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Fandango


Enviado por   •  29 de Septiembre de 2020  •  Ensayo  •  1.506 Palabras (7 Páginas)  •  712 Visitas

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FANDANGO

Alegría, amor y hermandad se respiran en la fiesta del son. Tradición que se transmite de generación en generación y se incentiva al ver la interminable energía de los soneros.

La “reunión” de la comunidad sonera con motivo de cumpleaños, fiesta del pueblo o simplemente porque es necesario para el alma; donde se realiza el suceso de alianza y amistía entre músicos, versadores y bailadores, donde dan a demostrar que el fandango es la máxima expresión de hermandad de los sotaventinos. “Sin tarima no hay modo” frase que siempre está presente, debido a que el modo de ejecutar esta fiesta es con un tablado, lugar donde se lucen los bailadores demostrando su imaginación al hacer combinaciones de ritmo con el zapateado.

El fandango es la fiesta popular más pura que muestra la tradición. Es donde jóvenes y los “abuelos” (así llamados los músicos más grandes de edad) demuestran que traen el son jarocho de raíz, no se aprende para dar honores, sino para formar parte del pueblo, parte de la tradición.

Los precursores son desde las familias que tienen generaciones de músicos soneros, las cuales nos demuestran el amor que le tienen a nuestras tradiciones y la gran labor que es preservar nuestra cultura. De igual forma, maestros (músicos experimentados) se preocupan por inculcar esta forma de vida a las nuevas generaciones, en colectivos o en casas de culturas se puede ver a los niños y jóvenes, absorbiendo y enriqueciéndose del son jarocho, para después aplicarlo y vivirlo en los coloridos fandangos.

La tradición del son jarocho, al igual que todas las tradiciones, son los ancianos los que transmiten sus conocimientos, sus experiencias y su vida del son y así se difunde hasta llegar a la magnitud del impacto que tiene hoy en día la presencia del fandango en la juventud.

La música que se toca en la región del sotavento es una música de rancho, música al campo a la vida cotidiana, es una forma de ver la vida pasar, de mostrar lo que se ha llevado por generaciones en el corazón. “Los viejos músicos después de largas jornadas de trabajo, salían al corredor o patio de su casa. Al caer la tarde tocaban un poco la jarana, el requinto y lo acompañaban con el canto, había músicos que lo hacían en su trabajo para aligerar más la jornada, me acuerdo que mi abuelo se ponía a cantar en su milpa y allí aprendí algunos versos de él” (Campechano, Pablo).

Sólo se realiza si están músicos, bailadores y versadores juntos. Si falta la presencia de alguna de estos tres agentes, lo presenciado no cumple con la esencia del fandango. Juntos, forjan una mágica sintonía, donde todos disfrutan de los ritmos y del son que se está tocando al momento. Todos tienen un papel importante dentro del fandango:

Los músicos forman la base, al tocar música que ha evolucionado a través que los años y que tiene raíz en diferentes partes del mundo. Al pasar pos distintos momentos de la historia, por distintos personajes, distintas culturas y distints lugares, el son jarocho ha formado su propia estructura multicultural, pero que ha logrado ser única.

 “Este tipo de música presenta influencias indígenas, afro-caribeñas e hispánicas en su genealogía, estructura y ejecución” (del Razo Martínez, Guadalupe Patricia). En el fandango, los músicos más grandes son los guías, se tocan los sones que ellos deciden, ya que son los miembros más respetados en el acto.

 Existen diversos instrumentos que se ejecutan en la fiesta. Más que música, este conjunto de instrumentos hacen cultura; cada amante al son, encuentra “su instrumento ideal” con el que se acomoda y se siente identificado; hay desde los requintos que son los que llevan el ritmo, las jaranas, y los percusionistas.

Estos instrumentos son historia, son vidas pasadas que han evolucionado a lo largo de los años, han pasado pruebas y obstáculos, pero a pesar de todo, han sobrevivido. Borislav (2013) aborda el tema de los instrumentos jarochos de la siguiente manera:

 Con la llegada a Nueva España de las primeras vihuelas y laúdes españoles se empezó la fabricación de jaranas, requintos, arpas y vihuelas mexicanas, distinguiéndose estas últimas en los jolgorios populares. En un principio, su aprobación por parte de la hegemonía oficial y la Iglesia fue nula, pero, probablemente, a finales del siglo XVIII (Tourent, 1993) recibieron el beneplácito como instrumentos para oficiar. Aunque además del uso eclesiástico, también continuó su uso mundano. Según algunos testimonios, la jarana constituyó la excepción, debido a que era considerada, todavía en aquella época, instrumento diabólico en contraposición con el violín, apreciado como instrumento bendito al formar una cruz con el arco al momento de ejecutarse”, apunta el investigador y músico Borislav Ivanov Gotchev en El son jarocho y la fiesta del fandango, una expresión de la cultura popular en el sur veracruzano. La inclusión del son jarocho en la música “culta”.

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