Reseña caudillos en hispanoamperica.

Lynch, John. Caudillos en hispanoamerica, MAPRE, Madrid, 1993.

Miguel Dario Cano Marin

John Lynch al referirse a la figura de Bolívar, renunciará a abordarlo a través de la caracterización del caudillo. Bolívar se escapa a las formas con las cuales Lynch ha esbozado este fenómeno tan propio para la historia de América Latina. Un hombre situado en un imperio que ha perdido la cabeza y que empieza a sufrir de la debacle institucional generalizada, respaldado con medios materiales y humanos suficientes para emprender sus propias campañas y con un status social suficiente para la negociación interregional y el reconocimiento para legitimar la causa propia, una personalidad suficientemente fuerte para intervenir en la emancipación de más de la mitad del imperio español en el continente, rebasa las líneas que dibujan al caudillo. Parce ser que Lynch ha caído en el mismo embrujo que la fuente sobre la que se basa en mayor medida para la comprensión de este personaje, las memorias del General O leary, que ha hecho las veces de recopilador compulsivo de fuentes para la historia de Bolívar y de quien podemos sentir un profundo afecto y admiración que se traspasan a Lynch. Aunque Bolívar no está solo en esta breve lista de excepciones, en donde encontramos al mariscal Sucre y al general Urdaneta, todos caracterizados por el constitucionalismo, aunque este no sea el único rasgo que los diferencie de los caudillos.

¿Por qué detenerse tanto en un preámbulo sobre un personaje que precisamente no hace parte del esfuerzo emprendido por Lynch? Porque éste parece establecer una especie de jerarquía en el conjunto de personajes que estudia en donde la cabeza la ocuparía Bolívar para ir descendiendo por los otros caudillos venezolanos (el caudillo perfecto para Lynch es Páez), siguiendo con Artigas y el Rio de la Plata, pasando por los lideres de las guerrillas del alto Perú para terminar con una base de bandidos de donde provendrían el grueso de los caudillos locales. Estos verdaderos caudillos que se encuentran entre la base bandolera y la cima constitucional de la pirámide establecida  son un producto completamente americano, que surgen a partir del clima de violencia y desorden social e institucional generalizado de un impero sin Rey, se desarrollarán a partir de una base social basada en las relaciones patrón - cliente, a distintos niveles, que sigue la lógica de las relaciones latifundistas de producción, que predominan en una América sin industria y en una frontera agrícola ilimitada. A partir de esta base cacical el caudillo se definirá por la construcción a sangre y fuego, de un poder absoluto y absolutamente personal, despótico, independiente de cualquier poder institucional (la figura del dictador y el caudillo tendrán una diferencia más de matiz que de naturaleza para Lynch) pus el ejercito que lo respalda es más una guardia personal que una institución estatal. Clientela, ansias de enriquecimiento, indisciplina y sevicia en la guerra, cultivo del poder personalista, son todas estas las características que Lynch echa precisamente de menos, y que en detrimento de las mismas para el impulso de un proyecto político institucional, perfilan la figura de Bolívar. Comentario aparte, parecen merecer los caudillos Hidalgo y Morelos, que no responden al desarrollo social (surgimiento desde el bandidaje y, o, el latifundismo) planteado, pero tampoco están en capacidad de realizar una labor de construcción política, si bien son el vehículo de una reclamación social legitima.

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