LA MAGIA DEL LENGUAJE AUDIOVISUAL UNA FABULOSA EXPRESIÓN DE LA INTERIORIDAD HUMANA

LA MAGIA DEL LENGUAJE AUDIOVISUAL UNA FABULOSA EXPRESIÓN DE LA INTERIORIDAD HUMANA

Incursionar en el mundo del lenguaje audiovisual representa toda una aventura, ya que su comprensión va más allá de manejar algunos conceptos básicos y ciertas técnicas fundamentales para su dominio. El término audiovisual significa la integración e interrelación plena entre lo auditivo (sonidos) y lo visual (imagen) para producir una nueva realidad o lenguaje. De acuerdo con este significado se puede decir que el lenguaje audiovisual es toda aquella comunicación que se transmite a través de los sentidos de la vista y del oído; en consecuencia también se puede definir como los modos artificiales de organización de la imagen y el sonido que se utilizan para trasmitir ideas o sensaciones ajustándolas a la capacidad del hombre para percibirlas y comprenderlas y no a la tecnología que los medios utilizan para producirlo. Dicha percepción es simultánea; permitiendo la creación de nuevas realidades sensoriales mediante mecanismos como la armonía (a cada sonido le corresponde una imagen), complementariedad (lo que no aporta uno lo aporta el otro), refuerzo (se refuerzan los significados entre sí) y contraste (el significado nace del contraste entre ambos).

Ahora bien, como el lenguaje audiovisual requiere de la capacidad del hombre, para percibirlo y comprenderlo, resulta imperante e ineludible la necesidad de abordar al sujeto para así entender parte de la magia que encierra el mundo audiovisual. Para Edgar Morín la noción del sujeto es extremadamente controvertida y paradójica: es, a la vez, evidente y no evidente. Es evidente tanto gramatical (existe el pronombre personal de la primera persona: el yo) como reflexivamente (como lo ha indicado Descartes: si dudo, no puedo dudar de que dudo, por lo tanto pienso, es decir que soy yo quien piensa).

Sin embargo, la noción de sujeto no es evidente: ¿Dónde se encuentra ese sujeto? ¿Qué es? ¿En qué se basa? ¿Es una apariencia ilusoria o bien una realidad fundamental? Claro también, puede aparecer bajo la forma de la realidad suprema. Así, por ejemplo: cuando el Eterno se aparece ante Moisés, que se encuentra en la casa de su suegro Jetro, a la pregunta de Moisés: “¿Quién eres Tú?”, el Eterno responde: “YO soy quien soy” o, en otra traducción: “Yo soy el que soy”. Dichos de otra manera, Dios aparece coma la subjetividad absoluta (Morín, 1992).

De igual forma de acuerdo con el paradigma de la complejidad de Edgar Morín es posible caracterizar al sujeto fundamentalmente por el hecho de asumir la incertidumbre de no poder conocerlo todo, ser incompleto debido a que siempre está en una constante búsqueda del saber y su conocimiento nunca se acaba y es perdurable en el tiempo, ser articulatorio porque integra diferentes campos del conocimiento. Morín por otra parte define al sujeto como u ente interdisciplinario (articulador de distintas disciplinas) y dialógico que explica el antagonismo de su existencia y con el universo pero resaltando que al mismo tiempo se complementan el uno con el otro (Morantes, Y. y Col. 2007).

No obstante, Morín, a través de su obra “El Cine o el Hombre Imaginario” expone nuevas ideas para identificar dónde reside la magia del cine, y entre ellas destaca: a) la naturaleza psicológica de la imagen; la cual es al mismo tiempo objetiva y subjetiva, pues cada persona de acuerdo a su bagaje y su cultura, mirará la imagen de una manera particular según sus propias experiencias y anhelos, b) la función del tiempo en la imagen fílmica, la cual es como sucede en los sueños, tan rápida o lenta según lo requiera la historia que se crea en la mente humana, y c) procesos psíquicos de la participación afectiva del espectador; ya que éste se relaciona emocionalmente con lo que ve en pantalla y establece un vínculo con “la alteridad”, “con el otro”, que es él mismo.

Según Morín el cine identifica tres etapas por la que atraviesa el espectador cuando se relaciona con las imágenes del cine; a saber: a- la etapa automórfica, en la que el espectador atribuye a la persona que juzga los mismos rasgos de carácter y las tendencias que le son propias, b- la etapa del antropomorfismo, cuando le atribuye a las cosas y los seres vivos cualidades humanas; y en la tercera etapa, puramente imaginaria, el espectador llega al desdoblamiento, es decir, se proyecta a sí mismo en algún personaje de la película.

Necesario es aclarar que el cine no es el único medio o recurso audiovisual, ya que existe una gran diversidad entre los cuales están: la televisión, la fotografía, los medios impresos (periódicos, revistas, folletos, panfletos) y por supuesto la llamadas TICs (Tecnologías de la información o Tecnologías de la información y de la comunicación) -

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