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Señor, Quitame Lo Bruto


Enviado por   •  21 de Noviembre de 2013  •  43.467 Palabras (174 Páginas)  •  363 Visitas

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La voz de Dios

La voz de Dios es posible escucharla cuando aprendes a guardar silencio, cuando

escuchas los secretos que te confía el viento, cuando interpretas la sinfonía que

conjuga el canto de las aves con la danza de las hojas de los árboles cuando son

acariciadas por la brisa, cuando escuchas a tu corazón. Por eso es que, ante la

profunda necesidad de cambio y la solicitud que diriges al Creador para que te quite lo

bruto si supieras escuchar a tu corazón, Él te diría:

“Desde el principio del tiempo sembré una luz infinita y eterna en tu interior, a ti te

corresponde quitarte lo bruto, despojarte del fango, de los apegos, los miedos y los

defectos de carácter. A ti te corresponde despertar la tolerancia, perdonar,

desarrollar y tejer virtudes para vestirte con ellas a fin de que logres descubrir la

esencia que te conforma, la luz que brilla en tu interior”.

“Ten presente que la victoria es para aquellos que perseveran, para aquellos que

aprenden a descubrir en la adversidad una oportunidad; no para aquellos que se

atemorizan o se doblan ante el más mínimo movimiento de aguas bravas, aquellos

que gimotean y se quejan por los problemas que día con día hay que encarar, menos

aún para los que cargados por las culpas, por los remordimientos de las acciones

cometidas en plena inconciencia contra su cuerpo, mente y espíritu; contra los que

más dicen amar y contra la vida misma, generan y aceptan los contratiempos y

calamidades como si fueran castigos divinos”.

“Jamás pienses que las dificultades que tienes que enfrentar a los malos momentos

que se presentan en el diario vivir son un castigo de Mí para ti. No pienses que he

dejado de amarte ni envidies lo que piensas que es un bien para otro. Deja de lado la

vara con la que mides los bienes materiales y aprende a descubrir en cada situación

simplemente una oportunidad que te permite descubrir en ti tu verdadero potencial

pues, así como la semilla más diminuta tiene que atravesar la tierra pantanosa y

luchar contra la gravedad para percibir la luz, crecer y expresar el proyecto de vida

grabado en su interior, también los aviones para emprender el vuelo tienen que luchar

contra la resistencia que ofrece la fuerza de gravedad, si esta no existiera los aviones

jamás podrían volar”.

“Así tu, enfrenta con júbilo en el corazón las situaciones que parecen difíciles,

adivinando la oportunidad que se presenta ante ti para convertirte en una mejor

persona, más fuerte, más sabia, más dueña de ti, para que descubras el poder de ser

tú mismo, sin miedo ni ataduras de inconciencia”.

“Atrévete a dejar salir a la luz al Caballero Andante que vive en ti; al mitológico

caballero águila, que algún día se atrevió a soñar que podía volar y dominar el

firmamento; al Guerrero de la Luz que anhela la victoria de la conquista de su propio

interior, ¡La conquista de sí mismo!”

“Descubre en ti la sonrisa que transforma tu mundo, que genera por sí sola un amor

eterno e infinito, el valor de un perdón genuino, el perdón que sale del corazón y que

tiene la capacidad de transformar la oscuridad en claridad, la prisión de un infierno de

resentimientos en la magia y la libertad del perdón”.

Así que si vuelves a decir ¡Señor, quítame lo bruto!, no dudes en escuchar tu

corazón para escuchar la voz de Dios que te dice: “Lo bruto te lo tienes que quitar tú;

la vida se encargará de brindarte las oportunidades, algunas disfrazadas de

adversidad, otras como una franca oportunidad que de ti dependerá no transformar

en adversidad, en algo contrario a tus propósitos de crecimiento, felicidad y libertad.

Las herramientas ya se encuentran depositadas en ti desde el principio del tiempo;

descúbrelas y aplícalas, no dudes en consultar a tu corazón cuando tengas duda o

aparezca la incertidumbre y, sobre todo, jamás dudes que camino contigo, que vivo

en ti”.

Esto es lo que Dios te diría, si tú aprendieras a escucharlo con el corazón.

¡Ah! Se me olvidaba decirte que el solo deseo de quitarte lo bruto, aun cuando de

inicio lo hayas solicitado de la manera más cómoda y aparentemente accesible,

representa en ti la señal para iniciar un camino de auto-transformación y superación,

así como la dura cáscara de la semilla sembrada un día, se rompe y comienza un

proceso sorprendente de metamorfosis o cambio. Si la semilla pudiera hablar como tú

puedes hacerlo, probablemente asustada reclamaría a los cielos por la aparente

protección que acaba de perder; si observara que a pesar de sus gimoteos, lamentos,

gritos y promesas de enmienda comenzara a hundirse cada vez más, como la bellota

cuando inicia su proceso de transformación, quizá se enojaría con los cielos, se

sentiría presa del infortunio, pediría auxilio y quizás en un grito desesperado pediría

que Dios mismo le quitar lo bruto. Sólo que la semilla no grita ni se desespera, sólo

hace lo que cabe hacer en el momento justo, como si adivinara que su estancia en la

oscuridad y las tinieblas, así como su descenso a lo profundo de la tierra, le

permitieran hacer raíces para un día descubrir la luz, convertirse en roble y acariciar

el cielo.

Y es que la semilla jamás pierde el contacto con la sabiduría interior, con las señales

que la misma naturaleza le brinda para lograr la milagrosa transformación de bellota

en roble, y a un simple huevo, del cual surge un ave diminuta que se transforma en el

águila que surca el firmamento.

Te invito a que tú, en este viaje que inicias, jamás dejes de escuchar a tu corazón.

No temas ni te acongojes cuando atravieses un túnel sin luz, un camino pantanoso,

una noche oscura o un invierno frío y largo; o cuando sientas que por más que luchas

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