Prologo Libro El Paraiso Escondido De Nuestras Desgracias
Enviado por rc07 • 7 de Septiembre de 2011 • 723 Palabras (3 Páginas) • 1.045 Visitas
Todas nuestras desgracias en la vida, pequeñas o grandes, llevan
un paraíso escondido detrás de ellas. Esto sucede siempre sin
excepción. Pero no siempre lo sabemos ver. Cuando una desgracia
nos sucede, en ese momento quedamos muy abstraídos
por el dolor y el sufrimiento como para poder descubrir alguna
ventaja en lo sucedido, algún paraíso detrás de la misma (entiéndase
por desgracia la tonalidad emotiva personal que cada
uno de nosotros le pondremos al hecho). Para un niño, la rotura
de su camioncito puede constituir una desgracia, mientras que a
un adulto a veces, la muerte de un ser querido le traerá alivio.
Dos hermanos pierden a su padre en un trágico accidente. El
hijo que lo amaba lo llorará mientras que el que lo odiaba festejará
su muerte. El hecho o situación externa es la misma. No es
ni deja de ser una desgracia. Ésta sólo puede ser creada dentro
de cada uno de los individuos. Los hechos externos se viven en
forma personal, subjetiva. Por eso es que no pocas veces, un
mismo hecho puede significar una desgracia para una persona y
una alegría para otra, como en el ejemplo de referencia. Las
desgracias así como las alegrías se encuentran siempre dentro de
uno mismo y nunca fuera.
Pero es la paciencia el don de los sabios, una de las lecciones
más provechosas y que siempre da resultado. Es a través de la
paciencia, la espera y la observación que la persona podrá ente10
rarse, si lo desea, de los beneficios encubiertos en aquella desgracia.
Quizás la palabra beneficio no sea la más feliz a estos
propósitos. Respuestas aparecerán si uno sabe esperar y observar.
Estas pueden ser más o menos inmediatas, pero siempre
llegan. A veces nos explican que la desgracia vino a evitar un
mal mayor. Otras, simplemente expresan que la desgracia no fue
tal, sino todo lo contrario: un hecho positivo que vino a despejarnos
el camino hacia metas superiores. Pero suele ocurrir que
entre el momento en que los hechos ocurren y el momento en
que se nos devela su verdadero significado, transcurre un tiempo,
a veces muy largo, en el que no solemos apreciar las
situaciones con claridad. Es el tiempo en que todo se nos confunde
y nos sumergimos en el dolor por lo acontecido y el temor
frente a la incertidumbre del futuro.
Sin llegar a extremos emocionales como los de los casos más
arriba mencionados, solemos vivir día a día situaciones no deseadas
aunque éstas se encuentren lejos de ser consideradas por
nosotros mismos como desgracias, pero que hubiésemos querido
que sucedieran o finalizaran de otra manera. También en estos
casos se aplican los mismos principios.
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