Resumen:El Bandido Adolecente

Resumen

Una novela por el magnífico estudio de un carácter casi mítico sobre el que tanto se ha escrito, pero nadie ha narrado como nuestro gran aragonés. Billy the kid (William H. Bonney, llamado “El Niño”) fue una de las más extrañas mezclas temperamentales en que se hayan combinado una anticipación criminal en cierto modo disminuida por el impulso de vengar un insulto a su madre, fidelidad muy firme a los amigos que se hacía en sus correrías, actitud desprendida con el dinero que “acudía” a montones a sus manos, capacidad de gran respeto y devoción por alguna persona -como los que tuvo al ganadero Tunstall, para quien trabajó-, unas ideas justicieras elementales de hombre de acción y de “filósofo”, una manera casi indiferente de amar, insólita para un muchacho, aunque explicable por la constante puesta en juego de su vida, una escalofriante insensibilidad para privar a otros de su vida o ante el riesgo de perder él la suya, sentimientos protectores hacia los débiles... En fin, una personalidad muy compleja cuyo historial de criminalidad es sin duda impresionante.

Sintesis

Esta genial novela, narra la historia de William H. Boney, alias Billy el Niño, un personaje legendario que se inició en la delicuencia recién salido de la niñez y que murió acribillado por las balas a la temprana edad de veintidós años. Frío, dotado de un valor casi inconsciente, cruel y despiadado con sus enemigos, pero amigo leal de sus amigos, el pistolero de "mejillas como las de una niña" era a un tiempo sencillo y complejo, y su cáracter una mezcla de hombría brutal, salvajismo asesino y pasiones desatadas.

Mi sensación tras acabar la novela es la de haberme paseado por el lejano oeste acompañando a Billy el niño, como si fuera uno más de su tropa. Realmente, mientras leía "El bandido adolescente" me teletrasportaba a una época diferente; me parecía estar viendo al sheriff Garnett sentado en un "saloon" con música de pianola de fondo, mirándome desafiante con la mano en el "six shooter".

La manera de escribir de Sender me ha encantado: sencilla, sin rodeos, sin mayores complicaciones y a la vez llena de contenido y carácter. Nada mas comenzar la lectura uno se encariña con Billy por la manera en la que habla, por sus expresiones. Sender realiza un análisis psicológico de sus personajes a través del lenguaje; todos son lo que dicen o dejan de decir, y son judgados por ello antes que por sus actos. Billy no asesina, solo "adelanta la hora de morir de las personas" como él mismo repite una y otra vez casi como una forma de autoconsuelo.

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