Andrea está sola
Enviado por Luciana Tomie • 18 de Mayo de 2017 • Documentos de Investigación • 5.987 Palabras (24 Páginas) • 353 Visitas
ANDREA, ESTÁ SOLA.
Kali Ojo de Tigre
Buenos Aires, 2016
Traducción Majo De La Cruz
ESCENA 1 – Estoy Sola
Canción para cortar cebolla.
Quiero el balcón de un edificio para tirarte o para prender un cigarrillo. Tragar unas dos veces para mantener las nubes que llevo en mis pulmones y, quizás, hacer con él. Que el tiempo pase por mí como un atropello de un domingo a la tarde o un lunes, que por el simple hecho de ser lunes ya me hace mal. Me aburro de contar ovejitas antes de acostarme y vos que nunca llegás. Ya me decidí, ¡voy a cocinar! Fritar dos huevos revueltos con tomate y zanahoria, comerlos con el pan que el diablo amasó, y usar la sal marina para que mi colesterol no se altere más. ¿Sabés? tengo fiaca. Unos chicos en la calle se ríen de cualquier cosa y me dan ganas de darles un cachetazo en la cara.
Tengo deseos un tanto peculiares. Me siento atraída por las bocas sin dientes y no explicativas. Creo que la boca es el hueco del infierno, del virgen el culo, del mundo su fin, del underground un coño tocando violoncelo al aire libre.
Te pido que no vengas, yo desisto. No quiero dejarte con muchas palabras. Yo, que tengo mercurio en virgo en la casa 7 y siempre fui minimalista en mi manera de hablar, no voy saber como pelear con vos y tendré que pasar todo un día pensando en las respuestas para darte. Ya me basta con estar sola. Dije, sola. Discutiendo y creando diálogos con las telarañas de cosas que no nos bancamos. Ya está. Ya no estamos... Es siempre un golpe de estado emocional, mi corazón no puede más. Todos los días son como 7 a 1, y yo todavía no puedo comprender cómo vos podés vivir sin mí. Yo sin mí misma no respiraría.
Tengo hambre. Creo que me voy hacer un café y comer pan asado con manteca hecha con los primeros rayos de sol de la vaca sueca Greta, para que mi cutis siga lindo y elástico.
(Me toma por sorpresa) ¿Hola? Sí. Estoy bien. En realidad muy bien, gracias. ¿Cómo? Querida, ya no sé... Pero imagino que está bien. También. Nené. ¿Sórrrry? Sí, esta bajo 7 manos de tierra comiendo hormigas. (Sonrisa) Me pongo mis lentes oscuros, encierro mi cara, elevo mi labio superior a la diagonal derecha. ¡Ay! mi belleza se agota mucho más rápido de lo que mi edad dice, especialmente cuando estoy delante de personas tan mediocres. Y ¿qué? Y que una lágrima siempre cae. Pero no de mi face beibi, no de mi face... Aún no se terminó.
ESCENA 2 – Soy una vencedora
Tema de dos para allá y dos para acá.
En un bar.
¿Por qué me hablás así? (Él gira la cara) ¿Qué pensás que soy? (Él tuerce su boca) ¿Pensás que soy un punto, que podés llegar a mi vida y ponerme al final de las frases cuando sentís que es necesario? Punto, esa es una referencia para alguien más, no para mí, janey!! Un punto es una cucaracha muerta en medio de un piso blanco. Punto es ¡este lunar sexy que tengo en mi meñique! (Él rasca su barba con su mano gruesa y deliciosa) ¡Yo no soy una mierda de punto! ¡Soy una exclamación! O quizás un punto y coma porque es chicqui. ¿Qué? Podés cambiar esa cara de interrogación porque ¡vos sabés muy bien de qué hablo yo! (Él me desdeña) ¡Estoy hablando con vos! ¡Calláte, forro! Necesito retocar mi labial grudelty fri. Sí, yo sé que es cruelty free. Prefiero quedarme linda a tener que gastar mi verbo en vos. (Él tira de mi brazo y deja las marcas de sus dedos. Mis senos, hartos, quedan a la altura de su mentón. Nuestra respiración de deseo sexual explícito se confunde con el aire. Nos besamos vorazmente como dos animales. Él quita mi campera como si desenrollara las palabras de mi boca. Mi lengua pasa por su cuello chupando todo su sudor mezclado con un perfume de farmacia. Abro mi cartera, busco un tarro de sal marina, pongo un poco en su oreja y la como. Él desliza su mano dentro de mi pollera. Yo beso su frente. Él me abraza y me habla algo en inglés que no comprendo, aun así me quedo con el clítoris duro, para arriba, a punto de bala. Yo meto la mano en su cabello y el gel se queda en mis dedos. Él acaricia mi pómulo con la punta de sus pestañas. Yo abro su camisa rallada, trago un botón y me asfixio. Él me tira contra la pared. Golpeo mi cabeza en el mostrador y algunos volantes de promo 2x1 de pizza Laighity caen encima mío. Él se va)
Y yo... No tengo mucho tiempo para quedarme aquí, toda la gente está mirándome. Nadie en el salón me ayuda. Me importa un pedo porque no necesito de la ayuda de nadie. Incluso cuando nací, yo misma agarré las tijeras de la mano de la enfermera y yo misma corté el cordón umbilical. ¿Más independiente y autónoma que yo? Nadie. No va a ser este espermatozoide desubicado quien me hará sentir el frío de un suelo de bar. Frío acá solamente mi corazón que es una piedra de hielo adentro de una caipiriña. Guardo un flyer de pizza Laighity en mi cartera, porque nunca comí esa pizza y me gustaría probarla. Miro a la gente con cara de asco. Una de las cosas que aprendi en la vida es que cuando una está en una situación desagradable es mejor ladrar antes de que te muerdan. ¡Yo no soy un goce nocturno! ¡Nunca! ¡Yo soy una exclamación! ¿Me escuchan? ¡Una exclamación! (Agarro de mi cartera los guantes de cuero, la tarjeta sube y me voy. Golpeo la puerta del bar. Por encima de mí ¡sólo los lunes! Camino un par de cuadras y doblo en una esquina. Escucho el mismo tema que sonaba en el bar y me parece que ese tipo de canción está de moda. Apoyo mi cabeza en un poste, respiro profundamente, arrugo mi frente y miro la nada por dos segundos cuando veo que el colectivo que está llegando, por suerte, es el mío. Salgo corriendo atrás del colectivo saludando con mi cartera al aire. Gracias a Dios, él para en el semáforo rojo y yo puedo subir. Subo al colectivo con una certeza: soy una vencedora. Sí, eso es un hecho. Y no soy cualquier tipo de vencedora. ¡Soy una vencedora con exclamación! No puedo dejarme caer por cualquiera. Me siento en la silla preferencial, abro la ventana y… ¿A qué punto llegamos, cariño? ¿A qué punto?
ESCENA 3 – Dulces memorias
Cae la lluvia y las calles se alargan. En días como estos mi única voluntad es preparar algo en la cocina y pasar la escoba en casa. Entre papeles viejos, polvo arriba de la televisión y ropa arrugada, encuentro en el sillón una carta tuya. Hace tanto tiempo que no sé de vos. No es que eso me haga mucha diferencia. Ok, en realidad sí. Cuando vi tu letra, con las correcciones gramaticales que hice por arriba, mi corazón saltó hasta la punta de mis dedos. Sonrisa. Recordé algunos de nuestros momentos y la nostalgia me golpeó. Tengo un buen corazón y espero que vos estés bien superando mi ausencia. (Sonrisa) Como soy vintaigi desarrugo la carta y saco un pedazo de chocolate medio amargo que estaba pegado. ¡Calma! Voy poner una canción. (Sonrisa) En esa fracción de instante me acuerdo de tu romanticismo barato y cómo me hacías reír con tus jodas sarcásticas e irónicas y después me rematabas a besos.
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