problemas propios de la contemporaneidad y en otros
aspectos se abren a propuestas personales innovadoras que hacen imposible nuclearlas en una
única teoría. La visión compartida, que es la que vamos a tratar aquí, tiene que ver
precisamente con el prefijo “post” cuyo significado nos remite a una actitud crítica frente a la
herencia filosófica occidental siempre condicionada por los intereses del presente desde el
cual se interroga al pasado.
En el plano cultural el término “posmoderno” significa en las palabras de Lyotard1
“estado
de la cultura después de las transformaciones que han afectado las reglas de juego de las
ciencias, de la literatura, de las artes, a partir del siglo XIX”. ( Lyotard,1994; p. 9). Es una
cultura que se ha creado como contrapartida a la de la modernidad y que, si nos atenemos a las
relaciones de producción, se corresponde con las sociedades posindustriales. Se percibe ese
“estado” como una necesidad de ir “más allá” de las líneas tradicionales y ese ir “más allá”,
lleva a posturas que tienen que ver con una pérdida de legitimación del estado anterior y una
búsqueda de nuevas bases que permitan superar, cambiar o reformular el estado precedente.
La modernidad se había caracterizado por sostener una ideología basada, fundamentalmente,
en las ideas de que la verdad y el progreso se podían conquistar a través del desarrollo
científico y tecnológico y que, como consecuencia, el hombre podría disfrutar plenamente de
esos beneficios. Así como la ciencia y la tecnología harían más próspera la vida humana, el
proyecto social de un desarrollo ilimitado de las libertades del hombre, acuñado durante el
período de la Ilustración, consolidaría en el futuro sociedades más solidarias y justas. Esta
cosmovisión encuentra su máxima expresión en el positivismo científico y en la
consolidación de los grandes sistemas políticos como el liberalismo, el socialismo y el
comunismo.
La puesta en tela de juicio de la legitimidad del proyecto moderno, de la validez de los
“grandes relatos”2
para la acción, la ciencia y la sociedad, durante la segunda mitad del siglo
XX, acarrea un estado muy especial de las conciencias: desilusión ante los ideales no
cumplidos, desamparo por no saber hacia dónde se va, incertidumbre acerca del futuro. Un
presente, instalado como la “era del vacío” en palabras de Lypovetski3
, provocado porque
esos ideales universales sustentados en la idea de un progreso sin límites de la ciencia, la
tecnología y la política ya no tienen una respuesta para la situación del presente ni para las
aspiraciones del hombre. Cabe aquí la interrogante central: ¿El proyecto moderno es un
proyecto “agotado” como afirman algunos filósofos o aún posee un potencial para su
renovación como dice Habermas?
Las evidencias de la realidad presente nos interroga: ¿Dónde está la prometida sociedad sin
clases? ¿Qué validez tiene el criterio que permite constatar si una ley es justa o un enunciado
verdadero si el saber se ha convertido en mercancía y fuente de poder? En la interpretación de
1
Lyotard, J. (1994), “La condición postmoderna”. Madrid. Cátedra.
2
Denominación que Lyotard confiere al proyecto moderno.
3
Lipovetsky, G., (1996), “La era del vacío”. Barcelona. Anagrama. Comisión Sectorial de Enseñanza Unidad Académica, octubre 2005
5
Follari4
el fenómeno posmoderno es la culminación de la modernidad que termina negándose
a sí misma según las leyes de la dialéctica: determinismo y razón esclarecedora reemplazados
por la incertidumbre y la razón instrumental.
Muchas interpretaciones para una realidad actual que busca no solo explicaciones sino
fundamentos. El hombre posmoderno debe buscar otras alternativas o principios que puedan
responder coherentemente a un proceso de creciente fragmentación social, a la disputa por la
apropiación del conocimiento, al individualismo, a la falta de propósitos comunes.
La expresión “el fin de las utopías” refleja, con claridad meridiana, la denominada “condición
posmoderna”, la realidad ha demostrado y demuestra lo contrario de aquellas promesas de
liberar a la humanidad de la ignorancia, de la pobreza y del despotismo... Las consecuencias
de la tecno-ciencia están a la vista, amenazas de catástrofes nucleares, de manipulación
genética y de destrucción del medio ambiente, es una cuestión de todos los días en los titulares
de la prensa. Una existencia humana “cosificada” es el resultado de un desarrollo científico
promisorio que ha escapado a las normas del derecho y de la ética.
Tomar conciencia de esta situación, podría ayudar a controlar la “cara oscura” de ese
desarrollo permitiendo, a la vez, salir de la pasividad y de la impotencia en la que se podría
desembocar. Pasar del sentimiento de impotencia de la “condición posmoderna” e incluso de
su aceptación, a una concepción emancipadora parecería ser el camino de salida para Jürgen
Habermas cuando defiende la herencia del racionalismo occidental, corregible pero no
desechable, y que fundamenta en la tesis de un cambio de paradigma de la “filosofía del
sujeto” a una filosofía de la “intersubjetividad comunicativa”.
Sintetizando la reacción del posmodernismo como fenómeno social y cultural, como ya lo
habíamos explicitado hace unos años en la Revista “La Educación del Pueblo” (Nº72/1998 ),
podemos señalar:
La pérdida de la noción de proyecto social global que ha golpeado contra los
totalitarismos, centralizaciones y jerarquizaciones que pretendían legislar sobre todo y
por sobre todos; como contrapartida surge una afirmación de la potencialidad de los
espacios “micros”, los juegos del lenguaje, lo cercano, lo contextualizado, lo inmediato,
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