La magia del lenguaje radiofónico
Enviado por Marlogo1987 • 20 de Mayo de 2018 • Apuntes • 23.640 Palabras (95 Páginas) • 145 Visitas
Merayo Pérez, Arturo: La magia radiofónica de las palabras, Cervantes, Salamanca, 2001
II. EL LENGUAJE RADIÓFÓNICO
Lenguaje, percepción y comunicación
Lenguaje sonoro y lenguaje radiofónico
En busca de una definición para el lenguaje radiofónico
Cuatro elementos para sugerir millones de imágenes
Acerca del silencio radiofónico
Un breve catálogo de silencios
Para qué sirven las pausas y los silencios en la radio
La música y su descodificación radiofónica
Cómo usar la música en la radio
La música como elemento del lenguaje radiofónico
La música como elemento de realización
Tres condiciones: compenetración, armonización y combinación
Los efectos de sonido
Clasificando los efectos sonoros
Comunicar con imágenes
Creando imágenes desde la radio
Captar la atención
Tipos de atención radiofónica
Grados de comprensión
Naturaleza del mensaje y funciones del lenguaje
Objetivo: contar
El registro lingüístico
Del texto escrito a la comunicación oral
La importancia de la locución expresiva
Acerca de los signos de puntuación
Lenguaje, percepción y comunicación
La comunicación es un elemento fundamental para la vida y el desarrollo del hombre. Comunicarse es establecer un contacto con otro a través de signos, de acuerdo con un código compartido. Los signos pueden adoptar multitud de formas; también los códigos se articulan atendiendo a muy diversas reglas y acaban constituyendo los diferentes lenguajes. Por eso y en sentido estricto, el lenguaje es la capacidad que tienen los seres vivos de comunicarse entre sí mediante signos.
En función de los distintos signos y códigos existen diferentes tipos de lenguajes. Si el contacto tiene lugar mediante sonidos, se trata de un lenguaje sonoro que, además, si es lingüístico se denomina lenguaje oral. Una sinfonía es un modo de comunicación establecida por medio del lenguaje sonoro pero no lingüístico, mientras que dos amigos que conversan emplean un lenguaje lingüístico oral.
Se habla de lenguaje táctil si se realiza la comunicación a través del tacto, como ocurre con una caricia, una bofetada o al descifrar un texto escrito en Braille. Por medio del olfato también puede desarrollarse un tipo de comunicación específica que se expresa a través del lenguaje olfativo, y en función del cual, por ejemplo, se interpretan de distinto modo los aromas de los perfumes. Por último hay que mencionar el lenguaje visual que articula la comunicación mediante las imágenes que perciben los ojos, como ocurre en el caso de una fotografía.
Por consiguiente, el lenguaje recibe diferentes nombres dependiendo del tipo de signos que se utilice para la comunicación; lenguaje visual, táctil, olfativo, sonoro lingüístico –oral– y sonoro no lingüístico. Únicamente estos dos últimos son los que configuran el lenguaje característico de la radio, el lenguaje radiofónico.
Lenguaje sonoro y lenguaje radiofónico
En sentido estricto, el lenguaje radiofónico no puede considerarse como específico de la radio, es decir, como un lenguaje que haya surgido únicamente para este medio, al contrario de lo que ocurre por ejemplo con el lenguaje cinematográfico que es propio y exclusivo del cine. Sin embargo, con el tiempo, la radio ha sabido desarrollar de un modo particular el lenguaje sonoro en todas sus vertientes, adoptando además procedimientos expresivos singulares; por eso es posible hablar de un lenguaje específicamente radiofónico, tal y como apuntan José Javier Muñoz y César Gil: “La radio tiene un sistema de códigos compartidos (códigos conceptuales y códigos físicos –sonoros–), pero moldeado y presentado de modo peculiar hasta el punto de constituir un sistema distinto de los ya existentes. Comparte, por ejemplo, la utilización de la palabra hablada con el teléfono o el cine sonoro, difunde la música como el tocadiscos o el hilo musical, cuenta una historia dramatizada como el teatro... pero es diferente del teléfono, el cine, el tocadiscos o el teatro. Su lenguaje puede coincidir o no con el de los demás canales, sistemas o medios, pero no pierde por ello su identidad”[1].
Como la radio es un medio de comunicación relativamente reciente –nace a comienzos de la década de los veinte–, sujeto a frecuentes cambios por los avances tecnológicos y excesivamente influido por el periodismo escrito, su lenguaje aún no cuenta con unas normas específicas, es decir, con unas pautas claras y reconocibles a las que poder someter la elaboración de los mensajes radiofónicos. Hace más de veinticinco años Sanabria supo poner el dedo en la llaga al señalar que “la radio anda todavía a la búsqueda de su lenguaje mediante tanteos, ensayos y exploraciones, más producto de la intuición y el pragmatismo que de la aplicación de principios científicos”[2]. En la actualidad la situación ha cambiado notablemente gracias al hecho de que a la radio han ido llegando profesionales mejor formados y cuyo ejercicio profesional no ha estado influido por las rutinas productivas de los medios escritos sino que se ha desarrollado por entero en los audiovisuales e incluso únicamente en la radio. Ellos han hecho posible que, aunque no se pueda aún hablar de reglas estrictas, de un lenguaje radiofónico consolidado y maduro, sí existan ya orientaciones y pautas que en algunos casos incluso se han puesto de manifiesto en libros de estilo. Con todo, aún falta un largo camino por recorrer y, en este sentido, la reflexión de Sanabria sigue siendo válida en nuestros días: “Cuando el hallazgo se produzca –apuntaba– es posible que gran parte de las críticas que hoy se centran en los contenidos se desplacen, en una mejor perspectiva, a las formas, en la actualidad balbuceantes, imperfectas, inseguras. La belleza de un cuadro o la calidad de una novela no están solo en el tema elegido, sino en el modo de tratarlo”[3].
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