Teatro Francés
Enviado por • 21 de Mayo de 2014 • 1.312 Palabras (6 Páginas) • 188 Visitas
El color del paraíso, película iraní, es profundamente religiosa y, sin ser propagandística, no se avergüenza de mostrar al espectador que cree en lo que cree.
Vamos por partes.
El cine iraní ha estado de moda desde hace unos cinco o seis años y, casi siempre, obtiene premios en los festivales más importantes. De allí que el cinéfilo se haya familiarizado recientemente con la obra de directores como Kiarostami, Majidi, Panahi, Makhmalbaf y Derambakhsh.
En un principio los premios parecían responder a una buena factura del cine iraní, a una cierta inocencia temática atractiva, a una apertura diplomática con el régimen, a una censura menos estricta sobre los realizadores desde la llegada de los moderados al poder y un cierto desplazamiento social del fundamentalismo.
Con el tiempo y el prestigio ganado, el proceso de maduración de la cinematografía de Irán se incrementó. Por ejemplo, desde 1997 las mujeres han pedido que el cine iraní muestra una imagen más positiva de las mujeres en un cine menos machista.
Esto se ha reflejado en la aparición de la cineasta Samira Makhmalbaf, que fue el centro de atención en el pasado Festival de Cannes 2000, con su cinta El pizarrón negro.
En las películas más recientes estos cambios se han visto reflejados. Pero no hay que olvidar que el régimen político de Irán es religioso, y muchos de los preceptos del Islam permean su sociedad en forma viva; es decir, no son formas rituales vacias sino conceptos religiosos los que mueven la vida del pueblo.
En este contexto, la mentalidad de un crítico occidental puede leer parcialmente lo que está expresado en la película: puede abordarla con su mentalidad racionalista, agnóstica, y ver en la cinta el drama de un padre que lo pierde todo.
O bien, un crítico que vea esta cinta puede hacer a un lado todo el contenido / tema religioso porque estorba a sus conceptos personales. Hablará quizás de lo bien fotografiada, editada, actuada que está la película, del vigor del cine iraní (cosa que es verdad) y no escribirá una línea sobre el tema.
Si esto ocurre, el crítico que no ve una cinta religiosa en El color del paraíso porque su formación no contempla su mensaje islámico, cuando menos será honesto en su visión parcial al comunicarla al lector sin omitir los detalles que ha podido percibir.
Pero el crítico que capta el mensaje islámico de redención e intervención divina en la vida cotidiana, y lo omite para marcar aspectos interesantes pero secundarios, podría caer en la deshonestidad consigo mismo. Podría apartar de su texto estos rasgos religiosos que ha captado, y que permean el film, porque las manifestaciones de una religión viva en la sociedad turban su marco teórico e ideológico personal.
En cambio, si señala la existencia de estos rasgos religiosos a sus lectores, permitirá que los lectores saquen sus propias conclusiones frente a este film iraní. Luego puede expresar sus juicios de valor e inclusive su total oposición al cine religioso, al islam, etc., dando sus razones. Pero debe dar espacio para que la película pueda expresarse por sí misma.
Luego de este contexto, hay que aclarar que la misma cinta El color del paraíso marca su contenido desde las citas que abren los créditos. También su forma, realización, estilo y edición son más complejas que la mayoría de las cintas iraníes que se ha visto .
Majidi vuelve a un personaje infantil para usarlo como el centro narrativo, al igual que en su anterior cinta Niños del cielo, y vuelve a revisar su relación con la figura paterna, pero en esta ocasión da un salto cualitativo en el tema que complica las cosas.
El guión de Majidi remite, en su construcción, a las parábolas religiosas, a los cuentos ejemplares. Tres son los personajes centrales en la película: Mohammed, su padre y su abuela (aparición de lo femenino con peso argumental).
Mohammed es un niño ciego, de fina sensibilidad que recibe
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