Resumes De Libro "La Tegua" De Mario Benedetti
Enviado por leeslyy • 12 de Junio de 2013 • 1.908 Palabras (8 Páginas) • 611 Visitas
“LA TREGUA” MARIO BENEDETTI
El diario de Martín Santomé inicia el 11 de febrero. Martín tiene 49 años y está a un año de jubilarse de su trabajo como contador en una casa importadora de repuestos para automóviles. Medita sobre el futuro que le espera cuando tenga tiempo libre: podría dedicarse a la jardinería, a la guitarra, a escribir. Es un hombre muy triste y rutinario que no tiene mucha comunicación con sus hijos, tal vez por la muerte de Isabel, su esposa. Esteban, el mayor, tenía cuatro años cuando su madre falleció, Blanca no la recuerda y Jaime, el menor, quedó huérfano a los pocos días de haber nacido. Para Martín, Jaime es su hijo preferido, aunque existen muchas barreras entre ellos ya que él es homosexual. Esteban siempre está a la defensiva con su padre y regresa tarde por las noches después de irse de parranda. Blanca es triste como Martín pero con vocación de alegre, es con quien mantiene mejor relación, pero le preocupa que su hija esté tan triste, tenga mucha energía y no sepa en qué canalizarla, pues puede terminar igual de gris y opaca que él.
Durante el primer mes del diario, Martín describe su trabajo rutinario, la relación con sus hijos y ciertos encuentros con viejos amigos, como el encuentro con Mario Vignale, un antiguo compañero de la escuela a quien solían molestar en la escuela y apodar el Adoquín. Vignale reconoce a Martín de inmediato pero éste no le recuerda bien, sin embargo Mario lo invita a tomar un café y le pregunta sobre Isabel, el primer recuerdo de su esposa que aparece en el diario. Martín recuerda el cuerpo de Isabel, sus gestos y manías, pero a veces le cuesta trabajo recordar con precisión su rostro. Él tenía 28 y ella 25 cuando murió. Recuerda el fuerte deseo sexual entre ellos y cómo tras su muerte, él se convirtió en un ser automatizado con un trabajo rutinario.
El 27 de febrero, tres nuevos empleados entraron bajo el cargo de Santomé: Alfredo Santini, Rodolfo Sierra y Laura Avellaneda. A esta última la describe siempre como Avellaneda, a quien no considera una preciosura pero pasable cuando sonríe.
A partir del mes de marzo, Martín se da cuenta que su empleada Avellaneda es inteligente, trabaja bien, un poco nerviosa e inexperta, pero le gustan sus piernas, los lunares en su cara. Con sus hijos varones tiene enfrentamientos. Jaime le aclara que a estas alturas ya ninguno tiene remedio.
Martín reflexiona en su diario sobre el suicidio; si alguna vez lo haría sería en domingo, el día más desalentador e insulso para él. Teme que con su jubilación, todos los días serán domingos solitarios y antipáticos. También reflexiona sobre la existencia de Dios, la cual no sabe si afirmar o negar, pero concluye que Dios es un coupier y él juega al rojo cuando gana el negro.
En el mes de abril, Martín describe que ve poco a sus hijos, especialmente a Jaime, a quien más quisiera ver por su buen sentido del humor.
Una tarde acompañó a Avellaneda después del trabajo y conversaron sobre su novio y sobre la viudez e hijos de Martín.
Martín describe en su diario un sueño en donde Avellaneda aparece con un vestido liso y prevalece el olor a campo, él la posee y ella no opone resistencia. Es entonces cuando se da cuenta de que Avellaneda le gusta, pero teme que pueda estar reseco sentimentalmente, pues hasta ahora había tenido varios encuentros esporádicos con otras mujeres, pero intrascendentes.
El 24 de abril fue el cumpleaños de Esteban. Los tres cenaron en la casa y Blanca dejó caer la noticia de que tenía novio, Diego, un muchacho que le causa muy buena impresión a su padre porque lo ve como una persona decidida. Diego es un año menor que Blanca pero parece cinco años más grande.
Avellaneda había estado muy triste últimamente porque había terminado con su novio. Martín se percató de una fuerte emoción en su interior y se sintió feliz porque, después de todo, no estaba reseco sentimentalmente.
A partir de mayo, Martín piensa mucho en Avellaneda. No se atreve a hablar con ella porque aún no comprende lo que le pasa.
Aníbal, el amigo más querido de Martín, fue a visitarlo a Montevideo. Martín siempre lo admiro mucho pero ahora lo vio viejo y acabado, como si hubiese perdido su goce de vivir. Por otro lado, Vignale buscó a Martín para contarle que la ofensiva amorosa de la que habían platicado ya era una realidad: estaba engañando a su esposa con su concuña, quien vivía en la misma casa. Ahora Vignale tiene buen aspecto, se le ve más jovial y alegre que hace 6 meses.
Martín ha pensado que debe ver a Avellaneda fuera de la oficina pero con la apariencia de un encuentro casual. La esperó un par de veces sin éxito en donde ella solía ir a comer, hasta que un día su espera terminó y la invitó a tomar un café. Ella se negó de momento porque tenía cosas que hacer, pero pospuso la cita para otro día. A partir de ese momento, Avellaneda y Martín dieron inicio a una relación, que comenzó siendo amistosa, pero se fue haciendo más seria e íntima conforme el paso de los meses. La relación entre ellos era discreta, los colegas del trabajo desconocían lo que ocurría, así como los hijos de Santomé. Martín sentía que sería una relación ridícula ante los ojos ajenos, pues él podría ser su padre. Avellaneda y Santomé acordaron que no habría compromisos ni ataduras, pues ella tenía la vida por delante y Martín, de momento, temía no poder ofrecerle ese futuro.
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