Televisión y cultura de masas. Theodor Adorno
Enviado por losermind • 16 de Julio de 2012 • 8.175 Palabras (33 Páginas) • 879 Visitas
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Televisión y cultura de masas
Theodor Adorno
Introducción
El efecto de la televisión no puede enunciarse debidamente en términos de
éxito o fracaso, gusto o rechazo, aprobación o desaprobación. Más bien se
debería hacer una tentativa, con ayuda de categorías de la psicología
profunda y de un conocimiento previo de los medios para las masas, por
concretar cierto número de conceptos teóricos mediante los cuales podría
estudiarse el efecto potencial de la televisión, su influencia en diversas capas
de la personalidad del espectador. Parece oportuno indagar sistemáticamente
los estímulos socio-psicológicos que son típicos del material televisado tanto
en un nivel descriptivo como en un nivel psicodinámico, analizar sus
supuestos previos así como su pauta total y evaluar el efecto que es posible
que produzcan. Cabe esperar que, en última instancia, este procedimiento
traiga a luz una serie de recomendaciones sobre el modo de tratar estos
estímulos a fin de producir el efecto más conveniente de la televisión. Al
revelar las implicaciones socio-psicológicas y los mecanismos de la televisión,
que a menudo actúan con el disfraz de un falso realismo, no sólo podrán
mejorarse los programas sino que también -y esto es tal vez más
importante- podrá sensibilizarse al público en cuanto el efecto inicuo de
algunos de estos mecanismos.
No nos compete la efectividad de uno u otro programa específico, nuestro
tema es la naturaleza de la televisión actual y su repertorio de imágenes. No
obstante lo cual nuestro enfoque es práctico. Es necesario que las
conclusiones estén tan próximas al material y que reposen sobre una base
tan sólida de experiencia que se las pueda traducir en recomendaciones
precisas y hacerlas convincentemente claras para grandes públicos.
El mejoramiento de la televisión no es concebido primordialmente en un nivel
artístico, puramente estético, extraño a las costumbres vigentes. Esto no
significa que de entrada aceptemos ingenuamente la dicotomía entre arte
autónomo y medios para las masas. Como todos sabemos, la relación entre
ellos es sumamente compleja. La rígida división actual entre lo que suele
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llamarse arte "melenudo" y arte "de pelo corto" es producto de una
prolongada evolución histórica. Sería romántico suponer que antes el arte fue
puro del todo, que el artista creador sólo pensaba en términos de la
coherencia interna de su obra, sin considerar su efecto sobre los
espectadores. En especial, el arte del teatro no puede separarse de la
reacción del auditorio. A la inversa, vestigios de la pretensión estética de ser
algo autónomo, un mundo por sí solo, perduran incluso dentro de los
productos más triviales de la cultura de masas. En realidad, la actual división
rígida del arte en aspectos autónomos y comerciales es en buena medida,
por su parte, una función de la comercialización. Se hace difícil pensar que el
lema de l'art pour l'art fuera por azar acuñado en el París de la primera mitad
del siglo XIX, o sea, cuando la literatura se convirtió por primera vez
realmente en un negocio en gran escala. Muchos de los productos culturales
que llevan la marca anticomercial de "arte por el arte" presentan huellas de
comercialismo por la atención que prestan al elemento sensacional o por la
ostentación ele riqueza material y estímulos sensoriales a expensas de la
significación de la obra. Esta tendencia era pronunciada en el teatro
neorromántico de las primeras décadas de nuestro siglo.
La cultura popular más antigua y la reciente
A fin de hacer justicia a todas las complejidades de esta índole es necesario
un examen mucho más atento de los antecedentes y el desarrollo de los
modernos medios para las masas que el que conoce la investigación sobre
comunicaciones, la cual por lo general se limita a las condiciones actuales.
Sería necesario establecer qué tiene en común la producción de la industria
cultural contemporánea con las formas de arte popular o "inferior" de otros
tiempos, así como lo que tiene en común con el arte autónomo y en qué
consisten las diferencias. Baste señalar aquí que los arquetipos de la actual
cultura popular quedaron establecidos relativamente temprano en el
desarrollo de la sociedad de clase media: hacia fines del siglo XVII y
comienzos del siglo XVIII en Inglaterra. Conforme a los estudios del
sociólogo inglés Ian Watt 1, las novelas inglesas de ese período, en especial,
las obras de Defoe y Richardson, señalaron el comienzo de una actitud ante
la producción literaria que conscientemente creó, sirvió y por último controló
un "mercado". Hoy, la producción comercial de artículos de consumo
culturales se ha vuelto aerodinámica y coincidentemente ha aumentado la
influencia de la cultura popular sobre el individuo. Este proceso no ha
quedado limitado a la cantidad sino que ha dado lugar a nuevas cualidades.
En tanto que la cultura popular reciente ha absorbido todos los elementos y
en particular todas las "prohibiciones" de su predecesora, difiere de ésta
decisivamente en la medida en que se ha desarrollado en un sistema. Así, la
1 Adorno se refiere a las investigaciones del profesor Watt que éste reúne en su obra
titulada The Rice of the Novel (Studies in Defoe, Richardson and Fielding), Chatts &
Windus, Londres, 1957 (N. de E.)
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cultura popular ya no esta limitada a ciertas formas como la novela o la
música bailable, puesto que se ha apoderado de todos los medios de
expresión artística. La estructura y el significado de estas formas presenta un
asombroso paralelismo, incluso cuando parecen tener poco en común en la
superficie (por ejemplo, en el caso del "jazz" y las novelas policiales). Su
producción ha aumentado de modo tal que se ha hecho casi imposible
eludirlas; e incluso aquellos que antes se mantenían ajenos a la cultura
popular -la población rural, por una parte, y los sectores muy cultivados, por
la otra- ya están de algún modo afectados. Cuanto más se expande el
sistema de "comercialización" de la cultura, más se tiende asimismo a
asimilar
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