Título: El Maestro Como Agente De Cambio Social Y Cultural Autores: Lic. María Isabel Velásquez Lic. Ana Milena Zulúaga Lic. Andrea Ruiz Gómez
Enviado por • 9 de Enero de 2014 • 1.757 Palabras (8 Páginas) • 925 Visitas
RESUMEN
En este trabajo se aprecia que la función primaria y fundamental de la educación y de la
escuela es la de socializadora, antes que de formadora académica o en otros campos.
Se entiende entonces que el educador debe ser multiplicador de valores y actitudes de
convivencia, hacer uso del afecto y la comunicación efectiva como herramientas
pedagógicas e incluir en el proceso de enseñanza-aprendizaje la solución pacífica de
conflictos.
Cuando se hace presente la amenaza futurista de que las escuelas y los profesores
están condenados a desaparecer y serán reemplazados por las computadoras y la
educación virtual, hay elementos valiosos que obligan a desechar esta afirmación: el
papel de la educación como humanizadora, socializadora y culturizadora y del docente
como el agente social que puede hacer posibles estos elementos sin los cuales no sería
posible el avance de la sociedad y el desarrollo humano.
Es así que a las tareas académicas e investigativas que son importantes para el
profesional de la educación, se suma la de comprender la acción educativa como una
alternativa de desarrollo social, cultural y humano y hacerlo realidad con su
intervención. Parecería obvio manifestar que estos elementos sean parte de la
educación, pues se da por hecho que estén inmersos en ella; sin embargo, el ritmo
vertiginoso al que avanza el mundo en la actualidad y los fenómenos que
inevitablemente se han venido desarrollando: la globalización y el acelerado avance
tecnológico entre otros, están haciendo que el los individuos en general transformen a
la vez sus maneras de interactuar, sus valores, sus intereses; se ha hecho evidente el
desarraigo cultural y la pérdida de la identidad; la dimensión social está pasando a ser
reemplazada por una soledad incomprensible; lo social, lo individual y lo humano son
dimensiones que han modificado también sus estructuras en el lenguaje actual. Todo
esto hace que la educación como primera socializadora, intervenga y haga reflexionar a
la sociedad y a los maestros en particular, pues son ellos, con su trabajo diario y con
sus estudiantes como multiplicadores, los que puedan modificar la realidad.
Toda esa problemática ha puesto de manifiesto una de las fallas más profundas que
hemos tenido con las generaciones emergentes, como es el hecho de no asegurar la
transmisión de nuestra propia cultura, de una identidad propia; identidad que sirva de
punto de referencia y de encuentro, frente al bombardeo constante de información. Con
el fenómeno de la globalización, la población (especialmente niños y jóvenes) se ve
abrumada con una cantidad de imágenes, modelos e ideas que, aunque les son ajenas,
vienen con una fuerza avasalladora tal, que son las que ellos asumen. No hay una
identidad que nos defina como pueblo latinoamericano, no se reconoce, no se ha
construido.
De la misma forma, los medios de comunicación han cobrado ahora más que nunca,
gran fuerza y han pasado a ser prácticamente los principales promotores de cultura e
identidad; “Los medios de comunicación participan en la construcción de nuestra
identidad. Influyen sobre nuestra noción de género, sobre nuestro sentido de clase,
raza o nacionalidad;…Las imágenes de los medios de comunicación organizan y
ordenan nuestra visión del mundo y nuestros valores más profundos: lo que es bueno y
lo que es malo, lo que es positivo y lo que es negativo, lo que es moral y lo que es
amoral. Los medios nos indican como comportarnos ante determinadas situaciones
sociales; nos proponen qué pensar, qué sentir, qué creer, qué desear y qué temer. Nos
enseñan qué es ser hombre y qué es ser mujer; cómo vestirnos, qué consumir, de qué
manera ser popular y evitar el fracaso; como reaccionar ante grupos sociales diferentes
al nuestro y de qué modo responder a normas, instituciones y valores sociales”1
De lo que se trata no es de definir la pertinencia o inconveniencia de los medios de
comunicación porque están presentes, son parte de nuestra vida y de la vida de los
niños, jóvenes y adultos que asisten a las diferentes instituciones educativas. Lo que si
se hace necesario es empezar a conocer la información que llega, decodificarla,
analizarla junto con los estudiantes, leer entre líneas lo que los medios quieren
comunicar. Conociendo la información que nos llega podremos utilizarla para afianzar
nuestros intereses sociales y culturales, para que sea de esta manera que afecte
nuestra vida.
El valor que se le da a las diferentes instituciones educativas, es que son espacios de
encuentro de individuos con elementos particulares y comunes, atendiendo a la
dualidad que se da entre la unidad y la diversidad. Es en estos espacios de intercambio
donde se deben abordar los temas concernientes a la necesidad de identidad, donde
escuchando a los niños, jóvenes y adultos se pueden comprender los problemas y las
1 MORDUCHOWICZ, Roxana. En: Revista Iberoamericana de Educación OEI, No.32. pág.43
carencias sociales que poco a poco se van haciendo evidentes. Es en este valioso
espacio de encuentro multicultural e interdisciplinario, diverso en diversas formas de
pensar y de sentir, donde se materializa la verdadera razón de ser de la escuela como
espacio socializador.
Escuela y maestro deben comprender que la población que asiste a su encuentro, no
tiene las mismas características y que es necesario irnos transformando nosotros
mismos, para poderlos entender. Jesús Martín Barbero hace una propuesta muy
interesante sobre los tres saberes que los maestros de hoy debemos manejar para
realizar una efectiva intervención con los grupos humanos de nuestro tiempo2:
• Los saberes lógico-simbólicos, en los que expone los nuevos y múltiples
lenguajes, escrituras, símbolos y ambientes que han construido los sujetos en su
interacción con la ciencia, la tecnología, la lógica de las redes computacionales y
las hipertextualidades y afirma que solo desde el interior de esos saberes es
posible plantear los límites y la necesidad social de otro tipo de saber.
• Los saberes históricos
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