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Revolución Capitalista de Jaime de Althaus: una Lectura desde Marx


Enviado por   •  12 de Octubre de 2014  •  4.187 Palabras (17 Páginas)  •  250 Visitas

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La Revolución Capitalista de Jaime de Althaus: una Lectura desde Marx

Guillermo Rochabrún S.

“La globalización y el mercado son

la mejor palanca para salir de la pobreza” (p. 220)

A mediados de los años ochenta, de la mano de Hernando de Soto surgió lo que entonces fue una nueva interpretación de la historia peruana . En ella había dos fases. La primera empezaba con la dominación española, caracterizada por el carácter rentista de la economía, donde predominaba la (re-)distribución sobre la producción. A fines del siglo XX este modo de funcionamiento incluía por igual a empresarios y sindicatos, pues todos ellos se reclinaban en la capacidad del Estado de apropiarse y redistribuir recursos. La segunda etapa era por entonces una posibilidad en cierne: la economía subterránea, informal, desarrollada por miles de “empresarios populares”, quienes ajenos al Estado y a las coaliciones redistributivas, daban lugar a un mercado no distorsionado, creaban riqueza, y daban el ejemplo para constituir un verdadero capitalismo. Desde entonces de Soto impulsó algunas iniciativas en esa dirección, como la “alianza formal-informal”, o la “creación democrática del derecho”.

Cerca de dos décadas después La revolución capitalista en el Perú de Jaime de Althaus (Lima: Fondo de Cultura Económica, 2007. 333 pp., en adelante citado como LRCP) parece proclamar que el anuncio esbozado por de Soto —el cual entonces solo habría sido vigente en los extramuros de la sociedad oficial—, es ahora una realidad palpable a través de una expansión económica incontenible, que ahora actúa desde el centro de la economía. La historia se muestra, por vez primera, como la lucha del capital por conseguir las condiciones para su desarrollo, trayendo bienestar (en principio) para todos .

De Althaus, formado como antropólogo en la Pontificia Universidad Católica del Perú, es conocido sobre todo por su labor como periodista de opinión en la prensa escrita y televisiva. Su punto de vista puede caracterizarse como depuradamente liberal, lo cual lo llevó a respaldar a los gobiernos de Fujimori hasta cerca de las postrimerías del régimen. Ahora bien, el mundo académico viene ignorando este libro. Algunos lo hacen por el beligerante liberalismo del autor; en cambio otros han inferido que es una obra carente de ideas al encontrarse con un texto saturado de casos exitosos de iniciativas empresariales. Sin embargo, aunque esto último es cierto, hay en LRCP una argumentación teórica que no debería ser pasada por alto. Es mi propósito destacarla y examinarla, pues durante mucho tiempo yo asumí casi como un axioma la inviabilidad de un desarrollo capitalista del país . Por lo mismo LRCP brinda una ocasión excelente para volver a examinar evidencias y argumentos, y aprender en el camino.

Es propósito del autor refutar un conjunto de “mitos” que se vienen lanzando contra las reformas estructurales que realizara el gobierno de Fujimori y los resultados negativos que se le atribuyen . De Althaus proclama que por el contrario tales reformas han sido la condición necesaria del actual crecimiento económico, el cual había sido esquivo al país desde mediados de los años setenta. Mi interés está en a) evaluar los argumentos que de Althaus adelanta para sustentar un funcionamiento actual del capitalismo que sería diferente al anterior, y b) examinar si su visión de la historia peruana es sostenible.

La nueva dinámica económica

LRCP centra su atención en dos grandes órdenes de fenómenos, los cuales a su vez se encadenan con varios procesos. El primero es la eliminación de importantes privilegios rentistas que habían venido favoreciendo a sectores urbano-industriales y burocráticos.

Se trataba de cortar el círculo vicioso empobrecedor que consumía su propio mercado interno al extraerle rentas y no comprarle nada, porque lo que teníamos era una industria ensambladora-importadora sobreprotegida que no compraba insumos del interior, un Estado que se financiaba con el impuesto inflacionario a costa de los más pobres, y un aparato empresarial del Estado que beneficiaba a unos pocos con tarifas bajas a costa de excluir a las mayorías de los servicios. (p. 19)

Ahora bien, el carácter rentista de la economía peruana, que incluye un papel central en el Estado, ha sido señalado desde hace mucho tiempo. Ya en 1917 Víctor Andrés Belaunde fustigaba a lo que por entonces se denominaba “plutocracia” por haberse apoyado en el Estado para formar su fortuna. Posteriormente Jorge Basadre, Julio Cotler y el mismo Hernando de Soto, abundaron sobre la centralidad del Estado desde sus propios puntos de vista. Pero lo que de Althaus plantea aquí es un punto no señalado anteriormente: el reemplazo, tras el Gobierno Militar de 1968, de capas “arcaicas” rentistas —como los propietarios agrarios ausentistas— por nuevos sectores, supuestamente “modernos”, como capas medias burocratizadas, en gran medida profesionales, e industriales protegidos, como nuevos personajes de un incambiado patrón rentista.

La eliminación de estos privilegios con las reformas de los años noventa fue sentida respectivamente como una casi “desaparición” de las capas medias —se recordará que ellas fueron quienes menos apoyaron a Fujimori a lo largo de todos sus períodos—, y como un proceso de “desindustrialización”. A esto último de Althaus replica que frente a una industria artificial —consumidora de divisas, alimentadora de déficits en la balanza de pagos, ensambladora de insumos importados sin conexión importante con la producción nacional—, ha surgido una industria con características virtualmente opuestas: mucho más integrada al mercado interno, capaz de competir con las importaciones, y que en medida apreciable está en condiciones de exportar a través de los TLC. Por tanto aporta más divisas de las que consume. Paralelamente han emergido nuevos sectores medios, pero ya no a través del crecimiento de la burocracia estatal, sino de la expansión de la empresa privada, incluyendo nuevas capas empresariales.

El corte de los subsidios a las importaciones de alimentos fue otra medida decisiva, pues permitió hacer competitiva a la agricultura peruana, inclusive la agricultura serrana tradicional, ocasionando una inmediata redistribución del ingreso. Ello no es ajeno al otro orden central de fenómenos, cual es el carácter descentralizado y diversificado del crecimiento. Ahora muchas provincias crecen inclusive más que Lima, con la consiguiente reducción de las “brechas” entre regiones en tasas de crecimiento y niveles de pobreza, la proliferación de eslabonamientos entre distintas actividades —por ejemplo, pequeños propietarios y agro-exportadores modernos,

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