El hombre que conocía el infinito.

El hombre que conocía el infinito

Esta película habla de una historia de éxito, pero el éxito no es un camino sencillo. Para poder llegar a cumplir un objetivo debemos plantearnos una serie de pasos que depende del empeño, la época, las oportunidades y las amenazas que tengamos en el tiempo que nos lleve.

Lo que me dejó la película, al igual que las clases de la materia es que toda época es diferente por la cultura, la sociedad y la competencia que se tiene, todos estos factores y más hacen que sea un poco difícil el poder “sobresalir” aunque no imposible, la cuestión es seguir adelante, superando las pruebas.

Lamentablemente, pocas personas luchan sin importar qué, actualmente vivimos en la comodidad de solo hacer lo que debemos, lo que se puede, lo que ya es costumbre. Si nos exigen algo más hacemos lo posible para buscar que alguien más lo haga o simplemente lograr convencer con chantajes, quejas porque así lo queremos. No nos exigimos a dar más, que es obvio que podemos.

Para mí es sorprendente poder comparar y visualizar los logros del antes y el ahora, si pongo de ejemplo la película, eran tiempos en que había muchas preguntas, o tal vez no, pero ellos mismos querían saber más de lo que podían ver. No tenían los medios para lograr una búsqueda rápida, tenían que comprobar lo que pensaban.

Ahora vamos a dar un paso gigante, nuestra época, todo lo tenemos al alcance, solo damos un click y listo; como tenemos todo a la mano, creemos que no hay algo nuevo para descubrir, comprobar, solo aprendemos, memorizamos, mejor dicho, lo llevamos a cabo y hasta ahí. No queremos hacer más “trabajo”, nos conformamos con lo mínimo, con pasar, con solo tener un puesto, con dormir, divertirnos. No pensamos en crecer, en tener buenas calificaciones, pero comprender del todo la materia, en buscar un mejor puesto donde podemos llevar a cabo lo que sabemos y seguir implementando.

Estamos en el siglo XXI donde la igualdad está en boca de todos, donde el color o nacionalidad no es importante, no tenemos las limitaciones que en la Primera Guerra Mundial se vivía, tenemos los medios para buscar, viajar para seguir estudiando si lo queremos, donde un nuevo idioma esta solo en querer tomar un curso y listo. Todo lo tenemos ya.

Al ver esa comparación me quedo con ganas de que cambie todo, pero por eso debo empezar conmigo. Acepto que he caído en la “zona de confort”, pensar que un 70 está bien y si se puede, aunque al mismo tiempo reconozco cuando no lo merezco, pero por miedo no lo puedo admitir ante todos y todo.

La cuestión es que podemos si queremos, podemos porque tenemos la capacidad, podemos porque tenemos los medios necesarios, podemos si tenemos la inspiración, simplemente es tener en mente “puedo”.

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