Banda sonora La lista de Schlinder

Quien ha visto en algún momento de su vida La lista de Schindler, sabrá afirmar que cuando se habla de la música de ésta película, se está hablando de algo más que de la composición de una simple banda sonora.

Basada en el libro homónimo de Thomas Keneally, bajo el nombre de El arca de Schindler, y dirigida por Steven Spielberg, la película narra la historia de Oskar Schindler, un hombre de negocios católico checo quien salvó la vida de más de un millar de judíos polacos durante el Holocausto. El nombre de esta película yace precisamente a la lista de los nombres de 1100 judíos a los que Schindler contrató para trabajar en su fábrica evitando que fuesen enviados a los campos de concentración.

Steven Spielberg sorprendió tanto a la crítica como al público con su particular puesta en escena del reconocido best seller. La decisión de llevar la película a la pantalla grande en blanco y negro y de cómo un director del género fantástico sabría transmitir lo trágico que fue el Holocausto, fueron algunas de las dudas generadas ante el estreno de esta película. Sin embargo, el resultado fue un filme que es considerado como una de las obras maestras del siglo XX, no solo por su dirección, fotografía o interpretación, sino por cómo se puede considerar a un personaje adicional: la música compuesta por John Williams.

Habiendo ya colaborado antes con este director en películas como ET, el extraterrestre (1983), Tiburón (1975) y en otras filmografías como la saga de Star Wars (George Lucas, 1977), el compositor John Williams dio vida a una destacada partitura basada principalmente de melancólicos violines, además de instrumentos de viento y coros, lo cual ayudó a crear una atmósfera de tragedia y le otorgó su quinto y último Óscar hasta el momento.

La banda sonora de La lista de Schindler, es la muestra de una devastadora, impecable y bellísima composición original. Es densa, profunda y coherente, además de ser creativa y aportar mayor dimensión a las imágenes, mayor sensibilidad. Y es que la incorporación de cada pieza a lo largo de la película, encaja perfectamente con las imágenes mostradas, potenciando la alegría o el dramatismo, dependiendo de cada escena. La música resulta intimista y tremendamente emotiva, transmitiendo una infinita tristeza. El resultado: una muestra del propio dolor e impotencia de Williams ante la realidad que nos plasma el film.

Sin embargo, lo que convierte a esta banda sonora como la mejor composición original del siglo pasado, para muchos, es la sencillez que la caracteriza. Una sencillez que expresa lo duro que fue esta etapa de nuestra historia, por más contradictorio que suene. No obstante, esto no sería posible sin un buen intérprete, tal y como lo fue Itzhak Perlman, uno de los mejores del mundo en su oficio. Su nacionalidad judía, determina un gran peso emocional que se ve reflejado a través de su prodigioso violín. La fusión del talento de Perlman con la composición de Williams, nos da muestra de una obra ciertamente estremecedora que personifica la tristeza de nuestra alma.

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