Ruinas De Palmira

capricho tendría Dios que resucitar a los cultivadores asesinados injustamente, alzar los muros caídos, reproducir las cosechas, purificar los campos y las aguas; en fin, violar las leyes del cielo y la tierra, leyes establecidas por el mismo ser supremo; leyes eternas, anteriores a todos los códigos, invariables, que no pueden alterar ni las pasiones ni la ignorancia humanas. Pero la pasión que las quebranta y la ignorancia que ni las causas observa, ni prevé los efectos, dijeron en la necedad de su seno “todo se debe al ocaso, una ciega fatalidad esparce el bien y el mal en la tierra, sin que puedan contra ésta fuerza ni el saber ni la prudencia”… ó a un estilo más hipócrita se dirá: “Todo viene de Dios, él que se complace en frustrar la sabiduría y confundir la razón”.Y la ignorancia maligna se quedó así satisfecha: “Así -dijo- seré igual que la ciencia que me incomoda, inutilizaré la prudencia que me importuna y fatiga”. Y añadió la codicia: “Así oprimiré al débil, devoraré el fruto de sus sudor, y diré ¡Dios lo ha mandado, la suerte así lo quiere”.Empero yo juro por las leyes del cielo y la Tierra, y por las del corazón humano que será frustrado el Hipócrita en su iniquidad, y en sus rapiñas el injusto igual. Antes cambiará el Sol sus movimientos a que prevalezca la necedad

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