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Resumen Cartas A Quien Pretende Enseñar


Enviado por   •  13 de Diciembre de 2011  •  3.013 Palabras (13 Páginas)  •  3.330 Visitas

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RESUMEN- CARTAS A QUIEN PRETENDE ENSEÑAR

Carta 1:

Enseñar-aprender.

Lectura del mundo-lectura de la palabra. El enseñar no existe sin el aprender. Estos van de la mano de manera tal que por un lado, quien enseña aprende porque reconoce un conocimiento antes aprendido y, por el otro, porque observando la manera como la curiosidad del alumno aprendiz trabaja para aprehender lo que se le está enseñando. El aprendizaje del educador al educar se verifica mientras se encuentre disponible para repensar lo pensado y revisar sus posiciones. El educador no puede aventurarse a enseñar sin la competencia necesaria para hacerlo. Esto no lo autoriza a enseñar lo que no sabe. La responsabilidad ética, política y profesional del educador le impone el deber de prepararse, de capacitarse, de graduarse antes de iniciar su actividad docente. Estudiar es en primer lugar un quehacer crítico, creador, recreador, no importa si se hace por un cierto contenido que se ha sido propuesto por la escuela, o por curiosidad que viene por la necesidad de la propia reflexión. El acto de estudiar siempre implica el de leer.

Si en realidad estoy estudiando, estoy leyendo seriamente, no puedo pasar una página si no he conseguido alcanzar su significado con relativa claridad. En la clase, se deben discutir las equivocaciones, los errores y los aciertos de los alumnos, des ocultándose entre ellos, la teoría que se encuentra en su práctica. Difícilmente se repiten los errores y las equivocaciones que se han cometido y que se analizan. Esto es la teoría emergía empapada de la práctica vivida. Estudiar es des ocultar, es alcanzar la comprensión mas exacta del objeto, es percibir sus relaciones con los otros objetos. Implica que el estudioso se arriesgue, se aventure sin lo cual no crea ni recrea. Es por eso también por lo que enseñar no puede ser un simple proceso de transferencia de conocimientos del educador al aprendiz. Transferencia mecánica de la que resulta la memorización mecánica. Al estudio critico corresponde una enseñanza igualmente critica que necesariamente requiere una forma critica de comprender y de realizar la lectura de la palabra y la lectura del mundo, la lectura del texto y la lectura del contexto. La forma crítica de comprender y de realizar la lectura del texto y contexto no excluye ninguna de las dos formas de lenguaje o sintaxis. Nadie que lee, que estudia, tiene el derecho de abandonar la lectura de un texto como difícil, por el hecho de no haber entendido lo que significa alguna palabra. El lector estudioso precisa de ciertos instrumentos: Diccionarios, manuales de conjugación de verbos, enciclopedias. Esto trae a colocación el problema del poder adquisitivo del estudiante y los maestros. Utilizar estas herramientas es un derecho que tienen todos los alumnos y maestros, le corresponde alas escuelas de hacerles posible la consulta, equipando con bibliotecas. Como lectores no tenemos derecho a exigir que los escritores realicen su tarea explicando lo que quisieron decir con esto o con aquello. Ellos deben escribir de un modo simple, pero sin dar las cosas hechas y prontas. También hay que dejar claro que existe una relación necesaria entre el nivel del contenido del libro y el nivel de capacitación actual del lector. Al aprender a leer nos preparamos para escribir el habla que socialmente construimos. En las culturas letradas, si no se sabe leer ni escribir no se puede estudiar, tratar de conocer, aprender la sustantividad del objeto, reconocer críticamente la razón de ser del objeto. Si estudiar no fuese una carga para nosotros, si leer no fuese una obligación que hay que cumplir, tendríamos índice que revelarían una mejor calidad en nuestra educación.

Carta 2:

No permita que el miedo a la dificultad lo paralice. Se dice que alguna cosa es difícil cuando el hecho de enfrentarla u ocuparse de ella se convierte en algo penoso, cuando presenta algún obstáculo. Siempre existe una relación entre el miedo y la dificultad. Además existe otro elemento constitutivo que es el sentimiento de inseguridad del sujeto temeroso. Frente al miedo es preciso que primeramente nos aseguremos con objetividad de la existencia de las razones que nos lo provocan. En la segunda instancia, las comparemos con la posibilidad de que disponemos para enfrentarlas con probabilidades de éxito. Y por último, que podemos hacer para volvernos más capaces de hacerlo mañana. La dificultad esta siempre relacionada con la capacidad de respuesta del sujeto. El pánico es el estado de espíritu que paraliza al sujeto frente a un desafío. El miedo paralizante que nos vence aun antes de intentar, más enérgicamente, la comprensión del texto. Uno de los errores mas terribles que podemos cometer mientras estudiamos, como alumnos o maestros, es retroceder frente al primer obstáculo con que nos enfrentamos. Estudiar implica la formación de una disciplina rigurosa que forjamos en nosotros mismo. O nos adherimos al estudio como un deleite y lo asumimos como una necesidad y un placer o el estudio es una pura carga, y como tal, la abandonamos en la primera esquina. Hay ciertas amenazas que asechan la disciplina de estudio: No consultar ningún instrumento auxiliar de trabajo. Deberíamos incorporar a nuestra disciplina intelectual el hábito de consultar estos instrumentos a tal punto que sin ellos nos resulte difícil estudiar. Proclamar la ilusión de que estamos entendiendo, sin poner a prueba nuestra afirmación. La tentación que nos acosa, mientras leemos, de dejar la página impresa y volar con la imaginación bien lejos. La lectura de un texto es una transacción ente el sujeto lector y el texto, como mediador del encuentro del lector con el autor del texto. La comprensión del texto no está depositada, estática, inmovilizada en sus páginas a la espera de que el lector la desoculte.

Es necesaria la lectura como experiencia dialógica, en la que la discusión del texto realizada por sujetos lectores aclara, ilumina y crea la comprensión grupal de lo leído. La timidez frente a la lectura o el propio miedo tienden a ser superados y se liberan los intentos de invención del sentido del texto y no solo de su descubrimiento. Desdichadamente, lo que se viene practicando en la mayoría de las escuelas es llevar a los alumnos a ser pasivos con el texto. Insisto en la importancia indiscutible de la educadora en el aprendizaje de la lectura, indicotomizable de la escritura, a la que los educandos deben entregarse. La disciplina de mapear temáticamente el texto, que no debe ser realizada exclusivamente por la educadora sino también por los educandos.

Carta 3:

“Vine a hacer el curso de magisterio porque no tuve otra posibilidad”.

No es posible que la práctica educativa pueda tener para su preparación motivaciones como esperar cómodamente un buen casamiento, o

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