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Seguro que dirás que mi historia es triste pero... No es la palabra correcta para describirla.


Enviado por   •  29 de Octubre de 2016  •  Reseña  •  473 Palabras (2 Páginas)  •  208 Visitas

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Seguro que dirás que mi historia es triste pero... No es la palabra correcta para describirla.

Soy una artista me encanta el arte humano, quizás piensas que dibujo cuerpos o retratos, pero no, me encanta crear arte con el cuerpo de la persona.

En 1950 hice mi primera obra; ella se llamaba Katherine, era una bailarina muy bonita podría decirse pero al verla supe que tenía que hacerla mi musa, suena gracioso pero así lo describo yo. Le dije que ella me inspiraba y que quería dibujarla, ah... aún recuerdo su rostro cuando la ahorcaba y como sus uñas intentaban ayudarla pero todo fue en vano, a pesar de que lo disfrute, la satisfacción fue mejor cuando empecé a cortarle la espalda para coserle unas alas, fue espléndido....la vestí con un hermoso vestido blanco y luego la encerré en un cristal para contemplarla... Pero no estaba satisfecha.

Veía a miles de personas todos los días imaginándomelas en mi estudio gritando o simplemente muertas, por mi cuerpo corrió un orgasmo por el solo pensarlo y eso fue lo que me llevo a cometer mi segundo acto.

Esta vez era hombre, era alto y muy apuesto lo seduje fácilmente y luego cuando llegamos a mi apartamento lo drogué y luego lo apuñale, el solo verlo postrado en mi cama solo logró excitarme así que me despoje de mis prendas y de las suyas y empecé a tener relaciones con mi futura obra, el solo imaginármelo colgado como una de mis obras solo logró excitarme más y dejarme llevar por mis pensamientos y excitación.

Después de muchos años ya tenía una colección humana, me levantaba todas las mañanas y sonreía ante ellas pero sentía que algo me faltaba...sí, me sentía sola. El único problema es que ningún ser vivo me atraía así que cuando empezaba cada obra nueva jugaba con ella sexualmente y ya mi soledad dejo de existir. Los años fueron pasando y el acto de mis obras me empezó a aburrir y la soledad volvió. Un día la policía entro a mi casa y me dieron sentencia hasta la muerte, realmente no me importó...los años pasaron y como era de esperarse morí en una pudrienta celda, a diario sentía como las ratas caminaban por mis piernas y como mis dientes empezaban a caerse uno por uno, decidí antes de morir hacer mi última gran obra, así que saque mi pequeño cuchillo escondió y empecé a cortarme en mis brazos figuras, en mis piernas e incluso dentro de ellas, quería verme hermosa cuando muriera así que mientras me trazaba las figuras veía la sangre corriendo por mi piel, hasta que morí desangrada. Sentía como los animales caminaban por mi cuerpo y como mis ojos se cerraban, sentía como los gusanos aparecían y como las ratas empezaban a comerse mi piel.

Como te dije desde el principio, mi historia no es triste…

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