Una Vendetta

UNA VENDETTA

Este relato nos cuenta la historia de la viuda de Paolo Saverini y de su hijo, que vivían en el la ciudad amurallada de Bonifacio. Que se encuentra ubicada en frente de las costas de Cerdeña. Además, con ellos vivía una perra llamada la vivaracha, que era utilizada por el muchacho para ir de caza.

En una noche, Antonio Saverini fue apuñalado a muerte después de una disputa por Nicolás Ravolati, quien luego huyo a Cerdeña. El cuerpo fue recogido y llevado a su madre y fue enterrado al día siguiente, pero a raíz de esto le juro la vendetta, ella veía mañana y tarde las costas de un pueblo de Cerdeña llamado Longosardo, en donde se refugiaba el asesino de su hijo aguardando el momento de regresar para la venganza.

Pero, como la señora era vieja y enferma y no tenia parientes no podía llevar a cabo la venganza, se la pasaba todo el día buscando la manera de cómo se las arreglaría para efectuar lo que prometió sobre el muerto. Una noche, después de tantos desvelos, de intranquilidad, tuvo una idea.

Era una idea perversa, la meditó toda la noche y al amanecer se fue a la iglesia a orar y a pedirle a dios que le diera la fuerza para realizar la venganza de su hijo. Regreso a su casa inclino un barril que tenía en su patio lo sujeto con trozos de madera y piedras, luego amarro a Vivaracha junto al barril.

La tuvo así día y noche, el animal aullaba de hambre y sed pero al día siguiente solo le llevo agua. La perra estaba furiosa así la tuvo un día más, al amanecer fue con su vecino para que le diera paja y este cedió, la llevo a su casa y tomo ropa vieja que había utilizado su marido y la relleno con la paja para similar un humano.

Luego, fue a la carnicería a comprar un pedazo de morcilla que aso e impregno y amarro en el cuello del monigote y cuando acabo soltó a la perra, esta se lanzo sobre el cuello del maniquí destrozándolo a pedazos mordida tras mordida. La vieja miraba al animal y después volvió a sujetarla, así, la mantuvo durante...

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