Reseña Del Libro "Santa"

SANTA.

AUTOR: FEDERICO GAMBOA.

La prostitución es conocida vulgarmente por muchos como el oficio más antiguo.

“La libertad de una prostituta, de la mayoría de las mujeres abocadas a la prostitución, viven bajo una libertad vigilada. La libertad de las prostitutas para decidir es una libertad ficticia, una libertad imaginada por nosotros para legitimar lo que no es sino otra forma de esclavitud. La prostitución es un negocio que va más allá de un simple oficio, hoy en día forma grandes redes de delincuencia organizada transnacional.

Situada en la primera década del siglo XX Federico gamboa plasma en su obra un tema que para muchos pensadores y gente de la época era un gran Tabú, y que en la actualidad todavía lo es.

Este autor se apega mucho a la corriente del naturalismo y el realismo, tomando en cuenta elementos de las dos influencias a la hora de escribir la historia.

La característica del realismo tiende a la afirmación de la realidad que existe por si misma sin un análisis subjetivo, anteponiendo el análisis psicológico de los personajes y la verosimilitud.

El naturalismo se propone describir la realidad a partir de una rigurosa observación, va más allá, escudriña y trata de ser siempre estrictamente objetivo.

En una simple noche de esas muy comunes para la mayoría de las personas Santa llegó al burdel de Elvira, en busca de un lugar para su cuerpo humillado y despreciado por los suyos, por sus dos hermanos y su adorada madre.

Al llegar al lugar Santa deslumbró a todos con su peculiar belleza ojos negros muy grandes, cabellos extremadamente largos y negros ni hablar de su silueta, las medidas casi perfectas con una altura bastante alta para las de su género, no había duda alguna de que santa estaba hecha para ser la estrella. Si bien en un principio le costó adaptarse a esa nueva en donde alquilar su cuerpo es como si se rentara cualquier servicio necesario para hacer un bien a algún, dándole uso sin freno o cuidado alguno, con el pasar del tiempo se convirtió en algo que disfrutaba algo que para ella se vivía se podría decir hasta de un modo placentero. En el camino conoció gente que más delante marcaria su vida con experiencias agradables y otras no tanto; tal es el caso de Hipólito, un viejo ciego y feo que si en un principio se convirtió en gran amigo y confidente de la joven, después se enamoró perdidamente de ella; Eufrasia y Pepa fieles mujeres participes del escabroso mundo de la prostitución; asimismo y sin quitarles el crédito a todos los hombres que formaron parte de su vida.

Cabe echar un vistazo al pasado para darnos cuenta que Santa abandono su pueblo de Chimalistac debido a que llevaba en sus entrañas a una criatura producto de su amor pasional e infortunito con un joven soldado cabo razo que la enredo para que ella le entregara su virginidad, para después dejarla al olvido total. Al saber esto su familia, fue corrida de modo forzoso y juro nunca más volver a esa hermosa tierra que la vio crecer.

Al cabo de unos meses la naturalidad con la que Santa se desenvolvía en la profesión era inverosímil, hasta se podría decir que innata, hombres con mucha plata y riquezas adornaban su larga lista pero ninguno de esos satisfacía ese amor interno que todo mujer espera explotar y vivir con tal de sentir eso precisamente, esa libre expresión de sentirse viva, de sentirse amada.

Una noche en que la emoción y el ego se apoderaban de ella haciéndola sentir la reina de la noche y del universo entero se aparecieron sus hermanos los cuales fueron a informarle que su adorada madre había fallecido. Al saber esto la muchacha quedo devastada y sin ánimos oró en una iglesia de donde fue corrida y nuevamente humillada por la plebe que ahí se encontraba presente y la reconocía.

Una triste y derrotada mujer se secó las lágrimas, se guardó el dolor y siguió camino adelante sin mirar nuevamente hacia atrás. La vida transcurría las noches eran las misma llenas de alcohol, de bailes, de cantos de música, de una perversa perdición que parecía nunca acabar mientras no amaneciera.

Una de esas noches en que todo transcurría con aparente calma llegó la policía a hacer una inspección rutinaria para checar que todas las chicas del burdel tuvieran en orden su papelería de sanidad; al saber Elvira que Santa no había hecho su supervisión semanal con los médicos del hospital Morelos las dos entraron en pánico y trataron de sobornar a los supervisores para que no se llevaran a la mujer y la tuviesen que retirarla de sus horas de trabajo que claro estaba valía oro la dama.

Tiempo atrás las ofertas no se hicieron esperar para que la joven se retirara de tales vicios y si bien no la convertirían en toda una mujer de sociedad el ofrecimiento de salir de esa vida hostil era bastante jugosa pues tener una casona, criados, un chofer y todo lo necesario era bastante atractivo aun para el más perverso y descarriado ser; si bien Santa le había contado en numerosas ocasiones a al pianista Hipólito de las galanterías y promesas que le llegaban, ésta jamás se había atrevido a tomarlas en serio. Mas en el momento en que esta tuvo que ser encarcelada por tener los papeles en regla se sintió asustada, acorralada con un miedo errante y sofocado.

Mientras tanto el ciego Hipólito y el torero Jaramillo buscaban el modo de liberarla asistiendo a la comisaría, yendo de aquí para allá. Jaramillo era todo un Don Juan todo un parrandero, conocedor de la vida, mujeriego por excelencia, venido de la vieja España, conocía de los grandes placeres de la vida y no se privaba de nada; cliente asiduo de la casa de Elvira conocía a Santa en los oficios de la prostitución y en más de una ocasión intercambiaron miradas, sentimientos ocultos, pasiones guardadas y un deseo desbordante que siempre se tragaban y preferían ocultarlo con una gran indiferencia. Pero aquel día bastaba ya de fingir era hora de que el macho fuese y rescatara a su hembra la poseyera y juntos formaran una nueva vida.

Y así fue a partir de ese día Santa se entregó a él con pasión y locura

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