Resumen: Aura en unos cuantos párrafos
Enviado por CARMINCITHA • 19 de Octubre de 2013 • Resumen • 2.320 Palabras (10 Páginas) • 662 Visitas
Personajes:
Felipe Montero, joven historiador.
Consuelo Llorente, anciana, viuda del general Llorente, cuyas memorias ha de traducir Montero del francés para que sean publicadas antes de que la anciana muera.
Aura, sobrina de Consuelo.
Resumen: Aura en unos cuantos párrafos
Capítulo I
Felipe Montero, un joven historiador de veintisiete años, lee un anuncio en el periódico: “Se solicita historiador joven. Ordenado. Escrupuloso. Conocedor de la lengua francesa…”. Acude al domicilio señalado en el anuncio (Donceles 815), en el centro de la Ciudad de México, y es recibido por una misteriosa anciana que está en cama. El trabajo consiste en completar las memorias del General Llorente, difunto marido de la anciana. Entre las condiciones del contrato está la de residir en esa casa. Montero duda. Repentinamente aparece Aura, sobrina de la anciana. Al verla, Montero decide tomar el trabajo.
Capítulos: Primero.
Felipe Montero está leyendo el periódico en una cafetería minutos antes de tomar el camión que lo llevará a la escuela privada en donde es maestro. En el periódico encuentra un anuncio: Se solicita Historiador joven. Felipe no lo puede creer, el cumple con todos los requisitos y el salario de cuatro mil pesos es casi cinco veces mayor de lo que ahora recibe.
Felipe está buscando la dirección, Donceles 815, por fin llega a la casa pero nadie le responde a la puerta. Empuja levemente la puerta, el lugar está oscuro y tiene un fuerte olor a humedad. Una voz de mujer le indica que no encienda las luces y que camine contando los pasos. El joven entra a una habitación iluminada por velas. En la cama está una anciana. Ella le cuenta que el trabajo consiste en escribir las memorias de su marido, muerto hace 60 años, y que la condición es que se quede a vivir en la casa. Sorpresivamente entra una joven a la habitación, Aura, es la sobrina de la anciana. Felipe se queda encantado con la joven, con su belleza y con esos ojos verdes como mares. En ese instante acepta quedarse a vivir allí.
Capítulo II
Aura conduce a Felipe Montero a su habitación y le dice que en una hora lo esperan a la cena. Pero la Sra. Consuelo no asiste a la cena, de modo que Montero y Aura se quedan solos. La joven ejerce en él una fascinación y atracción. La anciana espera a Montero después de la cena en su recámara. Cuando Montero llega descubre a la anciana de rodillas rezando. La anciana entrega a Montero unos papeles. El joven debe empezar a trabajar de inmediato.
Segundo. La anciana está feliz por la respuesta del joven y le pide a Aura que le indiqué a Felipe su habitación. El joven va detrás de Aura y deseoso de volver a ver esos hermosos ojos verdes. Aura lo deja en su recámara y le dice que en una hora estará la cena. Felipe revisa su recámara y se sorprende de ver objetos tan antiguos y, además, de que su habitación esté tan iluminada. Es la hora de la cena. En el comedor solo está Aura y dice que Consuelo, la vieja, está indispuesta y lo espera en su recámara después de la cena.
Felipe empuja levemente la puerta y encuentra a la vieja de rodillas frente a los Santos. Ella se percata de la presencia del joven y se disculpa. Consuelo le pide a Felipe empezar a trabajar lo más pronto posible y le da los primeros manuscritos.
Capítulo III
Montero encuentra que la anciana sobrevalora los escritos del difunto marido. Pero los cuatro mil pesos son muy atractivos. Quizá si trabajase tres meses reuniría doce mil pesos, dinero suficiente para mantenerse un año y trabajar en su propia obra sobre las conquistas españolas en América.
Mientras Montero duerme, sueña una pesadilla, y en el momento más terrible despierta y se encuentra con Aura, desnuda, junto a él, acariciando su rostro y recorriéndole el cuerpo entero a besos. “Eres mi esposo”, dice Aura. Ella lo esperará en la noche, en su recámara.
Montero sigue con la lectura de la memorias de Llorente. Lee en ellas que el general conoció a la anciana cuando esta tenía quince años. Era el año 1867. Llorente narra una extraña escena: un día encontró a su joven esposa abierta de piernas, con la crinolina levantada por delante, martirizando a un gato. El general se excitó. Hicieron el amor. Torturar a los gatos, escribió Llorente, fue la forma en que la mujer hacía propicio aquel amor, por una suerte de sacrificio simbólico.
Haciendo cálculos, Montero deduce que la anciana debe tener ciento nueve años. El general adoraba sus ojos verdes y que se vistiera de verde. Este detalle del verde es importante, porque en el siguiente capítulo Aura, que también tiene los ojos verdes, estará vestida de verde, y de algún modo sabremos que Aura y la anciana son la misma persona.
Por lo pronto el general escribe: Je pense que tu seras toujours belle, même dans cent ans… (pienso que serás siempre bella, lo mismo en cien años…). Y, finalmente: que ne ferais-tu pas puor rester toujours jeune? (¿Qué no harías para permanecer siempre joven?)
Tercero. Esa misma noche Felipe empieza la lectura de los manuscritos y se sorprende al descubrir que ni el idioma, francés, ni las aventuras del marido son tan impresionantes como la vieja le había dicho. El joven se despierta a causa de la intensa luz que entra por el techo de vidrio sin cortinas. Mientras se viste, escucha unos gemidos muy extraños. Se asoma, subiéndose al librero por el techo de vidrio y descubre a siete gatos amarrados entre sí con cadenas. Los gatos están maullando porque están quemándose vivos y desprenden un oloroso humo. Felipe piensa que su visión no fue cierta.
Se escucha la campanilla y Felipe baja por el desayuno. Se encuentra con Consuelo y está le pide que pase a verla por la noche. El joven pasa toda la mañana revisando las memorias del marido y piensa que, con el dinero de su sueldo, trabajará en su propio libro sobre la conquista en América. Llega la hora de la comida y, ahora, Consuelo está en la cabecera de la mesa. La vieja acapara la platica y Aura no pronuncia ni una palabra. Felipe queda perturbado por la sumisión de la sobrina e imagina historias al respecto. El joven descubre que el verdadero motivo de su presencia en la casa es la liberación de la sobrina del yugo de consuelo. Felipe está decidido a llevársela. Felipe se despierta sudando de un sueño, la imagen es una mano con la campanilla y un rostro de ojos vacíos, y siente que lo acarician y lo besan. Un cuerpo suave y ligero comienza a besarlo. Por la mañana Aura le avisa que su tía quiere verlo. Consuelo le indica a Felipe que tome el siguiente folio. La vieja se queja de que quieren correrlas de la casa. Leyendo, Felipe descubre que la vieja tiene ciento
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