Dispersador

Mi primera pregunta es: ¿Cómo nos comunicamos con los demás? Y bueno desde el principio de los tiempos el afán de todo ser vivo ha sido comunicarse con sus iguales y con el entorno que le rodea mediante signos, colores, formas, gestos, acciones y, obviamente, sonidos.

Siempre vemos el mismo esquema referente al cómo se debería producir el proceso de comunicación entre dos personas: En un determinado contexto, un emisor manda un mensaje a un receptor mediante un canal y con un código tal que el segundo de ellos entienda a la perfección lo transmitido.

Esto es lo que debería de ser; dos individuos interactuando en un mismo contexto, un mismo lugar que los enmarca y acerca, pero....es solo lo que debería de pasar, unos, en un contexto, informan a otros que se encuentran en otro distinto y aunque los receptores no tengan opción (al menos fácil), de transmitir sus ideas a los emisores, aún así a esto es lo que conocemos como comunicación.

Cuando nos comunicamos existe un proceso por el que conseguir comunicarse puede considerarse casi un milagro, antes no me daba cuenta de esto, pero siento que tiene mucha razón Francisco Bravo que por cierto me parece muy buena la forma en que plantea las situaciones, pues casi podría decirse que la comunicación, tal y como la entendemos y conocemos todos ahora, es una gran mentira. Entonces también deberíamos de saber que existe la mala comunicación.

“(…) La estructura del lenguaje humano que usamos no siempre corresponde a la estructura del mundo exterior que está más allá de nuestras mentes.“ Alfred Korsibski.

Con estructura se refieren al pensamiento, pero para comunicarnos debemos convertirlo en palabras aunque a veces exista conflicto, pues no siempre decimos lo que pensamos.

Aunque creamos que la comunicación es un proceso fácil, va más allá de lo que sabemos, y y que solo son palabras, pues solo nos referimos al exterior, una vez que las palabras salen, pero ¿De dónde vienen esas palabras?

Antes de hablar, las palabras vienen del lenguaje de nuestra mente, cuando hacemos diálogos internos, pues nuestra naturaleza está en dialogar con nosotros mismos la mayor parte del tiempo, y no es que estemos locos, simplemente esa es nuestra naturaleza.

Para decir que nos comunicamos, debemos hacer un adecuado manejo de estos diálogos internos, pues no siempre las palabras que sacamos al exterior, reflejan la realidad de nuestro pensamiento como ya dije.

Nunca imagine que despiertos, podemos tener alrededor de 5000 diálogos internos diferentes, pero que solo el 5%, sacamos en palabras. El otro 95% se queda en mi mente, cuando por ejemplo, en la escuela, la maestra pregunta algo, y yo en mi mente tengo la respuesta, no la digo, por miedo a equivocarme, o cuando me guardo ideas que en su momento me parecen absurdas, pero mucho más importante, perdemos comunicación con nuestros seres queridos, cuando no manifestamos palabra de cariño y amor, y simplemente nos las guardamos. Por eso sé que no se comunicarme. Desde hace mucho es así, desde que para decir una “verdad”, tenía que ser palabras apoyadas por famosos científicos, y de no ser así, nos mandaban directo a la hoguera, aunque ahora esa hoguera es el ridículo.

Es como el ejemplo que nos plantea Bravo, del hombre que tenía una fábrica a punto de quebrar, despidió a algunos, y hablo con los que quedaban para

...