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Trabajo De Aduanas


Enviado por   •  19 de Junio de 2013  •  472 Palabras (2 Páginas)  •  264 Visitas

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Si romper con el proceso del entrenador te da la certeza de una mejoría, que se haga, pero nadie puede, a ciencia cierta, garantizar que así será. Durante años, el futbol mexicano resolvió sus problemas más urgentes "detonando" la continuidad y está claro que eso no ha funcionado del todo. Si hubiese funcionado, no tendríamos el agobio que tenemos hoy.

RIO DE JANEIRO, Brasil -- El "Plan A" era Víctor Vucetich... El "Plan B" fue Jose Manuel "El Chepo" de la Torre. ¿Hay acaso un "Plan C" en la selección mexicana de futbol?

Pero hay una pregunta mucho más profunda e inquietante en toda esta situación: ¿Un cambio de entrenador garantiza que México recupere la memoria y su nivel futbolístico? ¿Alguien realmente puede asegurar que esa mejoría llegará? Durante la historia moderna del futbol mexicano, el rompimiento de los procesos ha sido una práctica muy común y quizá funcionó en su momento para resolver la urgencia inmediata que significaba lograr la clasificación mundialista, pero tampoco resolvió temas a largo plazo, donde México siguió sin tener una regularidad futbolística y un nivel que le permitiera competir en los grandes eventos ante las grandes potencias del mundo futbolístico.

La cara del México futbolístico de hoy está agobiada. El entrenador no tiene la fórmula inmediata para abandonar el "infierno" en el que se ha metido y los jugadores no poseen, en la cancha, los argumentos para dejar atrás el marasmo en el que se encuentran. Y es un tema de futbol, de capacidad, de calidad. No es, de ninguna manera, un asunto de ganas, de entregar, de arrojo. La selección mexicana corre, pelea, lucha, deja el alma en la cancha. No tiene el poder futbolístico para cambiar su estado actual.

Y el problema no parece estar en la relación del entrenador con los jugadores ni tampoco en el clima que priva dentro del vestidor. Las razones parecen más de orden mental, de confianza, de una cuestión de seguridad, de autoestima que lamentablemente se ha resquebrajado de manera dramática justo en el momento menos apropiado.

Ni tan buenos -como evidentemente no lo son- ni tan malos -como han sido los resultados en la cancha-, la "enfermedad" de México tiene que ver con una situación de orden colectivo. Un jugador ha contagiado al otro y salvo uno o dos elementos -Jose de Jesús Corona, entre ellos- el resto está en el mismo nivel de desconfianza.

Si romper con el proceso del entrenador te da la certeza de una mejoría, que se haga, pero nadie puede, a ciencia cierta, garantizar que así será. Durante años, el futbol mexicano resolvió sus problemas más urgentes "detonando" la continuidad y está claro que eso no ha funcionado del todo. Si hubiese funcionado, no estaríamos en el agobio que tenemos hoy. Hay que buscar otra salida, otra posibilidad,

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