Opinión de la película hasta que nos volvamos a encontrar

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UNA PELÍCULA QUE PARECE SER MÁS UN RECORRIDO TURÍSTICO DE LO MEJOR DEL PERÚ.

He visto unas cuantas películas peruanas, y una de las que he visto, por ejemplo, Asu mare, si ha cumplido con el género de comedia, han mostrado la personalidad bromista y la picardía de un peruano, se han mostrado las tradiciones y sobre todo he visto un trabajo narrativo interesante y gracioso. Luego de esa buena experiencia, Tondero, nos sorprende con el lanzamiento de una película romance y comedia rojiblanca hecha exclusivamente para Netflix, “Hasta que nos volvamos a encontrar”, protagonizada por la actriz y cantante Stephanie Cayo, el actor Maxi Iglesias y la comediante Wendy Ramos.

Soy sincera, desde que vi la portada de la película, me surgieron dudas, ¿por qué escogieron a Stephanie Cayo como personaje principal y por qué no a otra chica que tuviese verdaderos rasgos de una cuzqueña? Se sabe que ella es peruana, pero la mayoría nos identificamos con rasgos encantadores, sí, pero opuestos a los de la actriz rubia. Creo que si le hubiesen dado la oportunidad a otra actriz peruana podría notarse más las diferencias que la película quería dar a notar. Una joven peruana, aventurera mochilera, que vive una vida completamente opuesta a la de un joven español, un empresario exitoso dueño de una corporación hotelera. Como era de esperarse, antes de si quiera ver la película, se me adelantaron las redes sociales con tantas críticas negativas. Pasó un tiempo hasta que me animé a verla.

La trama sigue a Salvador (Maxi Iglesias), arquitecto español que llega a Cusco para construir un hotel de seis estrellas. Allí conoce a la peruana Ariana (Stephanie Cayo), quien trabaja en la administración de un hostal y con la que se involucra sexualmente. La atracción entre ambos crece, pero una noticia enturbia el acercamiento: el hotel se construirá en casa Lichi (Wendy Ramos), donde Ariana tiene recuerdos de su infancia.

UNA TRAMA MÁS DE LO MISMO

Cuando se tiene una trama tan común, en donde un chico con dinero conoce a una chica con un estatus distinto y algo impide que estén juntos, así como también personajes con poca construcción; depende del carisma de la pareja protagónica para mantener el interés de los espectadores. Si bien es cierto, los protagonistas son pareja en la vida real, supongo que, por esta razón, el director Bruno Ascenzo los escogió con el fin de que su química traspase las pantallas y cautive, pero sucedió todo lo contrario. Ni qué decir de las tomas cuando están separados, cada uno en un espacio distinto, se nota que faltó un mejor trabajo en dirección de cásting. También hay carencia en dirección actoral, parece que les h ubiesen dicho a los personajes, sean ustedes mismos. [pic 3][pic 4][pic 5]

CUANDO SE ABUSA DE LA CASUALIDAD

Una película no está hecha solo de performance sino también de un guion. Los diálogos que se escribieron para esta película no tienen nada de especial. Cuando el libreto intenta pasar de una escena calma a otra escena más intensa y bélica, donde se supone que hay cambios fundamentales, tropieza. Hay escenas donde se quiere mostrar con naturalidad las coincidencias, pero no resulta ser natural, sino más bien se ve muy puesto, en otras palabras, una actuación evidente. La casualidad es un recurso típico de la comedia romántica, pero cuando se abusa de ella, puede verse muy irreal y aburrido.

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