La música del olvido

LA MUSICA  DEL OLVIDO

Colombia es un país rico en folclor, esto gracias a la multiculturalidad que en nuestro territorio existe, y si hablamos de folclor, por ende hablamos también de ritmos musicales, ya que la música forma parte importante de la cultura, de la tradición. Nuestra nación abunda en ritmos propios que la distinguen y la identifican. Sin embargo, hemos olvidado nuestra música, nuestros ritmos los hemos echado a un lado, y hemos dejado nuestras raíces. Lo ajeno lo hemos tomado como propio, ¿y lo nuestro, donde quedó remitido?

Ahora hablamos de la globalización, la cual lo ha tomado todo y no podía estar excepta de este tema, gracias a ella un país es inundado con ritmos musicales provenientes de otros países, y Colombia no es la excepción. Nuevas tendencias musicales llegaron a nuestra nación, y han sido ellas quienes ahora se encuentran en el centro, y lo autóctono fue desplazado a la periferia. Hoy hemos perdido el sentido de pertenencia por lo propio, suena extraño, pero es lo que vemos; hoy tenemos sentido de pertenencia por lo ajeno, lo que es más insólito.

La música es un arte, por ende el músico es un artista. Sin embargo, hoy se mercantilizó  la música, existe el llamado mercado musical, esto conlleva a que este arte sea tratado simplemente como un producto que se compra y se vende. “A medida que el arte y las ideas se convirtieron en mercancía al igual que todo lo demás, el artista y el crítico se volvieron pequeños productores de bienes comerciales” (Pineda, 2013, p.49). Pineda Botero no solo habla en cuanto a lo literario, sino también al arte en general, hoy solo se busca el lucro. Esto sin duda ha desvalorizado el significado de la música, y para mantenerse en carrera en el mal llamado mercado musical, el músico debe asirse de lo que <>.

Gracias a lo anterior, hoy solo consumimos música chatarra, con letras desechables, y arte hecho basura. Olvidamos nuestros ritmos ancestrales y la música que nos identifica. Echamos a un lado las letras que hablaban de la hermosura de la mujer y pasamos a degradarla con las letras que escuchamos y a la vez repetimos, arrinconamos los sonidos de voces que hablaban de lo lindo de nuestra tierra, y la belleza de nuestros océanos, y pasamos a sustituirlos por letras carentes de sentido.

 No obstante, se habla de la música colombiana, pero lo que se escucha en las canciones son letras hirientes, despreciables, con mensajes pornográficos que en nada representa nuestro folclor, y mucho menos nuestra identidad. Nuestros jóvenes cada vez más consumen este tipo de música, crecen sin conocer sus raíces, por lo tanto, toman lo foráneo como propio.  Ahora cabe preguntarse, ¿Qué tipo de música escuchamos?

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