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La salud. Racionalidad ética


Enviado por   •  7 de Noviembre de 2023  •  Ensayo  •  1.979 Palabras (8 Páginas)  •  74 Visitas

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LA SALUD

RACIONALIDAD ÉTICA:

Las tendencias actuales en el mundo sobre salud insisten no solo en la evaluación histórica de las condiciones de vida y salud en cada país y en los problemas relativos a la accesibilidad y calidad de los servicios de salud, sino que también insisten en el impacto de las acciones determinadas por el sistema sobre la salud de la población. En otras palabras, la tendencia actual está centrada en analizar los alcances y limitaciones que puedan tener las disposiciones estatales en relación con las formulaciones sobre los derechos sociales de los cuales hacen parte los servicios de salud, la seguridad social y la educación.

Como se evidencia, el debate Ético frente a la salud es compatible con el análisis de la igualdad de oportunidades, del acceso y de la calidad de los servicios, tanto como con el análisis sobre los sistemas de financiamiento y prestación de los sectores público y privado, pero también, y de manera complementaria, con el análisis de las condiciones ambientales en las que los seres humanos viven. Esto inscrito en una dinámica social de conflictos que excluye y margina a unos en beneficio de otros. Buscar el equilibrio entre el bien común y el bien individual es un compromiso de todos los sectores como compromiso colectivo de aceptar, abordar y resolver el conflicto de intereses, de tal manera que se garantice el derecho de todos a la salud, a la vida y a la prestación de los servicios.

La racionalidad Ética en las organizaciones de salud le señala el cumplimiento de los fines que dan sentido a su actividad, la prevención de la enfermedad y la salud pública, o sea, hacer que las comunidades sean saludables y atender las necesidades de los individuos mejorando o aliviando la enfermedad. Esos fines no pueden ser sustituidos por otros como, por ejemplo, priorizar la ganancia o tener como fin el lucro.

Las decisiones que se tomen en las organizaciones deben hacerse, por lo tanto, de manera ética, atendiendo a la exigencia social, pero fomentando los principios de justicia, ciudadanía, pluralismo solidaridad y universalidad modificada y a los derechos a la salud y a la asistencia sanitaria, que son Derechos Humanos.

No hay duda que el fenómeno de la salud no puede reducirse a las aproximaciones
conceptuales que de Él se tengan, pues una concepción más amplia y menos fragmentaria de lo que sea la salud, implica una visión más complementaria y más compleja dentro de las ciencias de la complejidad, una visión que además de pensar en variables y externalidades políticas, económicas, sociales y ambientales de lo que la salud pueda ser, piense además en sus posibilidades, en lo que permita que la vida sea posible. En este sentido es preciso ver como a los temas y problemas relativos a la salud les corresponden estrechamente los temas y problemas de lo que es la calidad de vida o de una vida con calidad. Se trata de la creación de posibilidades de la salud, que son las posibilidades mismas de vida y para la vida.

Desde este ángulo, la preocupación por la salud, por la vida, se constituye de suyo en una preocupación ética, pues no es otra cosa que la tematización de las calidades posibles futuras de vida, de las condiciones en las cuales la vida es posible y la dignidad de la vida, entendida como la ampliación de los horizontes, tanto de las esperanzas como de las expectativas de vida.

La idea que aquí subyace es que no solo se debe actuar Éticamente como resultado del
cumplimiento de una norma o de un contrato social, sino que el poder de la ética debe estar en la vida misma. Es por ello que la ética debe convertirse en una fuerza pública, con validez universal, que tenga como pretensión, la preservación y cuidado de la vida misma.

La ética es pues en un primer sentido, el tipo de saber que pretende orientarnos en la forja  del carácter, siendo consciente de que elementos no está en nuestra mano modificar,
transformemos los que sí pueden ser modificados, consiguiendo un buen carácter, que nos  permita hacer buena selecciones y tomar decisiones prudentes. La ética se propone como decía Aristóteles, aprender a vivir bien.

No es difícil poner estos principios en práctica, pero el omitirlos redundará en perjuicio propio y en el de las personas con quienes se interviene o se interactúa. Una decisión en la que está envuelto el comportamiento ético de una persona, siempre va a estar enmarcada en uno de los principios y valores.

RACIONALIDAD TÉCNICA:

En contraste, una crítica global a la ética y la racionalidad de las prácticas e instituciones encargadas de la salud ha de abarcar tanto la solidez y la potencia de la racionalización técnica de la modernidad como la liquidez y contingencia propias del desplazamiento de la racionalidad práctica y de los condicionantes éticos en los que puede soportarse la respuesta por el sentido de las vidas que deben conservarse, de los cambios que ha dado la humanidad a partir de la técnica, la especialización y la tecnología y, en definitiva, de las necesidades de reconstruir ese sentido tras los desgarramientos que ha sufrido por un largo tiempo de trato instrumental de una vida cuyo significado parece resolverse instantáneamente por procedimientos técnicos y tecnológicos desde perspectivas meramente objetivas y valorativamente neutrales y neutralizadoras.

Como consumidores que somos de tratamientos médicos, de soluciones farmacológicas y de la racionalidad técnica instrumental, absorbemos no sólo el resultado de la fabricación artificial sino también absorbemos el accidente que contradice nuestra constitución natural y mutila nuestros equilibrios corporales. De modo que, frente a la
naturaleza del cuerpo humano se sitúa la objetividad del artificio bioquímico y la indiferencia respecto al destino de la naturaleza contenida en ese cuerpo, de la que paradójicamente depende nuestra propia salud y bienestar biológico.

La profunda preocupación por la estabilidad se hace consciente para las ciencias médicas y para la tecnología.

Por siglos la posibilidad de estabilización efectiva de los desechos
de la construcción del orden artificial había desplazado la preocupación filosófica por las consecuencias de la artificialidad tecnológica del tratamiento médico; sin embargo, hoy esas posibilidades se han reducido a un mínimo, y resulta asombrosa la lista de efectos y secuelas secundarias de los tratamientos y métodos bio-químicos aplicados en la medicina contemporánea y que podemos leer, con cierto descaro e ignorancia frente a nuestra naturaleza, en las prescripciones y folletos que vienen envasadas desde las fábricas de productos farmacéuticos: incluso un simple tratamiento para el resfriado puede producir somnolencia prolongada.

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