Analisis pelicula cancion sin nombre
Enviado por Rikardo Puente • 25 de Noviembre de 2021 • Ensayo • 1.549 Palabras (7 Páginas) • 1.027 Visitas
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Actividad 3 – Análisis de obra cinematográfica
Ricardo Puente Acosta
Carrera: Ing. Industrial
Materia: Comunicación Escrita
Profesora: Lorena Josefina Solís Uvalle
Fecha: 25/Noviembre/2021
Torreón, Coahuila
Introducción
“Canción sin nombre narra la historia de una mujer a quien le roban una hija recién nacida y que, en consecuencia, emprende una búsqueda para obtener justicia. El film está ambientado en la ciudad de lima, Perú, en el año de 1988. Además de la mujer, Georgina, está presente una periodista, pedro, a quien la misma Georgina ha acudido para buscar a su hija. Aparecen también personajes secundarios como Leo, la pareja de la joven protagonista, Isa, un hombre cubano actor de teatro, una secretaria que trabaja para la periodista además de otros extras que tienen la función de enmarcar el film en un contexto social, de clase y político, la historia está inspirada en hechos reales que la directora recupera de las narraciones de su padre
“La trama es la siguiente: corre el año de 1988 en Perú bajo la presidencia de Alan García, quien ha declarado la aplicación de la ley marcial y todo lo que esto supone. Una primera secuencia nos introduce en el arduo clima social y político que abruma a los civiles. Desfilan exposiciones de fotografías en las que se revelan los malestares que son tan familiares para Latinoamérica: corrupción, inflación económica, pobreza extrema y el abuso de poder de las autoridades y las fuerzas policíacas. Los protagonistas son Georgina (Pamela Mendoza) y Pedro Campos (Tommy Párraga), dos personas de circunstancias y oficios distintos que se ven reunidas por un crimen: el hurto del recién nacido de Georgina en una clínica médica ilícita. La cinta es bastante explícita en el tono de denuncia de problemas sociales y políticos, pero lejos de convertirse en un ejercicio narrativo de defensa de las comunidades marginadas, es un retrato frío y honesto sobre la realidad latinoamericana, desafortunadamente vigente hasta la actualidad. En Canción sin nombre no hay héroes, no hay absoluciones, tampoco hay escenas de justicia que resulten catárticas. Si hay rendición de cuentas sucede como lo presenciamos: a partir de una nota en la televisión sobre los responsables implicados en el tráfico y venta de menores mientras ocurren otros tantos crímenes que no advertimos. Los aciertos de Canción sin nombre refieren al lenguaje visual que León configura, acompañada del director de fotografía Inti Briones. Después de una primera introducción que contextualiza al espectador en el clima social y político del Perú de los años ochenta, lo siguiente es una exposición de uno de los ritos realizados por la comunidad quechua: a manera de despedida, los amigos y familiares de Georgina y su marido han organizado una ceremonia tradicional para manifestar su apoyo y deseos de un viaje exitoso (Fotograma 1). Nada podría resultar más irónico que una primera secuencia cargada de optimismo para dar lugar a eventos trágicos y desafortunados que hacen mofa de los buenos deseos. El largometraje continúa con una escena que ilustra cariño y afecto entre los recién casados. La elección de estas secuencias es uno de los aspectos más fuertes de la obra de Melina León, ya que, acompañada una después de la otra, ejemplifican un contraste de intimidad y afecto en situaciones opuestas, como lo declara Peralta Rigaud (2020) en su propia reseña de la obra: “Ya en esta etapa, la película ha mostrado una gran elegancia en su puesta en escena: ha convocado dos intimidades, una ferviente, colectiva, la otra privada.
Hay que destacar que Canción sin nombre es una película que no menosprecia la inteligencia de su audiencia, esto se ilustra de manera exitosa gracias a un guion que confiere la exposición de situaciones y eventos a los elementos que forman parte del entorno en el que se desarrollan los personajes. Esta decisión narrativa, además de otorgarle autoridad a los personajes —ya que no se ven sometidos por los hechos que representan una parte importante tanto del mundo ficcional izado como de la realidad tangible—, es también un retrato auténtico que ilustra la manera en que las personas recibimos información, como lo es a partir de un anuncio que escuchamos en la radio, una nota de interés en el canal de las noticias o, para modernizar las cosas un poco, una publicación en alguna de nuestras redes sociales Mi apreciación es que estos elementos fortalecen las virtudes de la cinta en lugar de eclipsar las aportaciones de los propios actores. Canción sin nombre es una cinta bastante sutil en la exposición de los temas centrales que rodean a la obra. Destaca la presencia de una pieza literaria que, si bien no se discute a profundidad a lo largo de la cinta, ilustra temas esenciales que resuenan con las situaciones de los personajes. En un punto de la cinta, Pedro Campos, el periodista a cargo de la cobertura del caso de Georgina, se ve inmerso en una obra de Tennessee Williams, El zoo de cristal (esta obra retrata dualidades como el encierro y la libertad, la ilusión y la realidad, y, por último, la fragilidad. Las circunstancias que se entrelazan a lo largo de la trama fortalecen algunos de los temas a los que El zoo de cristal hace referencia: el encierro y la libertad se evidencian de forma explícita entre las secuencias que involucran la apatía tan propia de los procesos burocráticos, a la par que el tópico se consolida con la exposición de una escena en que Geo y Pedro son privados de su libertad a manos de las fuerzas policíacas. A su vez, la ilusión y la realidad se presentan de manera implícita en la construcción de escenas particulares, como lo es el momento del parto de Georgina y, consecuentemente, el momento en que le arrebatan a su hijo: la escena se nos muestra con una perspectiva desenfocada que refleja el estado mental de la propia Georgina. Es una escena construida a base de empatía y resonancia: nosotros también, confundidos al igual que Geo, experimentamos el hurto de un recién nacido y todo lo que podemos distinguir son meras siluetas amorfas. Pero probablemente el tema predominante a lo largo de ambas obras (novela y película) es la fragilidad. El título de la novela incorpora el término «cristal» para remitir a situaciones y personajes de suma vulnerabilidad, no es accidental la selección de esta obra para referir a la propia vulnerabilidad de los personajes, la cual se fortalece gracias a las interpretaciones de sus actores, particularmente la de Pamela Mendoza.
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