Principios de la administración Científica.

PRINCIPIOS DE LA ADMINISTRACIÓN CIENTÍFICA.

En este libro se expone de manera explícita por el autor, los principios de la administración científica y los beneficios de su implementación, llevándola a un contexto real donde se ejemplifican diversos casos que argumentan que este modelo traerá muchas cosas buenas a las organizaciones si se emplea de la manera adecuada, además de los posibles eventos que pueden ocurrir y deben ser tenidos en cuenta para que la implementación sea exitosa.

Se resalta y se parte del hecho por parte de la premisa que envuelve la identidad de los intereses del patrón y del obrero, que según expresa Taylor, en el sin número de organizaciones que pueden existir, se percibe cierta rivalidad entre estas partes, donde el patrón y el obrero direccionan sus ideas a que el uno del otro difieren en intereses, representándolos dentro de la organización de forma antagónica.

Por el contrario según argumenta el autor, los fundamentos que enmarcan la administración científica tratan de visualizar que tanto el patrón como el obrero están encaminados en los mismos intereses y de esta forma connota que el punto “máximo de prosperidad” puede ser obtenido contando con el “máximo de eficiencia” del obrero, y de esta manera el obrero también se verá retribuido, pues así el patrón podría dar salarios más altos al aumentar su rendimiento o productividad en la industria, sin embargo la ideología de los obreros se ve limitada en ocasiones y  se encaminan en la “simulación del trabajo”, queriendo engañar al patrón pues de esta manera creen que su trabajo no será aumentado, enfatiza Taylor.

Partiendo de la tesis del autor, que expresa el cómo alcanzar el “máximo de prosperidad”, denota que los esfuerzos deben ir enfocados en especializar al obrero para obtener dicho desempeño que ayude a alcanzar este objetivo, sin embargo nota que los obreros no enfocan su máximo esfuerzo, efectividad y eficiencia en su trabajo por lo que los resultados no son los mejores y es que existen algunos obstáculos que no permiten el óptimo desempeño de los colaboradores, como la línea de tendencia que puede existir dentro de la misma organización, donde los obreros se encargan de transmitir ese tipo de comportamientos entre ellos, creando sofismos para convencer a los demás que la forma en que se desempeñan es la mejor manera de mantener el orden de las limitaciones en sus tareas sin ser explotados por su patrón.

Entonces surge la necesidad del estudio científico de las condiciones del trabajo, según indica Taylor. Explica que el trabajo es enfocado deliberadamente por el patrón, los directores o si bien por ellos mismos, pero por el contrario si un obrero fuese instruido desde sus directivos de una manera dedicada y científicamente estructurada, se obtendrían mejores resultados tanto para el trabajador en cuanto a su carga, como a la empresa en su productividad, y por el contrario a lo que la mayoría de los obreros pensaría, el obtener este óptimo de eficiencia también traería consigo mayores sueldos por el crecimiento de la compañía. Estos conceptos se entenderían como la esencia de la administración científica moderna, indica el autor.

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