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Potencialidades y alcances de prácticas alimentarias presentes en la comuna de Alto Hospicio


Enviado por   •  21 de Mayo de 2013  •  2.057 Palabras (9 Páginas)  •  340 Visitas

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Diseño de Investigación

Tema: Potencialidades y alcances de prácticas alimentarias presentes en la comuna de Alto Hospicio.

Problema de investigación: A través de esta investigación me propongo indagar en las prácticas, percepciones, ideas e imágenes en torno a la alimentación, en la comuna de Alto Hospicio, visualizando la relación entre alimentación pertinente culturalmente y vida saludable, o entre alimentación y salud. En este sentido, pretendo visualizar los alcances y debilidades que tendría el alimentarse de acuerdo a acervos culturales determinados.

Lo que sustenta mi investigación es el problema social de fondo, el cual dice relación con la falta de pertinencia cultural de las políticas alimentarias en salud hoy, pues éstas se confeccionan unidireccionalmente, planteándose a partir de un sujeto universal, carente de historia y especificidad, excluyendo con ello, el contexto, y las particularidades de los destinatarios de estas políticas, invisibilizando entonces, prácticas y acervos culturales propios relacionados con la salud.

Pregunta de investigación:

¿Cómo distintas colectividades socioculturales, presentes en la comuna de Alto Hospicio, articulan una relación entre alimentación y salud?

Fundamentación

Uno de los desafíos sanitarios en Chile dice relación con enfrentar las desigualdades en materia de salud hoy, lo cual se traduce en una brecha sanitaria entre grupos de distinta condición socioeconómica . Dicha brecha se subsanaría, en términos del Ministerio, mejorando la salud de la población en general, a través de prolongar la vida en años, y prolongando también, años con ausencia de enfermedad.

Es decir, mejorar la salud de la población se entendería como vivir más años y con menos enfermedades, extendiendo este deseo a todos los sectores sociales, pues hoy la brecha se encuentra en que los sectores menos favorecidos tienen menos esperanza de vida (en años), y sufren de más enfermedades . Por tanto, desde el Minsal, aún la referencia de la salud sería la presencia/ ausencia de enfermedad. Pues se entiende que la menor prolongación de vida, propia de los grupos menos favorecidos económicamente, se vincula estrechamente con mayor padecimiento de enfermedades.

La pregunta entonces sería ¿qué pasa con el concepto de salud propuesto por la OMS , hoy?, y en segundo lugar ¿estamos todos de acuerdo, en que vivir más años, es contar con mejor salud?, y ¿qué entienden estos sujetos menos favorecidos, objeto de estas políticas, por salud?

Para cumplir con sus objetivos, el Minsal propone ciertas condiciones como promotoras de salud , entre las que se destacan el adoptar estilos de vida saludable, entendiendo lo anterior como; alimentación saludable, actividad física, horas de sueño, entre otras. Por tanto, podríamos señalar que el Minsal asume que si hay que adoptar estilos de vida saludable, los sujetos no poseerían vidas saludables, refiriéndose incluso a la adopción de hábitos de vida saludable, pero ¿qué entendemos por hábitos?, ¿y según quién podemos establecer cuáles hábitos son saludables y cuáles no lo son?

En la encuesta de calidad de vida 2006- 2007 se señala en lo que refiere a hábitos alimentarios, recomendaciones sobre la frecuencia en el consumo de ciertos alimentos y sobre la cantidad de comidas al día, lo que claramente sólo alude a una lógica cultural y socioeconómica, lo cual en el último punto dista sobremanera de la realidad de los receptores de dichas recomendaciones, pues claramente la población objeto de estas políticas públicas son los económicamente menos favorecidos, entonces ¿cómo recomendamos que la comunidad hospiciana tome leche todos los días y consuma 5 porciones de frutas y verduras, si 17.959 personas , correspondientes al 56,3 % del total de habitantes de Alto Hospicio se encuentra inactiva, es decir, sin trabajo por un ingreso constante? Por tanto la confección de políticas no tiene arraigo sociocultural ni menos se condice con la situación socioeconómica de los sujetos, receptores de estas políticas.

Desde las políticas se opera con tan sólo una mirada para entender vida saludable, respondiendo a la conceptualización de la ciencia biomédica de lo que se considera saludable, por ende, se cuestionarían, erradicarían e invisibilizarían, acervos propios de los sujetos en torno a la relación salud- enfermedad y alimentación. Pudiendo decir entonces, que el sistema de Salud Pública impone un concepto de vida saludable, excluyente de la cosmovisión de sus destinatarios, estableciendo con ello un sujeto universal, ajeno a la diversidad propia de los contextos en los que opera, en consecuencia lo anterior nos lleva a pensar que dichos programas de alimentación en salud, desconocen e ignoran, las prácticas alimentarias y acervos culturales respecto de la salud, de la población receptora y objeto de estos mismos programas, generándose por ende, una desconexión y un desbalance entre lo que plantean las políticas y la realidad que viven los sujetos.

Lo anterior no responde a un capricho o sesgo de parte de las autoridades de salud en Chile, responde más bien a un contexto más amplio, donde la ciencia se impuso sobre la costumbre, subyugando una lógica en pro de otra, instaurando y legitimando, un sólo conocimiento como válido; el científico.

“Hay un sentido en el que el progreso económico acelerado es imposible sin ajustes dolorosos. Las filosofías ancestrales deben ser erradicadas; las viejas instituciones sociales tienen que desintegrarse; los lazos de castas, credo y raza deben romperse; y grandes masas de personas incapaces de seguir el ritmo del progreso deberán ver frustradas sus expectativas de una vida cómoda. Muy pocas comunidades están dispuestas a pagar el precio del progreso económico.” (discurso de la ONU en Escobar 1997; 20)

Esta lógica impositiva, no excluye lo alimentario, al respecto, el antropólogo español Jesús Contreras nos señala que (…) “El Estado por una parte, y la Ciencia por otra, tienden cada vez más, a afirmar su competencia y su influencia sobre las conductas alimentarias”. (Contreras 1993; 7), lo cual se expresaría en las normas y políticas alimentarias en materia de salud que se construyen unilateralmente desde una elite política y científica, que no se condice con saberes y prácticas concretas, con arraigo cultural e histórico propio, de los distintos conglomerados sociales, además dichas políticas se limitan a entender la alimentación desde una dimensión

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