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Resumen La ciudad de las Esfinges del autor Jaime Alfonso Sandoval


Enviado por   •  11 de Marzo de 2024  •  Resumen  •  2.331 Palabras (10 Páginas)  •  110 Visitas

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE QUERÉTARO

FACULTAD DE DERECHO

LICENCIATURA EN CRIMINOLOGÍA

SINOPSIS

En el presente trabajo se realizará un reporte de lectura del libro “La ciudad de las Esfinges”, del autor Jaime Alfonso Sandoval. Así mismo, se hará un breve análisis de dicha obra, y de las circunstancias que se presentan en ella a lo largo de la historia.

Edna Belen Pérez Reyes

Expediente: 315630

Primer semestre, Criminología

Dra. Aceneth González López

Reporte de lectura

31 de agosto del 2022

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN        3

CONTENIDO        4

RELACIÓN DE LA LECTURA CON UNA EXPERIENCIA O EJEMPLO PRÁCTICO        7

REFLEXIÓN        8

GLOSARIO        10

MAPA MENTAL        11

INTRODUCCIÓN

A lo largo del tiempo y de la historia la especie humana ha evolucionado de otras especies que no eran humanas, consiguiendo así que poco a poco los humanos fueran seres de raciocinio, pero ¿Es ésta la única especie que ha sido capaz de evolucionar a tal grado de formar sus propias civilizaciones y hacer uso de la razón?  

“La ciudad de las Esfinges” es un libro escrito por el autor Jaime Alfonso Sandoval (1972), y publicado por primera vez en 1999. Nos relata la historia de Theodore Farraday, que junto con sus amos, un profesor y un grupo de cazadores se adentran a una casería de animales racionales, sin embargo, se encuentran con algo más que eso, lo cuál cambiará toda su perspectiva de ver el mundo.

En este reporte de lectura se busca dar un breve resumen de la historia y exponer la o las ideas que el autor tiene como objetivo expresar, de igual manera, se analizarán las circunstancias y los hechos que ocurren en la historia con el objetivo de encontrar relación con algún acontecimiento de la vida real. Posteriormente se realizará una reflexión para así finalizar concluyendo el presente reporte.  

CONTENIDO

Theodore Farraday es un mayordomo que ha dedicado toda su vida a servir a sus amos, menciona algunos de los trabajos en los que ha laborado y describe sus experiencias con sus jefes, sin embargo, la historia se centra en su labor como mayordomo de Diana y Aquiles Astorga, descendientes de una legendaria familia de cazadores

Diana y Aquiles Astorga eran unos reconocidos cazadores de fieras salvajes, quienes viajaban por todo el mundo para cazar en temporadas. Habían quedado huérfanos desde los 4 años cuando sus padres fallecieron en un accidente de caza en Alaska. Sin embargo, no estaban solos, pues a todas sus expediciones los acompañaban ayudantes de caza, su vestuarista, el señor Isaac Meyer se encargaba de disecar a los animales que los hermanos Astorga cazaran, y finalmente el señor Udo, quien era tutor y administrador de los niños.

Theodore, Diana, Aquiles, el señor Udo y un equipo de ayuda de caza, junto con un profesor llamado Adam Bayard comienzan una expedición donde su objetivo era encontrar a cierta especie de criatura, esto para ganar un concurso de caza donde el premio sería la fortuna de un viejo millonario que acababa de morir. Como se menciona anteriormente, el objetivo era una especie que según el profesor Bayard había evolucionado como el ser humano, y que esta especie había desarrollado conciencia de sí mismo. Sin embargo, su expedición no resultó como planeaban, pues fueron capturados por los lemurios, y tratados en pésimas condiciones, primeramente, fueron encerrados en vitrinas de un mercado donde fueron vendidos para ser usados como mascotas, otros como animales amaestrados, como “canarios parlantes”, incluso para ser devorados, no solo eso, también fueron golpeados y humillados. Pues para los lemurios los seres humanos eran una especie inferior a ellos, y carecían de inteligencia, por lo que eran vistos “[…] como un simple animal primitivo, salvaje, cuya única gracia consistía en su capacidad para imitar torpemente a los murnni (como se llamaban a sí mismos.”[1] Por lo tanto, aunque los humanos intentaran comunicarse y trataran de demostrar que eran seres inteligentes, los lemurios no iban a dejar de verlos como animales.

Los murnni (lemurios), por su parte, habían desarrollado su propia civilización, en efecto, no solo los seres humanos habían evolucionado, sino también otras especies, entre ellas se destaca a los lemurios. Habían formado sus ciudades, en donde se centraban sus conocimientos, su historia y su cultura. Sus ciudades eran habitadas por las familias, mil doce en total, cada una de estas de hasta dos mil miembros; ellos mismos se encargaban de administrarse, y elegían a su propio jefe y sistema de gobierno. Su gobierno central se integraba de los mil doce representantes de todas las familias. Y también contaban con un sistema religioso. En pocas palabras, tenían todos los elementos que conforman a una estructura social.

Pero la idea central de la historia, no se basa solo en la civilización de los murnni, sino en cómo Theodore, Diana, Aquiles, el señor Udo y el profesor Bayard, con ayuda de un lemurio llamado Eewon, el cual había estudiado como el profesor a la especie humana, demostraron en primer lugar: que ni los lemurios, ni el ser humano son los únicos que han pasado por el desarrollo de la evolución y que no solo éstos hacen uso de la razón. Lo que nos lleva a entender que posiblemente en todo el mundo si hay más criaturas que han evolucionado como el ser humano, y que éste último no es el único dueño del mundo. En segundo lugar, el autor busca que los humanos hagamos conciencia sobre el maltrato animal y de igual manera sobre la caza de especies, pues en la historia se relatan cómo los personajes fueron objeto de burla, maltratos, encierros y demás actos que se cometen en contra de los animales que nosotros consideramos mascotas, como tanto a los que no. Pues bastó tan solo ponerse en el lugar de los personajes para entender que todos esos actos son de maltrato y no son condiciones para un animal, sea cual sea su especie. De hecho, se hace referencia en la misma historia sobre esta idea, pues Aquiles menciona “[…] descubrimos que la vida de las presas es terrible. Aprendimos a despreciar a los cazadores… y entendimos que nadie tiene derecho de propiedad sobre nadie.”[2] Por lo tanto, incluso los animales, que también han evolucionado a lo largo de la historia, merecen respeto como cualquier ser humano, o por lo menos, brindarles un entorno en el que puedan desarrollarse en buenas condiciones.  

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